Incursores Kanovs, Cap 1.Part 4 "En Casa"
Finalmente alcanzaron la villa de El Kanov en la madrugada. En toda la villa se encontraba una muchedumbre expectante. Los Kanovs, armados de pies a cabeza, reían y conversaban ruidosamente, tomando algún trago de cerveza, mientras acomodaban sus armas, impacientes.
Siervos y esclavos, que nunca habían participado en una incursión, nerviosos, deambulaban sin sentido o formaban grupos compactos, sin decir una palabra.
El Kanov salió finalmente de la casa comunal acompañado por algunos cortesanos y su amanuense. Todos callaron y presentaron sus lanzas, que parecían un bosque recién plantado. El amanuense procedió a pasar lista de los guerreros de la banda de El Kanov, y viendo que no faltaba ninguno El Kanov decidió que era hora de partir. Estudio un breve momento el rostro de los guerreros, iluminados débilmente por las antorchas y gritó:
-¡Guerreros! ¡Es hora de partir, pero antes de ir a derrotar a nuestros enemigos deberemos ir al punto de reunión, Kanovait, la capital de nuestro reino, para encontrarnos con otros grupos y una vez que estén todos partiremos a la verdadera campaña!¡Por
Después de las palabras de su líder los soldados partieron marchando despreocupados. El Kanov vio satisfecho la cantidad de hombres que había reunido, pero se sintió desdichado por haber tenido que mentirles y decirles que iban a una simple incursión de verano. Los Grandes señores planeaban algo, que ni él mismo sabía a pesar de su aventajada posición.
La columna avanzaba en desorden y el buen humor era reinante. Incluso los siervos y esclavos reían y conversaban. Todos iban a una incursión de saqueo, a buscar oro y especias, esclavos unos y la libertad otros.
Al final de la columna se encontraba Flick, visiblemente rezagado. Iba desmontado y caminaba de manera extraña, guiando a su Kazaak. Zgash, que además de ir montado en su kazaak guiaba la carreta de suministros, al notarlo, detuvo su kazaak para esperarlo.
-¿Qué te pasa Flick?
-Mmmm…sucede que nunca había montado anteriormente y realmente es incomodo- al decir esto indicó su trasero
-Haa…¿solo es eso? Ya te acostumbraras
La columna siguió su camino por horas y horas. El sol se encumbró, solo para volver a caer. El buen humor inicial se había trastocado por cansancio y hosquedad. Todos querían un descanso, sobre todo los infantes, pero eran apurados pues se decía iban con retraso al punto de reunión. Los jinetes eran más afortunados, pues podían sujetarse a la montura y dormir a ratos.
Cuando finalmente ni las palabras ni los bastonazos de los Kusyuks podían mover a la cansada tropa, se dio la orden de hacer un alto. Como aún se encontraban en sus tierras no se preocuparon de colocar vigías, pues estaban más interesados en buscar refugio de la lluvia, que había empezado a caer, y dormir. Karp y los gemelos encontraron un sitio relativamente seco bajo un pino y luego se les unieron Zgash y Flick. Todos estaban entumidos, y por más que Sga y Kag lo intentaron no lograron encender una fogata. Después de este desalentador fracaso, ambos se arrimaron al tronco del pino, al igual que los otros, para descansar, Repentinamente Karp vio que todos estaban ahí.
-¡Hey! ¿Quién esta cuidando la carreta y los Kazaaks? ¡Flick, ve allá ahora mismo!
Flick se sonó la nariz con la mano ruidosamente, mientras se levantaba con pereza, partiendo pesadamente, seguido por Zgash.
-Oye Zgash, ¿Por qué me sigues?
-Para evitar que te aporreen
-¿A si? ¿Quién?
-Ellos-
Al decir esto Zgash señaló a un grupo de cuatro Kanovs ocupados saqueando la carreta.
Flick cogió una piedra y se las arrojó, dándole a uno en la cabeza. Los ladrones, primero asustados de que los descubrieran y después enojados por ver que eran interrumpidos por un mocoso insignificante fueron directo a el para darle una lección para que aprendiera a no importunar a la gente honrada mientras se encuentra en sus asuntos.
Asiendo un semicírculo alrededor de Flick, armados con garrotes, y mientras se reían entre sí. Uno de ellos, que destacaba por su porte enorme, se adelantó y le puso una piedra en la mano de Flick
-A ver muchachito, ya que estas armado estamos en igualdad de condiciones,¡ a sí que luchemos!
Y luego de decir esto enarboló su pesado garrote por sobre su cabeza, pero antes de que pudiera efectuar el golpe Flick le arrojó la piedra justo en medio de los ojos, aturdiendo al mastodonte, que cayó al suelo de espalda. Los otros tres Kanovs, al ver esto huyeron rápidamente, dejando las cosas que habían robado regadas en el suelo. Flick y Zgash recogieron lo robado y lo devolvieron a la carreta. Después de eso Flick se acercó al gigante, aún inconciente, y le quito unas cuantas monedas y un cuchillo largo.
-Hey, ¿Qué haces?
-voy a necesitar dinero y armas cuando sea libre- respondió Flick, mientras continuaba con la revisión. Zgash se alzó de hombros, pero preguntó:
-¿Dónde aprendiste a arrojar piedras tan bien?
-Bueno, era pastor, y tenía que espantar osos y lobos, ¿ O No?
A la mañana siguiente volvieron a ponerse en marcha, bajo la intensa lluvia. Los caminos se volvieron intransitables por el barro. Avanzando lentamente, después de dos días de viaje el ejercito se acercaba finalmente al punto de reunión.
Muchos, aún bisoños, creían que eso sería casi el fin de la incursión, donde beberían hasta emborracharse y se zamparían un festín, para después arrasar algún pueblo mal defendido y hacerse ricos.
El Kanov gritaba, para infundiéndoles ánimos
- ¡Vamos muchachos! ¡Solo subimos y bajamos esa colina y llegamos a la capital! ¡Encontraremos cerveza y un festín! ¡Falta poco!
Karp se encontraba feliz, pues aunque sabía que con esto solo se iniciaba la incursión, terminaba aquella etapa de viaje y tendrían un merecido descanso y la posibilidad de un festín. Iba acompañado por los gemelos, Flick y Zgash.
-Que bueno, vamos a juntarnos con los demás y después una fácil incursión consiguiendo un buen botín
-Hey jefe- dijeron al unísono los gemelos
-¿Qué cosa?
-Tu como integrante de banda ¿Cuánto ganas?
-Depende de la cantidad de miembros el botín se reparte en partes iguales en su equivalente en oro.
-Ah, o sea les conviene ser menos
-mientras menos mejoo…
Karp se calló, mirando desde la cresta de la colina el paisaje. Los otros, más rezagados y extrañados por el súbito silencio aceleraron el paso, viendo lo que hizo callar a Karp. Más de 40.000 guerreros, ocupando todo el valle, junto a sus armas, kazaaks y provisiones. Todos enmudecieron, viendo aquel espectáculo. Flick dijo lo que todos pensaban…
-Oiga, amo…¿es idea mía o cuando se va a saquear se va con menos guerreros?
-esteeee…si…normalmente nunca somos más que quinientos…
Karp y los demás continuaron observando aquel inmenso ejército. El Kanov pasó de largo, sin mostrarse sorprendido, y antes de bajar la colina les grito a sus hombres
-¡Descansen!¡Partimos mañana!
Seguían inmóviles, pero fueron empujados por los Kusyuks, volviendo a ponerse en movimiento. Karp decidió que si iban a tener tan poco tiempo para volver a partir, lo mejor iba a ser dormir.
-hey, Zgash, lleva los kazaak con nosotros, no quiero que queden demasiado lejos.
Después de mucho buscar encontraron un espacio bajo un árbol muerto, que no protegía mucho de la insistente lluvia pero era mejor que nada.
-Bah, claro que iba haber cerveza y fiesta
-Kag, tienes cerveza en tus provisiones
-Kag, Sga, dejen de discutir y hagan algo útil, intenten encender un fuego.
-Si jefe- respondieron al unísono y partieron a buscar leña medianamente seca
Zgash se acercó a Karp después de atar los Kazaak al tronco del árbol muerto y le dijo
-Amo…¿le puedo preguntar que cree que esta pasando?
-Al parecer el saqueo va a ser un poquitito más difícil de lo que pensábamos.
-¿Qué, vamos a atacar la guarida de un dragón acaso?- pregunto Flick, después de sonarse la nariz ruidosamente con la mano.
-Yo creo que mas bien vamos a atacar un reino poderoso.
Al día siguiente, el ejercito se puso en movimiento. Flick, sin ninguna explicación, decidió ir en el carro de víveres.
-Pss, hey Kag
-¿Qué hermano?
Mientras indicaba a Flick dijo
-Su animal no se ve cansado ni nada
-Pse, creo lo que le pasa es que le falta algo de practica cabalgando
-¿Cómo así?
-que se peló los cueros
Ambos Kanovs prorrumpieron en atronadora risa.
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