Incursores Kanovs, Cap 6.Part 4 "La Frontera"
Kuttuk se rascó su grueso cuello y lanzó un escupitajo, que fue a dar al suelo del puesto de intercambio. Se levantó entonces lentamente, mareado, y su aliento hedía a alcohol. Se puso entonces la sucia capa negra y se acomodó su fiel garrote en el cinturón.
-Kokkar- le dijo entonces a un gran rasgo que dormía hecho un ovillo en el suelo.
-Kokkar ¡dezpertá mardito perdazo er idiota!- le gruño el horrible medio kokto. Sus rasgos, aunque más suaves que los de un kokto fino, seguían siendo burdos y repugnantes. Kokkar se negaba a levantarse, por lo que Kuttuk se emprendió a patadas, puñetazos y porrazos con el rasgo, que finalmente se levanto.
-Kokkar, dezpertá ha roz otroz y treame un harro de cerveza-
Kokkar asintió con unos cuantos gruñidos y fue con su paso cojitranco a pedirle al dueño del puesto de intercambio una jarra de cerveza. Una vez que la tuvo revisó si su jefe no lo miraba y le dio un corto trago y rápidamente se volvió a darle la jarra a Kuttuk, mientras despertaba a los miembros del grupo, que se reunieron en torno de Kuttuk una vez que estuvieron medianamente despiertos.
-¿y heffe?¿ke hazemoz?- le preguntó un enorme medio ogro que sostenía un descomunal garrote a Kuttuk. Este le dio un trago a su jarra y respondió
-Puez vorvemoz, pero Tuska no eztará narda feliz-
Pensó que desde días que buscaban infructuosamente la codiciada presa de su jefazo Tuska, pero no habían podido encontrar un rastro siquiera. Incluso Qhuijjot, el más hábil de los rastreadores K’nir, no había encontrado una miserable pista.
Esto pintaba mal para Kuttuk y los 10 hombres de su grupo, pues la ira de Tuska era de temer, y ni siquiera tenían recurso alguno para aplacarla. Kuttuk recordó entonces molesto como, después de aquel exitoso ataque a esa caravana de comerciantes lordnords, el botín obtenido lo cambiaron por unos pocos y malos tragos de alcohol con un comerciante Kanov que los estafó en el anterior puesto de intercambio, pero que había sido suficiente para emborracharse y que se les escaparan los sobrevivientes de esa caravana que llevarían como esclavos para Tuska para aplacar su ira. Maldijo su nombre y su estirpe, seguro que Tuska le arrancaría las orejas o lo colgaria de los pulgares por su incompetencia. Y una de las esclavas que se habían evadido era una lordnord pummha que tal vez sirviera, a falta de la otra que perseguían desde hacía tiempo ya.
-ek, ke máz da, varmonos- dijo entonces, y cuando se acercó a la barra desde la cual atendía el dueño del puesto de intercambio, mientras sus subordinados recogían sus pertenencias, cuando vio entrar por la puerta a un trío de Lordnord.
Primero no les prestó gran atención. Estaba fastidiado, pensando en el tormento que le aplicaría Tuska al volver con las manos vacías, cuando se dio cuenta de algo.
Lanzó un escupitajo al suelo y volvió rápidamente donde estaba el resto de los de su grupo
-mardición, abraze vizto zuerte la nueztra- les dijo, apurados a sus compañeros
-¿Ké paza heffe kuttuk?- preguntó estúpidamente el medio ogro. Kuttuk lo agarró de una de sus orejas, haciéndolo agacharse y le indico con el dedo a los tres Lordnord. El medio ogro miró un momento a los que señalaba y luego lo miró, sin entender.
-abraze vizto zemejante beztia…¡ke ez la mardita preza del feazo Tuska, bola de múzculoz!¡y hunto a ella eztá la que se ezkapo el otro día!-
-¿y?-
Kuttuk se rascó entonces la cabeza, abismado ante tamaña estupidez y falta de entendimiento. Pero el tampoco tenía demasiado claro todo, y se confundió con lo dicho por el ogro… después de todo, el tampoco era el mayor genio que se había visto por esos lares.
Kokkar entonces lanzó un chillido y empezó a gritar:
-A pok ekkos ke kon pokkok ek kobardek! Hiak hiak haik!- mientras des fundaba un mellado y roído cuchillo.
Kuttuk se puso entonces la boina de nuevo en su cabeza y, sacando su garrote del cinto, se lanzó al grito de:
-A por elloz!-
Lanzándose en tropel todos los de su grupo, derribando a quien se ponía al frente, pero ante ello el dueño del puesto de intercambio, un enorme Vanolosé sacó un hacha y se plantó frente a ellos, al igual que un Kanov y un humano Nutk, armados hasta los dientes.
Sin entender esto, se detuvieron en seco.
Kuttuk empezó entonces a gritar como desaforado, que esa presa le pertenecía, cuando el humano lo mandó a rodar de un puñetazo.
-pero ke koño te paza- dijo, mientras se levantaba y escupía uno de sus colmillos. El humano no respondió, pero sí el Vanolosé:
-Pues, señorito, si usted se digna a leer el cartel que está detrás mió- dijo mientras indicaba tras de sí.
Kuttuk, Kokkar y los otros se quedaron mirando fijamente el letrero un buen rato, hasta que Kuttuk terminó por decir:
-Ahora ke lo rekuerdo, no ze leer- se sacó entonces la boina, mientras se rascaba la cabezota. Sus compañeros también asintieron, sin entender una palabra de lo que ahí decía.
Genterico (el humano nutk que los había detenido, junto a Prugdag y el tendero), leyó en voz alta:
-ahí dice: “El puesto de Intercambio es un lugar de paz,
si vienes aquí a pelear
con gusto te iremos a destripar”
-¿y ezo kere dezir?-
El Vanolosé se puso a gruñir entonces:
-¡Que aquí no se pelea, pedazo de bestia descerebrada!-
Los hombres de Kuttuk se quedaron un momento en silencio.
-¿Puk?- dijo Kokkar, sin atisbos de entender.
Empezaron a discutir entonces ruidosamente, mientras Maia, Rikka y el Panther que hacía líder del grupo aprovechaban de escurrir la masa.
Mientras apuraban a los otros miembros del grupo para partir, se alejaron rápidamente del puesto de intercambio, dentro del cual se escuchaba ahora un montón de insultos y ruidos de pelea.
Después de un buen rato, salieron del puesto Kuttuk y sus hombres, magullados y heridos. Kuttuk sostenía un filete frió contra su cara, y empezó a gritarles a sus hombres que se apuraran a encontrar el rastro de los Lordnord e iniciar la persecución, o de otra manera se volverían a desaparecer en aquella maldita selva. Cuando Kokkar creyó encontrar el rastro, salieron corriendo siguiendo el rastro, pero después de una hora de persecución, se encontraron con que ese rastro no era de los Lordnord, si no de un enorme monstruo del bosque, que dormía placidamente bajo la sombra de unos árboles. Yacía la enorme, terrorífica y enormemente dentada criatura en un obillo, durmiendo.
Kuttuk se arrancó la boina de la cabeza de un manotazó y empezó a estrujarla.
-¿ken fue el menudo idiota ke dijo ke ezte era el rastro?- dijo, intentando no alzar demasiado la voz. El que respondió fue Kokkar.
-Io-
-¿y ze puede zaber komo demonioz encuentraz un parezido entre eza kosa y un gatiko?
-¿puerk? ¿tené píes?-
Kuttuk, olvidándose del monstruo empezó a gritar insultos al gran rasgo, mientras le daba una pateadura. Los compañeros de ellos empezaron entonces a gritar, alentando la pelea, cuando repentinamente se quedaron callados. Kuttuk siguió golpeando a Kokkar un momento, hasta que miró a los suyos y dijo
-¿ke paza?-
Quedaron mirando callados lo que había tras de él sus subordinados. Kuttuk tragó saliva y preguntó.
-¿akazo el monztruo ze dezpertó y eztá juzto detraz de mí? ¿zerto?
Se puso lentamente la boina, antes de voltear. En ese instante el monstruo lanzó un descomunal rugido, que hizo poner a Kuttuk y los demás pies en polvorosa.
Volvieron, más rápido de lo que habían demorado en ir, al puesto de intercambio, donde fueron recibidos con hoscas miradas por el tendero, que tenía un ojo morado. Sin quedarse largo rato, encontraron un nuevo rastro, pero esta vez antes de iniciar la persecución, Kuttuk se aseguró de que fueran pisadas de Lordnord y no de otra cosa. Cuando se aseguró eso, partieron, esperando no dar de nuevo a bocajarro con algún monstruo de la selva.
Anduvieron así dando tumbos por la selva, cada vez más enfadados por que no podían dar con los lordnord que perseguían.
Kuttuk, amoscado, lanzaba insultos y conminaba a avanzar más rápido a sus hombres, cuando, a un kokto que iba a la cabeza de la columna, cayó al suelo, sin emitir un ruido.
Esto le provocó una ruidosa y molesta carcajada a Kokkar, y Kuttuk, para callarlo, le dio un puñetazo en la cabeza que lo mandó a rodar. Miró para atrás y se dio cuenta que algo estaba mal, pero no lograba ver que.
Con un tremendo esfuerzo mental de su parte, intentó contar cuantos guerreros tenía tras suyo… y solo eran una mano, y según lo que se acordaba, había partido del puesto de intercambio con dos manos completas.
-Oye, zako de múzkuloz- le dijo al medio ogro- kitate ke no me dejaz ver-
El medio ogro se apartó, y Kuttuk vio que por el camino que habían pasado habían varios de los suyos, en el suelo.
Empezó a insultarlos, tachándolos de haraganes, cuando se dio cuenta de que de sus espaldas sobresalían los penachos de saetas envenenadas.
-¡MARDICIÓN! ¡EMBOSKADA!- gritó entonces
Desde ambos lados del follaje les fue disparada entonces una salva de dardos, pero estando advertidos por su líder, pudieron intentar cubrirse con sus escudos, pues aunque no estaban muy bien dotados en cuanto inteligencia, sabían pelear, pero los dardos que no habían logrado detener con las pequeñas rodelas o esquivar, a los que llevaban cota de malla se les clavaban en la carne, pues las puntas eran demasiado delgadas.
Entonces se aprestaron a luchar, mientras se descolgaban desde los árboles unos Lordnord. Frente a Kokkar se pusieron entonces una leoparth y una phumma, reconociéndolas este al instante.
-Heffe Kuttuk, ke kon laz prezaz de heffe Tus...- pero no acabó de decir la oración, pues ambas Lordnord sostenían unas cerbatanas, con las que le dispararon dardos que se le clavaron en el cuello al gran rasgo, que se las quiso arrancar de un manotazo, pero mientras hacía esto Rikka le clavó un cuchillo de monte en el vientre y Maia le dio un lanzazo en el pecho, haciendo que el rasgo cayera al suelo, agonizante.
Kuttuk mientras tanto, aunque escuchó al rasgo estaba ocupado, peleando con un delgado y joven Panther que portaba una lanza, demasiado ágil para él, esquivando todos los golpes, pero no estaba acostumbrado a luchar, pues intentó clavarlo, desprotegiéndose y convirtiéndose en un perfecto blanco, situación que aprovechó Kuttuk, dándole un garrotazo en el cuello, escuchando con deleite como el hueso se rompía, con un sonoro crac. Ni siquiera había caído el Panther al suelo cuando una hembra panther, tal vez una hermana o familiar del caído iba en su venganza, pero Kuttuk esquivó la estocada dado con el cuchillo de monte, dándole un feroz rodillazo en el estomago antes que recuperara el equilibrio tras el ataque, dando inmediatamente un garrotazo al hombro de la cazadora, haciéndola rodar por el suelo, herida.
Fue entonces directamente a donde estaba Maia y Rikka, pues pensaba, esta vez no se escaparan, mientras recordaba la trifulca en el puesto, los golpes recibido por ese mastodonte Vanolosé, el monstruo con que dio a bocajarro, por lo que bullía de ira y ansias de venganza, pero recordaba el dicho del buen esclavista: “Vivo sirve como mercancía, muerto no valió la correría.”
Hecho una ojeada rápida a sus hombres, pensando que no valían la gran cosa como guerreros, pero aún así podían desenvolverse medianamente bien contra esos Lordnord de la selva, que sabían como matar una presa, pero no a combatir contra enemigos bien armados. Estaba casi encima de Maia y Rikka, cuando se interpuso un macho panther de reluciente pelaje y musculatura, que enarbolaba la lanza de caza hábilmente.
Este parece mayor desafió, pensó, mientras se trababa en combate con este, pero creía poder derrotarlo… de otra manera, si no fuera un buen guerrero, jamás abría podido sobrevivir su infancia en los pozos y mazmorras del nigromante, allá en Tok-Thoria, ni hubiera alcanzado su rango de líder de partida dentro de
Lanzó un escupitajo al suelo y una sarta de insultos, pensando que no seria ninguna gracia eso y miró de reojo si alguien podría ayudarlo, pero solo quedaba en pie un kokto de grandes colmillos y cráneo aplanado y el enorme medio ogro, que hacía molinetes con su enorme garrote-todo un tronco de árbol-, manteniendo alejado a tres lordnord, que le disparaban numerosos dardos emponzoñados, pero aunque se clavaban el la gruesa piel, no le hacían efecto alguno.
Desvió entonces una estocada lanzada por la pumha con su garrote, pero antes de lanzar el contraataque había tenido que dar dos saltos cortos para atrás, esquivando así los lanzazos dados por Maia y el Panther. Intentaron sus enemigos rodearlo, pero adivinando sus intenciones, para evitarlo Kuttuk saltó repentinamente sobre la pumha, en la que adivinaba el adversario más débil. Como cualquier Lordnord, saltó, esquivando su imprevisto ataque, pero de esa manera Kuttuk había logrado evitar que lo envolvieran, y dando rápidamente la vuelta, adivinando que los otros dos lordnord cargaban, dio un garrotazo en plena cara del Panther, mandándolo a rodar. Maia saltó por sobre el panther, evitando así dar ella también en el suelo, pero recibió, en pleno salto, un cabezazo del medio kokto en el estomago, que la hizo caer al suelo, pero rápidamente se reincorporó, pero había soltado la lanza y no podía levantarla, pues Kuttuk la pisaba. Este saboreaba ya la victoria, olvidándose de Rikka, cuando esta vino por su espalda, silenciosamente. Kuttuk, advirtiéndola en el último momento, logró esquivar una cuchillada letal, pero no que el afilado cuchillo de monte se clavara en sus costillas y quedara ahí.
Rikka, sin poder recuperar el arma se fue corriendo rápidamente, perdiéndose en el follaje, seguida por Maia, el panther musculoso que recién se había recuperado del garrotazo y una cazadora panther.
Kuttuk empezó a insultarlos a gritos y a lanzar maldiciones, pero no podía respirar bien y menos lanzarse en una persecución. Se intentó sacar el cuchillo, pero solo sacó el mango, pues el filo se había roto, quedando atrapado entre sus costillas. Miró el campo de batalla, donde quedaban en pie el Sorc y el medio ogro, que lo miraban estúpidamente.
-Kooj, revizen a roz caídos, a ver kienez eztan muertoz y kenez no. Zi igual no podemoz perzeguirloz máz nozotroz.-
Hicieron una revisión rápida, encontrando que la panther a la que se había enfrentado Kuttuk estaba viva, pero con el hombro roto por el mazazo dedo por Kuttuk.
-heffe, po lo meno no volvemo co mano vacía- dijo el Sorc, mientras ataba fuertemente y con una sonrisa cruel a la prisionera, que pusieron en hombros del medio ogro y partieron, dejando en el campo, como pasto para las aves de rapiña y otras criaturas del bosque, siete de los suyos y tres lordnords.
Después de caminar unos pasos, Kuttuk se detuvo para inspeccionar su herida, pero decidió que no era tan grave, aunque si dolorosa, y continuó la marcha
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