Aglomoco

Bienvenidos al torcido mundo de mi creación, Aglomoco ¡Recuerden! Comentad o les arrancaré el higado!

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Location: Río Bueno, X región, Chile

La historia se ha escrito con sangre y a punta de espada. A mi siempre me a interesado la historia, siendo una de mis grandes pasiones, pero como la historia esta cargada de guerras, revueltas, revoluciones e invasiones, empezé a buscar saber más sobre las guerras y batallas. De esa manera, actualmente, soy un apasionado de la historia belica, así tambien de sus armas y fortificaciones. Aparte de ello, me interesan los juegos de rol, que aunque nunca he jugado ninguno, soy el master de uno inventado (bastante informal, pero a fin de cuentas, poco me importa y a los que lo juegan). Este juego de rol, ya va funcionando desde 10 años más o menos, y en su momento pick, tuvo 70 personas, cosa que por ridicula que sea me enorgullese. Por ahora, estudio, si así se le puede llamar a lo poco que hago con respecto al colegio. "Incursores Kanovs" es una novela que estoy escribiendo, se puede considerar como una tipica historia de estilo "espadas y brujeria", pero relativo a mi juego y mi mundo, Aiers o Aglomoco, como prefieran mencionarlo. "Guerra de Fronteras" es mi primera novela gráfica y trata principalmente de la vida y campaña en el crucero de Nortenz "Skadi"

Tuesday, December 19, 2006

Incursores Kanovs, Cap 8.Part 1 "Bierteno"

Bierteno

Un pájaro salió volando imprevistamente a la amplia bóveda celeste, por sobre los árboles que cubrían el horizonte. Por unos instantes, el silenció recorrió la enorme he infinita selva de Bierteno, interrumpida por un repentino torrente de insultos y maldiciones. Abajo, muy abajo, en medio del suelo del bosque, un corpulento y enorme Kanov trataba de liberarse de unas enredaderas y lianas con las que se había enredado, lanzando machetazos a diestra y siniestra, enfurecido.

Se detuvo un momento, para luego continuar lanzando un rugido y una nueva serie de maldiciones, antes de continuar con su frenético trabajo, cuando se acercaron dos sombras. Una de ellas murmuró un insulto, y con la mandíbula apretada, intentando silenciar su voz y su enojo le dijo:

-cállate idiota, o todo el maldito mundo sabrá que estamos aquí, maldito Gorck-

Gorck miró entonces a la sombra, reconociendo a Karp y Zgash. Lanzó un escupitajo al suelo, y mirando con furia a Karp gritó con toda su fuerza

-¡¡Y que demonios importa, carajo!!!¡¡¡Quien me escuchará en este maldito trozo de tierra perdida en ningún maldito lugar!!!¡Acá nada vive, ni nada muere!-

Gorck continuaba gritando a voz de cuello, mientras Karp, con una mirada asesina intentaba contenerse de estallar en gritos y lo intentaba hacer callar en silencio, pero sin dejar por ello de ser prodigo en insultos a Gorck. Mientras esto sucedía, Zgash cortaba con un cuchillo de monte las lianas y enredaderas que tenían preso a Gorck, que una vez libre, finalmente se calló y se dejo caer en el suelo. Con voz apagada, mientras intentaba recuperar el aliento perdido mientras intentaba liberarse y la discusión con Karp, preguntó entonces donde se encontraban los demás.

-Más adelante, esperándonos con los Kazaak- respondió Karp, satisfecho de haber logrado que Gorck se callara.- Nos dimos cuenta que faltabas y empezamos a volver a buscarte con Zgash cuando tu voz y tu refinado vocabulario atrajo la atención de todo el bosque a ti-

Gorck, enojado por el tono tomado por Karp de maestro reprimiendo a un aprendiz iba a empezar a insultarlo, cuando una flecha pasó silbando entre ambos Kanovs, yendo a clavarse en un árbol a centímetros de distancia de la cabeza de ambos Kanovs. Karp y Gorck se miraron un momento, atónitos, mientras Zgash, que había permanecido en silencio junto a su señor durante la discusión se movió rápidamente, arrancó la flecha clavada en el árbol y la puso en su propio arco, que tensó e inmediatamente se adentró en la selva, en búsqueda del agresor.

Cuando finalmente Gorck y Karp reaccionaron y desenvainaron sus espadas he intentaban ver de donde vino el ataque, unos arbustos se movieron, pero de ellos no salió una amenaza, sino Zgash, portando en la espalda su propio arco y el machete al cinto, mientras que cargaba un pequeño carcaj lleno de flechas y un burdo cuchillo de monte. Dejo caer ambas cosas, inspeccionó un pequeño arco que también había traído y lo tiro al suelo después.

-¿y? – inquirieron los Kanovs, sorprendidos por la rapidez de Zgash.

-Amo, tan solo era un cazador duende solitario, pero el asunto esta listo…pero creo que sería prudente alejarse de aquí antes que vengan más visitas indeseadas.-

Zgash se quedó en posición de firme, esperando la orden de su amo. Karp y Zgash se miraron de reojo

-Realmente este esta en su medio, ¿eh?-

-Ajá- respondió únicamente Gorck. Karp partió entonces, seguido por Gorck. Zgash se puso rápidamente al frente del grupo tras recoger el cuchillo y el carcaj con las flechas, ignorando el arco, tras lo cual empezó a guiar a los Kanovs. Caminaron lenta y cansadamente por las huellas dejadas por los demás. Gorck y Karp murmuraban una conversación, mientras Zgash pensaba que era abrumante la cantidad de huellas dejadas por los kanovs y el resto del grupo al frente, que encontraron después de unos minutos.

El grupo se encontraba descansando, tendidos o echados a los pies de los árboles, mientras los Kazaak pastaban tranquilamente.

Mientras Karp y Gorck se unían al grupo y bebían un trago de agua, Zgash volvía sobre sus pasos a tapar los rastros, para hacer más difícil el posible rastreo.

Después de un rato llegó nuevamente y le dijo a Karp:

-Amo, sería bueno avanzar y buscar un refugio antes que caiga la noche, pues uno nunca sabe que clase de criaturas harán su aparición con la oscuridad.-

Karp asintió y el grupo partió, pero entonces Gorck empezó a hablar fuertemente, pues el alegaba que nadie había elegido a Karp como líder del grupo como para que escogiera todas las decisiones. Karp lo miró y dijo:

-¿Quién quiere ser líder? Que alce la mano…-nadie hizo ni un gesto- ¿Quién quiere que Gorck sea el líder? – Nuevamente nadie levantó una mano- Entonces…¿Quién vota a favor de que yo dirija el grupo?-

Al decir esto, levantaron la mano todos, excepto Gorck. Karp lo miró con una sonrisa triunfante, sin decirle nada, antes de seguir el camino que ya había sido reemprendido por Zgash. La selva cerrada impedía el caminar sin dificultad y la vegetación y mosquitos eran una molestia continua.

Cuando finalmente cayó la noche, se encontraban exhaustos. El refugio hallado por Zgash tras una larga búsqueda era una caverna cubierta de excremento de murciélago, que se encontraba al borde de una quebrada. Agotados por la marcha del día, intentaron dormir, pero el sucio ambiente y la ruidosa selva impedían conciliar el sueño, por más que lo intentaban.

Karp, después de intentar dormir por más de una hora, al borde de un colapso nervioso por el ruido de todas alimañas de la selva, lanzó repentinamente un rugido, que hizo callar momentáneamente a la selva.

Flick y Kag se levantaron y se acercaron a Karp, para intentar calmarlo.

-¿Cómo llegamos a esta selva infernal?-se preguntó en voz alta Karp, mientras mecía la cabeza y se tiraba la barba.

Desde la batalla en el Yermo, ya había pasado muchos días. Tras la batalla, el grupo de Karp había huido intentando volver a Kanovait a trabes del Yermo, yendo en línea recta al norte, pero siempre eran perseguidos por fuerzas enemigas, que perseguían de manera incansable a los prófugos. Ante tal presión, decidieron avanzar tan solo por la noche, pegándose al suelo de día, para intentar no destacar en la planicie infinita, siempre teniendo cuidado de ocultar sus rastros, habían logrado eludir a sus perseguidores, pero el avance era más lento.

-¡Malditos! ¿Qué no tienen otra cosa que hacer fuera de seguirnos?- masculló Gorck, mientras miraba tendido en el suelo junto a Karp un grupo de 40 jinetes a la distancia, cabalgando a toda velocidad por el Yermo. Cogió una bota de vino y le dio un último trago, antes de arrojarla lejos de sí, completamente vacía.

-Esa era la última bota de vino… Ahora solo nos queda agua, y poca… hay que racionarla bien, y cuando encontremos un pozo tendremos que llenar todos los recipientes con agua, pues uno nunca sabe cuando lo podrá hacer de nuevo- le dijo Karp

Gorck gruñó entonces y fue arrastrándose, sin levantarse en ningún momento, a buscar la bota y traerla de regreso. Cuando ya empezaba a caer la noche, montaron los Kazaak y prosiguieron al norte durante toda la noche, y con las primeras luces del alba nuevamente se detuvieron, en una pequeña quebrada, donde alguna vez corría un riachuelo, pero que estaba completamente seco.

-hey, Kag, por lo menos acá no tendremos que estar echados todo el día- le dijo Sga a su hermano, mientras descargaba al Kazaak.

Se pusieron a dormir entonces, después de comer un poco de carne seca, pan duro y un par de sorbos de agua. Karp entonces, con la garganta seca y el sol brillando, no lograba dormir. Mientras intentaba conciliar el sueño, con ambos ojos cerrados y el molesto sol escuchó a lo lejos, o creyó hacerlo, el relincho de un caballo. Rápidamente se levantó y cogió su hacha de combate, pero no volvió a escuchar nada. Se iba a volver a intentar dormir, cuando se dio cuenta de que Zgash también estaba despierto, y con el arco preparado.

-¿escuchaste?- pregunto en voz baja. Zgash asintió con la cabeza, y empezaron a despertar a todos, silenciosamente. Estaban preparándose en silencio, cuando aparecieron desde ambas simas de la quebrada un grupo de soldados humanos, con sus armas listas, pero ellos creían que iban a sorprender a los Kanovs, pero ya estaban despiertos y listos.

Rodeados y con el factor terreno en contra, se aprestaron a combatir, mientras el capitán de los humanos, que había esperado poder acabarlos mientras dormían, decidió conminarlos a rendirse.

-¡Ríndanse! ¡No tienen ninguna oportunidad! Están rodeados por completo y son infinitamente menores numéricamente!

Karp miró a Gorck y le dijo:

-como que no recordáramos que en la anterior batalla pasaron a todos los heridos a filo de cuchillo… ¿acaso estos creen que olvidamos eso? Nos rindamos o no, estamos muertos-

-A si que mejor morir peleando- respondió Gorck, con una mirada asesina, mientras sostenía con ambas manos su hacha de combate. El capitán humano, después de esperar un rato la respuesta de esos bárbaros atrapados en aquella ratonera, decidió que ya fue demasiado el tiempo y ordenó a cargar a sus tropas.

Karp, Gorck y sus guerreros, arrimados en el fondo de la quebrada se aprestaron a rechazar al enemigo. A pesar del cansancio de la continua huída y la falta de suficiente agua y comida, ofrecieron una recia resistencia. Zgash rápidamente vació su carcaj de flechas, mientras que los otros hacían retroceder a los humanos a hachazos y mandobles.

Karp, blandiendo su pesada hacha a diestra y siniestra, peleaba espalda con espalda con Gorck, sabiendo que de esa manera tendrían más posibilidades al estar por completo rodeados. Los humanos varias veces atacaron a ambos veteranos guerreros, pero estos eran demasiado hábiles y rápidos, y de un hachazo hendían escudos, cascos y cabezas, por lo que descorazonados, decidieron dejar de intentar atacarlos, yéndose por blancos más fáciles.

Los gemelos, imitaron rápidamente a Karp y Gorck, al igual que Flick , que cargaba a Wil en la mochila, y Zgash mientras que los guerreros de Gorck, en vez de pelear apoyándose entre sí peleaban por su cuenta, valientemente, pero siendo blancos más fáciles, por lo que fueron cayendo uno a uno. Zgash, una vez que había acabado las flechas peleaba con un machete cubriendo a Flick, pero los soldados humanos, una vez que se hubieron desecho de los guerreros de Gorck creyeron encontrar en Flick un endeble muchacho, por lo que concentraron su atención en el. Flick, peleaba alanceando sin poder herir a nadie, asediado por cuatro soldados, justo en un momento en que Zgash intentaba desembarazarse de dos soldados. Desesperado, intentó clavarle la lanza en el pecho a un arisco soldado, pero este esquivó su golpe fácilmente y mientras Flick intentaba recuperar el equilibrio lo golpeó en la cara con su escudo, mandando a Flick al suelo dando tumbos. Antes que se pudiera reincorporar, el soldado le lanzó una patada en la cara, y se preparó a acuchillarlo con la espada, cuando Wil saltó repentinamente de la mochila de Flick. Los humanos miraron perplejos por un momento a esta criatura, pero Wil dio un nuevo salto, lanzándose a la cara del soldado que había herido a Flick, mordiéndolo, arañándolo y pateándolo al mismo tiempo. Los otros, atónitos, se olvidaron por el momento de Flick he intentaron ayudar a su compañero, momento aprovechado por Flick para levantarse, desenvainar su cuchillo y lanzarse sobre los enemigos, enzarzándose en un combate cuerpo a cuerpo con otro soldado, pero este, más experimentado se deshizo de él lanzándole un codazo, que de nuevo mandó a Flick a tierra, pero Zgash ya se había desembarazado de los soldados que lo atacaban y ayudó a Flick y Wil, matando rápidamente a los agresores.

Los soldados humanos, cansados y desmoralizados por la resistencia opuesta y las bajas en lo que esperaban un combate fácil, empezaron a intentar huir, escalando por los bordes de la quebrada, perseguidos por un momento por Karp, Gorck, Kag y Sga, que lanzaban desgarradores y atemorizantes gritos de guerra, haciendo que huyeran en pánico. Los Kanovs detuvieron la persecución antes de iniciarla, pues sabían que rápidamente el capitán reagruparía a sus soldados para un nuevo ataque, aunque fuera a punta de espada y látigo, por lo que aprovecharon para reagruparse y arrimar sus escudos, para formar una defensa de erizo. Como habían supuesto, los soldados humanos se lanzaban nuevamente al ataque, instigados por su capitán, pero antes de bajar por la quebrada, un grupo de arqueros y ballesteros dispararon una ronda de flechas. Los kanovs, arrimados con sus escudos, lograron cubrirse, pero no del todo. Flick recibió un perno de ballesta en el muslo, mientras que Karp recibió uno en las costillas, pero la cota de malla sirvió para amortiguar el golpe. Kag en tanto recibió un flechazo en la mano, dejándosela inutilizada. Los humanos, nuevamente seguros de si mismo, se lanzaron entonces al cuerpo a cuerpo, pero la resistencia, a pesar de las heridas, fue demasiada para ellos, que nuevamente tuvieron que retroceder, dejando en el campo aún más muertos. Intentaron el ataque varias veces, sin lograr quebrar la defensa. En un ataque, el capitán humano, cansado de la mediocridad de sus tropas dirigió él mismo el ataque, encontrándose frente a frente con Karp. El capitán humano llevaba una cota de malla con un sobreveste rojo, con un torreón de plata, lo que quería decir que pertenecía a la Orden Sargonica, llevando como arma una espada de mandoble. Karp, para enfrentarse a él se salió un momento del grupo, abalanzándose y lanzando un feroz grito de guerra. El Humano esquivó el primer golpe de Karp he intentó rebanarle la cabeza, pero Karp detuvo el golpe con su hacha. Retrocedieron un par de pasos, mientras el resto de soldados observaba. El capitán intentó una finta, pero Karp supo detenerla. El capitán intentó varios golpes más, que fueron bloqueados por Karp, pero de repente logró clavarle la espada en el hombro a Karp, a pesar de la cota de malla. Karp, con la espada aún clavada en su carne reaccionó en un instante, le lanzó una patada en la rodilla al capitán, quebrándosela, aprovechando que este intentaba recuperar su espada, y antes que cayera, le cercenó una pierna con un rápido movimiento de hacha, y una vez que el humano cayó en el suelo, lo remató con un hachazo en la cabeza. Los humanos, atónitos, se retiraron nuevamente, al ver muerto a su líder. Esta vez, los humanos tardaron más en volver al ataque, y ya oscurecía, por lo que los Kanovs montaron rápida y silenciosamente y dejaron la quebrada, donde yacían los seis guerreros de Gorck y más de 30 soldados sargonicos.

Intentaron enfilar nuevamente al norte, pero habían numerosas patrullas enemigas. Finalmente, en un alto que hicieron para curarse las heridas, Karp resopló y preguntó

-¿alguna sugerencia por donde ir para llegar a casa?-

En la oscuridad de la noche, cada uno pensó en algún plan, pero en verdad ni siquiera sabían donde estaban y donde estaba Kanovait, fuera de que se hallaba al norte. Después de un largo silencio, Zgash carraspeó levemente y dijo:

-será una vuelta larga, pero ¿Y si vamos a través del bosque de Nubla? Desde ahí pudiéramos hallar el camino del bosque de los Anutkians y después pasar por las estepas K’nir y alcanzar así Kanovait.

Karp y Gorck se quedaron pensativos un momento. Ninguno de los dos conocía personalmente Nubla, pero por los rumores no parecía buena idea atravesar aquellas tierras.

-Dijiste algo de un camino…-inquirió Karp

-¿el camino del Bosque, amo?- preguntó Zgash

-Si, ese… ¿es seguro y fácil de transitar?-

-Antes no, era solo una senda difícil de seguir y peligrosa, pero la nueva administración Anutkian estableció puestos cada 25 kilómetros y arregló y ensanchó el camino, y ahora es una ruta segura y la normal de los comerciantes-

Ante esta noticia, Karp y Gorck se decidieron, pues cruzar por una carretera bien cuidada y transitada no es lo mismo que cruzar por tierras ignotas.

-¿y como llegamos a la carretera?- Preguntó Gorck

Zgash, ya seguro de la aprobación de su idea, indico que debían avanzar al sureste, alcanzar Nubla y, después de un corto trayecto por la selva alcanzarían el camino.

-Por lo menos tenemos ahora agua y comida- respondió Flick.

-¿Ah?- Karp había olvidado su pregunta.

Se echaron entonces en el suelo, cansados y con ojos somnolientos. Finalmente, el sueño pudo más que todas las alimañas de la selva juntos, y conciliaron el sueño.

Solo Flick se mantenía despierto, dandole unas ramas verdes de comer a Wil, que este, aunque daba claras muestras de asquearse profundamente por el alimento, tragaba sin chistar. Wil, una vez alimentado, empezó a gruñir y a gorgotear, exigiendo más comida.

Flick lo miró con el ceño fruncido.

-¿Qué nunca te llenas tú acaso?- Wil, seguía haciendo ruido, y al no recibir más comida, empezó a rebuscar por la caverna, internándose en la oscuridad. Flick lo intentó seguir, pero apenas dio un par de pasos, se dio por vencido. Aún cojeaba por la herida causada por la flecha, y aún tenía marcados los moretones y golpes recibidos en la batalla. Llamó con voz baja a Wil, que no regresaba del fondo de la caverna. Revisó entonces los vendajes, y vio aliviado que la herida estaba limpia. En eso volvió Wil, con la pata de un murciélago saliendo por la boca. Antes que Flick dijera nada, Wil ya se la había tragado. Wil, una vez comido, se hizo un ovillo y durmió en el sucio suelo. Flick intentó dormirse, pero entonces escuchó un leve ruido, ajeno a la selva. Hizo un esfuerzo por agudizar el oído y escuchar por sobre los ronquidos de sus compañeros, cuando Wil, que se había despertado empezó a rodar por el suelo sucio con excremento de murciélago, chillando de felicidad. Flick, enfurecido, le dio un golpe en la cabeza, haciéndolo callar. Entonces Flick escucho atentamente. Primero débil, y después más fuerte y nítido, se escuchaba el tronar de unos tambores. Rápidamente fue entonces a despertar a Karp, que dormía ya profundamente.

Primero lo meció suavemente, sin resultado alguno. Intentó entonces moverlo violentamente, pero nada. Perdiendo la paciencia, intentó tres veces más agitando cada vez más fuertemente, sin resultados.

Fuera de sí, lanzó una patada a su amo en las costillas, sin despertarlo. Susurró entonces para sí:

-¿Cómo demonios puede tener un sueño tan pesado?-

Karp se quejó levemente y se dio vuelta, dándole la espalda, mientras decía.

-Maldición, cállate de una vez que me despertaste.-

Flick quedó un momento pasmado, pero antes que Karp se volviera a dormir le pidió que escuchara atentamente. Karp lo miró, pensando que este idiota vaya a saber los dioses que quiere que me despierta, pero aún así escuchó. Después de un rato de atención, Karp dijo:

-No escucho nada. Duérmete muchacho-

Entonces escuchó los tambores. Lanzó entonces una mirada inquisitiva a Flick.

-¿y eso?-

-Ni idea-

Escucharon entonces ambos, en silencio.

-Parecen tambores de guerra- sentenció finalmente Karp

-¿serán Kanovs?-

Karp se alzó de hombros

-Tal vez sean otro grupo de los que se retiraron de la batalla-

-No creo- dijo una voz detrás de ellos.

Sorprendidos, se dieron vuelta y vieron que ahí se hallaba Zgash.

-¿Y tu cuando te despertaste?- preguntó Flick, aún sorprendido -¿y por que no pueden ser Kanovs?

-Pues, si uno huye del enemigo, no lo llama de esa manera.-

Karp se quedo un momento en silencio, pensando. Después de un momento, se incorporó del suelo y se desplazó por la oscura caverna en silencio, despertando a Gorck con una patada en el vientre. Gorck, despertado bruscamente, emprendió a gritos he insultos, pero Karp lo hizo callar y discutieron un momento entre los dos, y después Karp volvió con Zgash y Flick.

-Vamos a averiguar quienes hacen ese ruido, ¿comprendido?-

-No creo que sea una buena idea amo-

-No importa, mejor probar y ver que quedarse con la duda.-

Zgash se quejó un momento, pero sabía que mucho no importaría lo que dijera, por lo que solo dijo:

-Pero señor, por lo menos esperemos la luz del día.-

Karp accedió. Los tambores callaron después de unos minutos. Esperaron el día, unos despiertos y otros durmiendo. Cuando finalmente llegaron las primeras luces del alba

Se alistaron a partir para averiguar de donde provenía el ruido de los tambores de la noche. Por concejo de Zgash, decidieron dejar los Kazaak y los enceres a cargo de los gemelos y Wil, mientras que irían a los demás a investigar.

-Si encontramos algo, los iremos a buscar- dijo Flick a los gemelos y Wil. Los gemelos estaban fastidiados, pues ellos eran de la opinión que el que se debería quedar era el muchacho humano, y no dos “grandes guerreros Kanovs” a cuidar como pastaban los Kazaak. Wil, mientras, miró con el ceño fruncido a Flick. Flick le palmoteó la cabeza y le repitió que volvería a buscarlo, sin que Wil mostrara un asomo de haber comprendido. Lo repitió otra vez, y creyendo que había entendido el rasgo intentó partir, pero Wil se aferró a su pie. Resopló y le dijo al rasgo que se quedara por enésima vez. Wil lo miró un momento, cuando la luz del entendimiento pareció tocarle. Se soltó de la pierna de Wil, pero entonces se puso a gimotear y hacer gorgoritos, mientras rodaba otra vez por el suelo. Flick intentó entonces seguir a los demás, que ya habían partido, cuando se dio cuenta de que Wil lo seguía. Ya sin paciencia, cogió a Wil por los hombros y le gritó:

-Yo-voy-tu-te-quedas-yo-vuelvo-¿entiendes-tu?-

Wil al parecer no le entendió absolutamente nada, pero por el tono empleado decidió quedarse, yendo a esconderse detrás de los gemelos. Rápidamente Flick, libre de la molestia de Wil, apuro el paso, al tiempo que pensaba aliviado que ya podía caminar solo con una leve cojera por el ballestazo. Alcanzó un tanto dificultosamente a los demás, que seguían avanzando.

Caminar por la densa vegetación era una tarea ardua. Las pesadas botas de los Kanovs y Flick se hundían en el fango, quedándose a veces por completo empantanadas. Más de una vez, a alguien se le salió una bota, y con juramentos y dificultades lograba sacarla.

-Esta selva endemoniada se pone cada vez peor- farfulló Karp, mientras sostenía en una mano la bota completamente embarrada. Además de eso, las ramas y lianas los enredaban y tenían que abrirse paso a machetazos, tropezando continuamente. Después de un rato, Gorck, Karp y Flick estaban por completo embarrados, mientras que Zgash, que andaba sin calzado alguno no tenía tantos problemas y se movía con maestría por entre la vegetación, dejándola casi intacta y sin marcas de que hubiera pasado por ahí. Después de un rato, Zgash se detuvo y les dijo como concejo que mejor se sacaran las botas y anduvieran descalzos como él para tener menos problemas. Karp, que se calzaba nuevamente una bota dijo que no abandonaría nunca sus botas.

-Maldición, que estas botas son de fina confección- murmuro.

Gorck se río y le dijo:

-¿Qué tienen de finas? Son iguales a las de todos-

Karp le lanzó una feroz mirada.

-Pues la hizo mi mujer….¿tienes un problema?-

Flick se contuvo de la risa, pero Gorck estalló en carcajadas. Se volvieron a poner en movimiento, rehusándose a quitarse las botas, pero después de un par de minutos, Karp lanzó una maldición, después de que nuevamente se le hundió la bota en el barro y quedo atrapada, pero esta vez no la pudo recuperar. Maldiciendo en voz baja, con ambos brazos metidos en el lodo, buscaba infructuosamente. Después de eso, siguieron el concejo de Zgash y se descalzaron, dándole las botas a Flick para que las llevase. Después de ello, avanzar fue más fácil, pero surgió un nuevo problema. Zgash se detuvo un momento y, después de cavilar un rato, declaro que no sabía adonde había que ir ahora.

Miraron en torno de si en la selva, entonces Karp dijo…

-Creo que era al norte de donde venía el ruido-

-No, te equivocas, era al sur-

Karp subió el tono de voz entonces.

-Al norte era- aseguró entonces- al sur no hay nada más que bosque-

-No, era al sur, si seguimos tu camino seguro que terminamos dando tumbos por la selva-

Empezaron a discutir ambos kanovs, subiendo el tono de voz gradualmente hasta gritar a voz de cuello. Zgash y Flick intentaron hacerlos callar, inútilmente.

Gorck, perdiendo la paciencia, le lanzó un feroz puñetazo a la cara de Karp, que hizo trastabillar a Karp, que retrocedió un par de pasos. A pesar del golpe de improviso, se mantuvo de pie y alzó la mirada. Un profundo corte en la ceja sangraba, bañándole toda la cara. Le lanzó entonces una mirada asesina a Gorck.

-¿con que esas tenemos?- arrojó lejos de si sus armas y se sacó de un manotazo el casco.- entonces hagámoslo como es debido- se plantó entonces firme en el suelo, frente a Gorck. Eso era un reto, una pelea de aguante.

-Al juicio de los dioses- dijo Karp

Gorck entonces tan bien se desarmó, arrojando su hacha y su machete contra un tronco de árbol, donde se clavaron profundamente.

-Pega primero- gritó Karp.

Gorck, parado frente a él, puso toda su fuerza en su puño, y le lanzó un colosal puñetazo en la mandíbula a Karp, que ni intento cubrirse ni evadir el golpe. Escupió después del golpe sangre, se pasó el brazo por la cara, para limpiarse un poco la sangre que manaba de su ceja y le dijo a Gorck

-Ahora es mi turno-

Karp, lanzando un único golpe, golpeó con brutalidad la cara de Gorck, que, presto para recibir el golpe, había abierto los pies, plantándose firmemente, pero a pesar de ello, se tambaleó un poco.

Siguieron de esa manera, alternándose, dándose de trompadas. Gorck, gracias a su tamaño he inmensa fuerza física, golpeaba más fuertemente, pero Karp era un hueso duro de roer, y extremadamente resistente. Cuando ya iban en el décimo turno, Zgash se paro entre ellos, mientras Karp se preparaba para lanzar un nuevo golpe.

Gorck y Karp reaccionaron indignados ante esta intromisión

-¡Como osas detener un juicio de los dioses!- Gritó Gorck, mientras escupía sangre. Agarró en eso a Zgash por el cuello y le iba a golpear la cara, cuando este, sin moverse, le dijo:

-Tan solo escuche señor-

Gorck, con el puño listo y sujetando a Zgash, sin que pudiera tocar este el suelo. Los dos Kanovs al principió solo oían sus respiraciones agitadas. La sangre corría por sus caras y tenían cortes en los puños. Karp se pasó el dorso de la mano por la cara, intentando limpiarse la sangre, cuando escucharon lo que les señalaba Zgash, el tronar de tambores, que provenía claramente del este.

Gorck dejó a Zgash en el suelo, y se alzó de hombros, al igual que Karp. Se miraron entre sí y Karp dijo:

-Los dioses dieron su veredicto-

-¿Tienes algo para tomar?-

Karp le alargó una pequeña bota a Gorck, que bebió habidamente.

-Maldito abstemio- le dijo bromeando, mientras le devolvía la bota- me botaste cuatro dientes-

Ambos Kanovs rieron ruidosamente.

-Vamos- dijo Karp, mientras recogía sus armas he iba al este. Gorck también recogió sus cosas, desclavando dificultosamente las armas del árbol. Después alcanzó a Karp y empezaron a conversar en voz baja, como los amigos de siempre.

Flick no entendía nada, y miraba extrañado. Zgash le dio un manotazo en la espalda.

-Vamonos entonces-

-¿Qué demonios fue eso?- dijo Flick, mientras señalaba a los Kanovs, que ya rabiaban de nuevo, maldiciendo el bosque, las lianas y todo lo que impedía el paso.

-Pues…. Esos son Kanovs- respondió Zgash.

Guiados por el sonido, atravesaron la selva. Zgash nuevamente encabezaba el grupo, seguidos por los demás, un tanto rezagados. Caminaron cinco kilómetros, siempre escuchando el ruido producido por los tambores en la selva. Trepanaron una pequeña colina cubierta de vegetación y árboles, cuando Zgash, que llegó a la cima, se detuvo. Karp, Gorck y los otros, que se encontraban detrás, no supieron bien el por que y continuaron subiendo dificultosamente. Una vez que alcanzaron a Zgash en la cima de la colina, vieron ante sus ojos un gran valle, cubierto parcialmente por la bruma de la mañana, desde donde provenía el ruido de los tambores. En la espesa y baja niebla, sobresalían algunos árboles aquí y allá, dando la impresión de que se encontraban flotando en un lago blanco. En medio de la niebla, justo en la mitad del valle, se alzaban unas pirámides de piedra y torres, cubiertas por enredaderas y selva. Todo el conjunto daba temor, pues en aquel valle solo se podía escuchar los tambores, tronando en todo momento, proviniendo de la ciudad perdida hundida en la niebla.

Se miraron un momento, indecisos de adentrarse en ese valle sombrío. Decidieron entonces detenerse a comer, en la cima del cerro, mirando la ciudad.

Gorck, con la boca llena de salchichón y pan, dijo:

-puej yo creoj que estha abandonadah-

Karp masticó su pan con salchicha pausadamente, tragó y le repuso a Gorck

-¿Qué dijiste? No entendí ni una palabra, no hables con la boca llena-

Gorck dio otro tarascón a su pan, se echó un largo trago de agua en la boca, y luego continuó masticando. Finalmente dijo:

-Que no creo que haya nadie en la ciudad-

-¿entonces quien tocaría los tambores señor Gorck?- preguntó Flick, con una sonrisa irónica.

Gorck respondió convencido:

-Fantasmas-

Aquella respuesta turbó a Flick, que siguió comiendo en silencio.

-¿tu que crees Zgash?-

-De partida amo, no van a ser Kanovs-

-Di halgo que noj shepamos, lahagartiho-

-¡maldición Gorck, que no me interesa ver lo que comes!-

-No estoy seguro señor de que sea lo que vive en ese lugar, pues yo vivía al otro lado de la cordillera, en el bosque de Nubla, y no conozco bien Bierteno… pero nunca había escuchado hablar de una ciudad en un valle perdido en la selva…. A menos que…-

-¿A menos que cosa?-

-Que sea una creación de fantasmas o demonios- dijo Gorck, que se había terminado su comida y miraba fijamente la merienda de Karp.

-A menos que sea una de las ciudades perdidas…-

-Oh, señor mió, esto si que tiene gracia- dijo Gorck, mientras señalaba a Zgash.

-una ciudad de la que nunca había escuchado ni sabido, y determina que es una ciudad perdida… ¡vaya que hay que tener un genio vivo para llegar a tan brillante conclusión!-

La broma de Gorck no fue bien recibida, y Zgash se apresuró a contar, que en los puestos de intercambio, algunos viajeros, cazadores y comerciantes hablaban de una vieja leyenda, de las ciudades perdidas, que se encontraban diseminadas por los cuatro rincones del planeta, que habían sido construidas por una ancestral raza, que dejó al cuidado de terribles criaturas enormes tesoros, tan grandes como los de todos los reyes de Aels juntos.

-Entonces…. Esas ruinas tendrían que ser de una ciudad mágica perdida llena de oro custodiada por terribles criaturas, ¿ah?-

-Es una suposición señor Gorck-

Karp se rascó la cabeza y miró las pirámides escalonadas cubiertas de enredaderas, ocultas parcialmente por la niebla, que solo dejaba ver las puntas.

-se parece a solo un relato épico más, una aventura heroica, mitología, una pamplina, a fin de cuentas-

-Si que si. Solo nos falta un caballero en brillante armadura, una princesa y un señor oscuro-

Karp se río un momento.

-Claro… se que no quedo bien en el papel de caballero en brillante armadura, pero tu si que harás bien el de doncella-

Flick y Zgash se imaginaron a Gorck en vestido y se rieron.

-¿y el emperador maligno?-

-Flick, ¿Qué no ves que tiene toda la pinta?-

Estuvieron diciendo así incoherencias un rato y riéndose, logrando relajarse a pesa de la presencia del sombrío valle y el continuo tronar de los tambores. Finalmente, Karp se levantó y dijo:

-Ya que estamos aquí, vamos haya-

Recogieron las cosas que habían dejado en el suelo para comer, se levantaron y empezaron a descender en el valle. Zgash una vez más, actuó de guía del grupo y les aconsejo que esta vez no se separaran más que unos pasos.

-En esta niebla no se va a ver ni a dos pasos- dijo Flick, con sorna

Tal como Flick dijo, no se podía ver nada. Zgash, guiado principalmente por su instinto,

Empezó a bordear el valle.

-¿para que bordeamos y no vamos en línea recta?- se quejó Gorck, mientras descansaba un momento apoyándose en un árbol.

-Por que señor Gorck, hay una ciénaga que nos tragaría, si no se a dado cuenta, y donde hay una ciudad hay normalmente un camino-

La búsqueda de Zgash finalmente dio resultado. Encontró una estrecha calzada cubierta por musgo y con pantano a ambos lados. Seguían escuchando los tambores, que en ningún momento habían dejado de tocar, pero ya se habían acostumbrado a ellos.

Avanzaron en el mayor sigilo posible, pero para Zgash, los Kanovs hacían tanto ruido como un berserker atacando.

Caminaron un rato por la calzada, hasta encontrase frente a un derruido muro de mampostería de unos cuatros metros de altura, con una única puerta de hierro arrancada, que yacía en el suelo a corta distancia.

* * *

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