Aglomoco

Bienvenidos al torcido mundo de mi creación, Aglomoco ¡Recuerden! Comentad o les arrancaré el higado!

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Location: Río Bueno, X región, Chile

La historia se ha escrito con sangre y a punta de espada. A mi siempre me a interesado la historia, siendo una de mis grandes pasiones, pero como la historia esta cargada de guerras, revueltas, revoluciones e invasiones, empezé a buscar saber más sobre las guerras y batallas. De esa manera, actualmente, soy un apasionado de la historia belica, así tambien de sus armas y fortificaciones. Aparte de ello, me interesan los juegos de rol, que aunque nunca he jugado ninguno, soy el master de uno inventado (bastante informal, pero a fin de cuentas, poco me importa y a los que lo juegan). Este juego de rol, ya va funcionando desde 10 años más o menos, y en su momento pick, tuvo 70 personas, cosa que por ridicula que sea me enorgullese. Por ahora, estudio, si así se le puede llamar a lo poco que hago con respecto al colegio. "Incursores Kanovs" es una novela que estoy escribiendo, se puede considerar como una tipica historia de estilo "espadas y brujeria", pero relativo a mi juego y mi mundo, Aiers o Aglomoco, como prefieran mencionarlo. "Guerra de Fronteras" es mi primera novela gráfica y trata principalmente de la vida y campaña en el crucero de Nortenz "Skadi"

Tuesday, December 19, 2006

Incursores Kanovs, Cap 6.Part 5 "La Frontera"

-Bueno, ¿y ahora donde?- preguntó el panther, mientras dejaba en el suelo un morral. Los otros del grupo hicieron lo mismo, algunos echándose en el suelo, pues había sido una extremadamente larga y extenuante jornada.

Habían tapado concienzudamente los rastros, para evitar que volvieran a seguirlos alguna patrulla de esclavistas.

Rikka dudo un momento, pero luego señaló una dirección al noroeste con la mano.

-Hay que seguir en esa dirección-

-esta bien. Descansaremos un momento antes de continuar, ¿entendido?- dijo entonces el Panther.

Sacaron entonces de sus morrales unos trozos de carne seca, que comieron ávidamente, pero siempre atentos a los ruidos del bosque, para saber si acechaba algún peligro oculto en el follaje. Después de comer, levantaron sus cosas rápidamente y partieron en la dirección señalada por Rikka.

Avanzaron así un par de horas, preguntándole a Rikka cada cierto tiempo si reconocía el sector, pues no podían entender que una Lordnord, primero no fuera una cazadora y segundo no conociera el bosque en el que ella vivia, pero aunque Rikka les intentaba explicar que ella había vivido en una ciudad, el grupo no la entendía, pues no tenían más que conceptos vagos de lo que era una ciudad.

Avanzaron así hasta el anochecer, guiados por Rikka, lo que es lo mismo que decir avanzando prácticamente a ciegas.

Avanzaban entonces por un valle estrecho, con enormes árboles. Rikka, una vez más no estaba segura a donde iban y si habían tomado la dirección correcta.

El líder, enojado por su indecisión de todo el tiempo y su incapacidad de guiarlos, empezó a regañarla e insultarla. Rikka, enfadada, se adelantó al grupo, con los ojos llorosos por la vergüenza. Maia, que se había amistado con ella la alcanzó he intentó animarla.

-vamos Rikka, tu sabes que ese bestia no lo hace de mala fe, solo que no esta acostumbrado a dejarse guiar, y eso lo frustra. Tan solo intenta recordar adonde hay que ir.-

-pero, ese es mi problema Maia, no se a donde ir-

Maia se quedó en silencio un momento.

-¿pero como? Si viviste toda tu vida ahí-

-heej… por decimoséptima vez, vivía en una ciudad, simplemente NO SE ORIENTARME EN EL MALDITO BOSQUE.-

Habían seguido caminando, cuando de repente escucharon algo crujir bajo sus pies.

Maia, rápidamente se dio cuenta que algo había mal, y vio a los lados como caía un contrapeso atado de unas lianas desde un árbol, pero antes que pudiera reaccionar y salir de la trampa, el suelo se levantaba por todas partes, atrapándolas a ambas en una red, que subió vertiginosamente unos metros, dejándolas suspendidas a unos metros de altura.

-¿Qué demonios?- dijo finalmente Rikka, que ni a gritar había reaccionado.

Maia, a pesar de la sorpresa había recuperado la sangre fría y buscaba en la maleza la cuerda que sostenía la trampa.

Llegó entonces el resto del grupo, que se quedó viendo como colgaban atrapadas por la red Maia y Rikka. El líder del grupo les recriminó entonces que como podían ser tan torpes de caer en una trampa tan burda, mientras buscaba la cuerda que sostenía la trampa y empezaba a cortarla con su cuchillo de monte, cuando escucharon que alguien hacía sonar un cuerno, muy cerca.

Escucharon como se acercaban pasos furtivos, pero antes de que supieran de donde venían, una flecha salió disparada desde el follaje, yendo a clavarse en medio del grupo, que estaba al pie de la trampa.

Sin saber de donde atacaban, dispararon a ciegas sus cerbatanas, antes de emprender presurosos la huída, bajo una lluvia de saetas.

Rikka se puso a gritar, pidiéndoles que le ayudaran a bajar, pero ya habían desaparecido.

Vieron entonces como, desde varios puntos del follaje salían varias sombras encapuchadas, con los arcos listos para ser disparados.

Se comunicaron con unas señales y partieron la mitad de aquellas sombras en pos del resto del grupo.

Uno de los encapuchados, una vez que los otros se fueron, aprovechó para quitarse la capa gris apagado que llevaba, descubriendo ante las miradas de Maia y Rikka una lordnord, armada con una cota de malla, una larga y elegante espada, un arco compuesto y un casco plateado, que les dijo con voz autoritaria, acostumbrada a mandar a los que la acompañaban.

-bajen esa trampa, y vayan a reforzar a los que fueron en el rastro de los otros de esta banda.-

Varios de los presentes habían seguido el ejemplo de su capitana, quitándose las capuchas, con lo que pudieron ver Rikka y Maia que eran puros Lordnords, pero ataviados y armados con equipo anormal para un Lordnord nómada, hasta que Rikka cayó en cuenta de algo.

-Maia, estamos bien, mira que son guardias del reino, que somos afortunadas… yo pensaba que estábamos en problemas-

Maia observaba a los Lordnord bajo ellas y pensaba, que no estaba segura de que fuera un verdadero alivio que fueran Lordnord y no otra cosa, cuando un soldado cortó la cuerda que sostenía la trampa de un machetazo, haciendo que cayera la trampa violentamente en el suelo.

Mientras Rikka aún se quejaba por el golpe, les quitaron de encima la red, y aunque Rikka había empezado a agradecerles, se vio sorprendida cuando la maniataron, al igual que a Maia.

Intentó explicar la situación, pero la capitana de la patrulla la hizo callar. Después les dijo a sus soldados:

-Vamos a la base, que los otros ya volverán después. Shiaman, Konnon, lleven a las cazadoras furtivas.-

Rápidamente se pusieron en marcha, mientras los dos soldados mencionados cargaron en su espalda a Rikka y a Maia. Rikka, al escuchar que les decía cazadoras furtivas intentó aclarar la situación, reclamando un buen rato, pero los soldados, cansados se su cháchara, la amordazaron.

Cuando llegaron a la base, ya era noche cerrada, pero igual pudo ver Maia, admirada, como se alzaba una colina, rodeada con una profunda zanja y una empalizada con torres de vigilancia, se alzaba, sobre un enorme árbol Sol-Arm, una fortaleza, hecha completamente de madera, sobre el descomunal árbol. En medio del follaje, a más de 20 metros de altura, se veían las paredes y techos, con troneras y agujeros letales para los arqueros pudieran disparar a cubierto sus saetas, dispuestas cuidadosamente para evitar ángulos muertos. Las bajaron entonces y las hicieron subir, a empellones, una larga escalera que corría en espiral en torno al enorme tronco del árbol, el único acceso al puesto que se encontraba en él, que estaba cubierto por un parapeto para en caso de batalla, evitar que fueran muertos los guerreros que subían o bajaban a la empalizada, la primera línea de defensa.

Después de la escalera cruzaron la entrada, que tenía un pesado rastrillo de hierro, abierto en ese momento, pero que fue cerrado inmediatamente después de pasar el último soldado. Adentro, crepitaban varias antorchas en las paredes, iluminando así el edificio.

La capitana, mientras se sacaba el casco y era ayudada por una ordenanza a quitarse la espada, ordenó que llevaran a las prisioneras a los establos.

Nuevamente a empujones, los soldados llevaron a Rikka y a Maia a una oscura sala, que cerraron con cerrojo una vez que las tiraron adentro.

Antes que sus ojos se acostumbraran a la oscuridad, Maia se quitó de encima a Rikka, y mientras se intentaba desatar las manos se dio cuenta que ahí había algo.

Finalmente se logró quitar las ataduras, esperando un ataque de la o las criaturas que ahí estaban, pero nada pasó. Entonces, ya acostumbrada a la oscuridad, se desplazó por la pieza y se dio cuenta de que a estaban ahí, en sus respectivos corrales varios grifos, unos seres alados, con cabeza de pájaro, cuerpo y cola de león y enormes alas, que unos pocos hozados se atrevían a –intentar- domar y ocupar como montura.

Los grifos la miraban curiosamente, pero de manera inofensiva, acostumbrados a obedecer jinetes lordnord.

Al cerciorarse de que no había ningún peligro, desató a Rikka y le quito la mordaza, pero pronto se arrepintió de ello, pues Rikka empezó a quejarse por el trato recibido por el ejército de sus compatriotas, y de que no entendía que sucedía ahí.

Maia, sin interesarse de la cháchara, buscó algún medio de escape, cuando vio unas ventas casi a la altura del techo. De un salto las alcanzó, pero apenas miró para afuera se dio cuenta de que intentar escapar era imposible, pues el suelo estaba a unos 20 metros y era un montón de estacas afiladas, que ahora veía no eran solo para la defensa del fuerte, sino también para evitar que algún demente intentara escapar saltando.

Probó entonces la puerta, pero estaba firmemente cerrada. Después de eso, se fue a sentar al suelo, al otro extremo de la habitación de Rikka, pues consideraba su culpa exclusiva que cayera en la trampa, y también haberla guiado hasta el reino Lordnord, solo para terminar a manos de esos guardias.

Rikka por su parte se había callado, pues dormía.

Maia se impresionó con la facilidad que lo hizo, pero pensó que como estaba la situación, no importaría dormir o no, pues igual no podía intentar una fuga.

Fue despertada bruscamente, sin saber cuantos minutos u horas habían pasado desde que se había dormido, pero aún era de noche. Un par de soldados la habían despertado a ella y a Rikka y las guiaron fuera del establo, que servía provisionalmente de prisión, siendo llevadas ante la presencia de la capitana de la patrulla, en el comedor de la fortaleza.

No les hablaron inmediatamente y esperaron de pie, con los guardias tras de ellas, mientras que la capitana recibía un informe de un oficial tigger.

-Señora, no pudimos apresar o eliminar al resto de la partida de cazadores furtivos, pero los logramos hacer abandonar el coto de caza de su majestad.-

-¿y que noticias hay de los Draak Harg o los K’nir?-

-Pues, que como el alto mando temía, los guerreros Draak Harg han penetrado por varios puntos de la frontera, atacando a las aldeas y villas más aisladas de este y este sector- dijo, mientras señalaba un mapa sobre la mesa- y los K’nir de la jauría de Sukken, a pesar del trato que habíamos cerrado el verano pasado nuevamente se pusieron en pie de guerra, desbordando la frontera entre este y este punto- mientras señalaba nuevamente el mapa-, atacando y destruyendo incluso los puestos de Kri’kiharr y Ziannkhor.-

La capitana lanzó un puñetazo a la mesa, mientras maldecía. Llamó entonces a un sargento de armas Cheetah.

-Kir Kibir ¿llegaron los refuerzos prometidos de la capital?-

-No señora, no nos ha llegado ninguna respuesta, al igual que las otras cinco veces-

-Maldita sea, como demonios quieren los del concejo que mantengamos las fronteras seguras de nuestros numerosos enemigos si no nos dan los recursos para ello.-

Lanzó una mirada entonces a Maia y Rikka, y con un gesto hizo que los dos guardias las acercaran.

Las observó un momento y dijo:

-Fueron encontradas en un coto de caza reservado para el rey, y ya hemos encontrado en esta semana las osamentas de cinco ciervos reales. ¿Saben cual es la pena de cazar piezas reservadas al rey?-

-Pero si no cazamos nada, no sabíamos que era un coto del rey- intentó decir Rikka, pero un guardia la hizo callar con un golpe en las costillas.

La Capitana continuó entonces.

-normalmente, la pena es la muerte- Rikka tragó saliva y se puso a llorar. La Capitana la miró con desprecio.- pero sucede que tengo algo diferente en mente, así que dense por satisfechas, y no llores, que das asco.-

Hizo una seña, mientras los guardias devolvían a Maia y a Rikka a los establos.

La capitana volvió entonces a hablar con el Sargento de armas.

- Ya se como hacer que nos tomen en cuenta y nos den los refuerzos que tanto necesitamos…-

-¿Cómo señora?- preguntó el oficial Tigger.

-Pues voy a ir mañana, apenas despunte el alba a Tol-Iznea, a exponer nuestra situación al rey y el concejo, por lo que quiero que me alisten un grifo.-

-Si señora- dijo entonces el oficial Tigger, que partió a dar las ordenes pertinentes, pero fue detenido por la capitana.

-Recuerda, que nuestro rey es un, como diría… inútil voluble, y ya sabemos de su incompetencia…y que la mejor manera de lograr que me reciba y atienda a nuestras peticiones es si le presentamos un regalo-

El oficial tigger comprendió entonces

-¿Las cazadoras furtivas?-

La capitana asintió, mientras seguía dialogando con el sargento de armas, mientras partía el tigger.

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