Aglomoco

Bienvenidos al torcido mundo de mi creación, Aglomoco ¡Recuerden! Comentad o les arrancaré el higado!

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Location: Río Bueno, X región, Chile

La historia se ha escrito con sangre y a punta de espada. A mi siempre me a interesado la historia, siendo una de mis grandes pasiones, pero como la historia esta cargada de guerras, revueltas, revoluciones e invasiones, empezé a buscar saber más sobre las guerras y batallas. De esa manera, actualmente, soy un apasionado de la historia belica, así tambien de sus armas y fortificaciones. Aparte de ello, me interesan los juegos de rol, que aunque nunca he jugado ninguno, soy el master de uno inventado (bastante informal, pero a fin de cuentas, poco me importa y a los que lo juegan). Este juego de rol, ya va funcionando desde 10 años más o menos, y en su momento pick, tuvo 70 personas, cosa que por ridicula que sea me enorgullese. Por ahora, estudio, si así se le puede llamar a lo poco que hago con respecto al colegio. "Incursores Kanovs" es una novela que estoy escribiendo, se puede considerar como una tipica historia de estilo "espadas y brujeria", pero relativo a mi juego y mi mundo, Aiers o Aglomoco, como prefieran mencionarlo. "Guerra de Fronteras" es mi primera novela gráfica y trata principalmente de la vida y campaña en el crucero de Nortenz "Skadi"

Saturday, December 30, 2006

K-3 Kakarach


K-3 Kakarach

El Kakarach - 2 era demasiado grande, vulnerable, caro y con poco poder de fuego, pero había servido como valiosa experiencia para los ingenieros anuchianos para el desarrollo de futuros meks y autómatas, tales como el Lighter, que fue un exitoso robot de combate, pero la experiencia lograda en combates demostró que un piloto humano, a pesar de los problemas que podía atraer, era superior a un autómata, debido a que era pensante, podía aprender y podía tener nuevas respuestas ante un estimulo, siendo menos predecibles.

De esa manera, los ingenieros anuchianos de la Anuchian Construction CENTer (ACCENT) decidieron tomar el bastidor del Lighter, que se había basado a su vez en el Kakarach - 2, cambiando su configuración para que fuera un mek tripulado y no un autómata.

El K-3 se empezó a desarrollar el 2123, y durante once meses se hicieron pruebas exhaustivas, a diferencia de otros modelos anuchianos, pues esta vez no era la única motivación la publicidad ni razones políticas, como ocurría normalmente, si no que era desarrollado bajo la mirada atenta de los oficiales de las fuerzas armadas.

Uno de estos oficiales que influyó en el desarrollo, diseño y prueba de el nuevo mek experimental fue Tommas Haggaer, héroe de mil batallas, creador del arma acorazada anuchiana y diseñador de variados y exitosos proyectos, tales como carros de combate, vehículos blindados, cazacarros, cruceros y naves espaciales de batalla.

Tommas Haggaer, a la cabeza del proyecto, tenía la idea de que el nuevo mek debía ser rápido, ligero, fiable y suficientemente armado, pero sobre todo fácilmente transportable en los reducidos espacios de una nave espacial. De esa manera se puso especial interés en el desarrollo de un mek extremadamente pequeño, que podía ocupar un espacio mínimo para su fácil transporte en aviones, helicópteros, naves de desembarco, etc, para poder contar siempre con fuerzas mek en las primeras líneas del frente, antes que el enemigo pudiera si quiera desplegar sus propias fuerzas meks o acorazadas.

El énfasis puesto en la velocidad se debía a que se tenía pensado que sería un mek de exploración y de incursión, para atacar columnas desprotegidas, y su armamento estaba pensado principalmente para enfrentarse con unidades blindadas ligeras, no para el combate principal contra meks o tanques.

Cuando fue terminado el desarrollo y se presentó oficialmente el K-3, los oficiales de la Alianza del Norte, acostumbrados a los chascos de los ingenieros en cuanto al diseño de meks, y al ver el ligero y débilmente armado K-3 pensaron que era un nuevo desatino, pues un mek armado con solo dos cañones de 30 mm no podría enfrentarse a los meks de combate, meks pesados y tanques sin oportunidad, pero Tommas Haggaer y sus diseñadores tenían la solución a lo que parecía un problema insalvable:

La Casa Skod, productora de los cañones automáticos de 30mm del Kakarach -3 modelo SsG17 habían desarrollado especialmente para el mek un nuevo cartucho, además de las municiones convencionales, con núcleo de Stornkoldio.

Esta munición (la NGS123) era ligera y con un alto poder de penetración, con la cual se podía destruir o poner fuera de combate a unidades más pesadas y significativamente más caras que un K-3, pero lo malo eran que tenían un valor demasiado elevado, por lo que en la practica solo se destinaban a las unidades K-3 para ocasiones especiales.

El K-3 también estaba muy débilmente blindado, un problema bastante frecuente en los diseños anuchianos, pero lo contrarrestaba su alta velocidad (92km/h), mayor a la de cualquier otro mek, y gracias a su poco peso ejercía una mínima presión en el suelo, siendo ideal para combatir en nieve, desierto, pantanos, etc, y su movilidad era sorprendente.

Finalmente se puso en producción un primer lote de K-3 a fines del 2123 compuesto por 5.990 meks. Gracias a su bajo precio y la facilidad de fabricación, el primer lote fue entregado a tiempo a las unidades para que se entrenaran con ellos y entrara en combate en la guerra de la amparpica, entre la Alianza del Norte y Gofondria, donde los K-3 actuaron perfectamente bajo las extremas condiciones del gélido continente, pudiendo desplazarse fácilmente por las extensiones heladas, a diferencia de tanques, blindados y meks enemigos, pero su acción se vio opacada por los enfrentamientos en que los pilotos y comandantes, utilizando los K-3 como meks de combate los lanzaban a enfrentarse a los más pesados meks goffianos, sufriendo grandes bajas.

Después de la guerra, donde se detectaron una serie de problemas, como sobrecalentamiento de los motores y fallas en el sistema de giro del casco, se empezaron a hacer lotes y lotes de meks Kakarach-3, llegando a convertirse en el más prolífico mek cuando estalló la 5ª Guerra mundial, habiendo sido fabricados más de 23.000 unidades, que se enfrentaron en numerosas ocasiones a las fuerzas Covieticas, siendo sus más destacadas acciones en Finolandia, pero con el catastrófico holocausto nuclear que termino con esa guerra y barrió la tecnología de Aiers, el K-3 no volvió a verse, al igual que todos los otros meks, en la superficie del planeta.

Pero dentro de las fuerzas coloniales, que habían partido al lejano sistema de Ots, siguió existiendo, y una vez creada nuevas industrias fue puesto rápidamente en producción, convirtiéndose así en la espina dorsal de los ejercitos meks de la Confederación Nutk, combatiendo en la guerra de la Confederación-Triple Alianza del 2145, la Rebelión Münzen del 2146, la guerra Imperio-Confederación del 2151, la guerra de las praderas de Greenplains, la guerra Confederación y Spotzen, la primera y segunda guerra de secesión Nutk y en cada batalla y guerra en que se empeñaron ejércitos de naciones Nutks, tales como la Confederación, Kalingia, clanes Nutks, la Unión.

El K-3 fue tan exitosos, que se siguió produciendo hasta el 2186, después de haber sido fabricado durante 62 años, pero ese no fue el fin del K-3 Kakarach, pues se crearon, basándose en su bastidor muchos nuevos meks, y su producción tan solo había cesado el 2186 a favor de una versión modernizada, el K-3 Skod.

Variantes del K-3:

K-3 Chaos:

El Imperio Norodor, después de la guerra sostenida contra la Confederación el 2151, donde había salido mal parado, había visto que sus unidades meks, aunque superiores a los ultraligeros meks K-3 confederados, eran copados por la superioridad numérica enemiga, por lo que, a pesar del orgullo de su emperador, decidieron fabricar un nuevo mek barato y masivo, para poder utilizar como escudo para sus unidades principales, y que fuera lo suficientemente rápido para enfrentarse a los veloces meks. Intentaron entonces desarrollar un mek así, pero sus intentos eran en vano, por lo que, cansados por sus fracasos, decidieron simplemente tomar los meks K-3 que habían capturado durante el conflicto a los Confederados y llevar a cabo una copia sin derechos, que bautizaron como K-3 Chaos.

Los binos cambiaron el motor y pusieron más armento al casco, que quedo conformado por 2 calones automáticos FM14 de 30mm y dos láser Zao Ho 2044, pero el motor bino y el mayor peso hizo disminuir la velocidad del Chaos drásticamente a los 71km/h.

Producido por la Factoría imperial y la Xing-Tao, aún se mantiene en producción, aunque es considerado muy inferior al K-3, y es usado por los Nodorianos como unidad de choque, escudo para unidades de más valor, por lo que en las acciones que han combatido estas unidades siempre contaban con enormes bajas.

Durante la expansión de las colonias, gracias a ser fácilmente transportable al igual que el k-3, fue el primer mek Nodoriano en poner pie en las colonias y reclamarlas para el Imperio de las Tres Casas.

K-3 Chaos Artillerie Pod (AP)

El K-3 Chaos AP era un mek de apoyo de artillería creado por los binos, para prever de esa manera fuego artillero de apoyo cercano a sus fuerzas de infantería y meks ligeros.

Además del armamento normal de un Chaos, llevaban 18 cohetes tierra-tierra Mirfladd de 90mm y alcanzaba los 68km/h.

K-3 Voruskyamashina

Spotzen, después de las guerras de las praderas se vio apurado y necesitado de un mek ligero, lo suficientemente barato para mantener la seguridad en sus fronteras con la Confederación y Otskold en las llanuras, para no tener que así ocupar en tareas de seguridad sus unidades principales de batalla. Por ese motivo, la UNARCO tomó el diseño del K-3 bajo patente y empezó a fabricar el Voruskyamashina, cuya principal función era la vigilancia de frontera y seguridad interna, siendo destinado a los cuerpos de policía.

El Voruskyamashina empezó a construirse el 2158. Los Spotzenianos armaron al Voruksyamashina con 2 cañones automáticos de 15mm Svessi Norva TR-87, pues calculaban que una unidad de vigilancia no necesitaría mayor armamento. También le añadieron estanques adicionales de agua y de almacenamiento de alimento para los 3 tripulantes y munición adicional, así como estanques de combustible y un equipo de comunicaciones de largo alcance, todo para desarrollar mejores sus actividades de vigilancia, aumentando su autonomía.

Los Spotzenianos, aunque buscaban un mek ligero y rápido, siempre prefieren las cosas mejor blindadas y protegidas, con mayor poder de fuego, por lo que sus tripulantes, temerosos de tener que trabar combate alguna vez en un mek tan “delicado” tenían la costumbre de agregar ellos mismos blindaje en sus bases, lo que podían ser trozos de blindaje robados a otras unidades, chapas de metal, madera, sacos de arena arrimados o lo que fuera que estuviera a su alcance.

El Voruskyamashina, a pesar de ser una unidad de seguridad y no de combate, igual a entrado varias veces en acción, en la gran guerra de la nebulosa de Ots en las batallas de las Greenplains y Zabayikyik, donde estas unidades, comandadas por los “perros de las praderas” lograron, a pesar de sus ligeros meks, poco blindados y mal armados para los estándares spotzenianos, resistir y rechazar repetidas veces a las fuerzas de la Unión he Imperio antes de ser aniquilados por la superioridad enemiga.

Después del armisticio entre Spotzen y los EAN, los Voruskyamashina volvieron a sus misiones normales, pero se les añadió la de exploración planetaria.

K-3 Cançaceiro

El 2185, el gobierno de la alianza Goffica compró a los EAN una partida de unos 1.400 viejos K-3 Kakarach, que iban a ser desguazados, pues la Alianza quería repotenciar su ejercito y adquirir nuevas unidades. Los Estados Autocráticos Nutks se los vendieron a un precio exorbitante, mientras sonreían pensando en la debilidad de sus vecinos del sur de Ots, que para reforzar y modernizar su ejército adquirían material en camino a deshuesarse.

Pero estaban equivocados en su estimación del ejército de la Alianza Goffica.

A penas les llegaron los viejos K-3 Kakarach, los goffianos los desmantelaron casi por completo, cambiando los antiguos motores por nuevos motores Martann 788, mucho más poderosos, para luego instalarles un nuevo blindaje y añadirles capacidad anfibia, gracias a unos flotadores y motores fuera de borda, con los que, inflando los flotadores, el mek podía trasladarse en mar, ríos o cualquier curso de agua como una lancha rápida.

Estas unidades potenciadas fueron destinadas a los batallones de infantería de marina rápidamente. Al ver el éxito de esto, los Goffianos compraron patentes para producir en la EGESA y las Maestranzas GOffianas (MAGO) el K-3 Kakarach, pero no fabricaban ese, si no la variante que bautizaron K-3 Cançaceiro. A las unidades compradas en Gofondria, además de colocarles el nuevo motor y los otros cambios, se les remplazó los SsG17 de 30mm por 2 cañones MAGO LAN-87 de 57mm, 2 misilesAustral TT-2 de 90mm y 1 ametralladora de 12,7 en montaje antiaéreo.

La velocidad del Cançaceiro era de 84km/h y su tripulación de solo 2, a diferencia de los 3 del Kakarach.

La primera vez que los Cançaceiro entraron en combate fue en la guerra de la nebulosa de Ots, en contra de los confederados en la primera batalla de Folsbury, donde los infantes de marina y tropas de desembarco Goffianos demostraron su valer, pero principalmente en la batalla de Kuekker, donde su heroísmo, valentía y arrojo no conoció limites y escribieron inolvidables paginas en la historia Goffiana.

K-3 Paterciño

Desde sus humildes orígenes, las Libres Colonias Paternicas, creadas por grupos de refugiados que huían de otras naciones, necesitaron mantener un ejercito lo suficientemente poderosos como para disuadir al Imperio Norodor, la RFB, Nortenz y los Estados Unidos Nutks de ocupar sus colonias. Debido a su poca capacidad industrial en el momento, no podían acceder a la más moderna tecnología ni producir grandes montos de armamento propio, y este se limitaba a armas ligeras de infantería.

Para paliar esto, y para sus necesidades de exploración y de un mek de fácil transporte empezaron a adquirir viejos lotes de K-3 Kakarach, cuando los EAN los estaban reemplazando por el K-3 Skod.

Basando sus fuerzas meks en el K-3 adquirieron una basta experiencia, y debido a la dificultosa manutención de meks de unos 40 años de antigüedad, adquieron suficientes conocimientos mecánicos como para no solo reparar a sus viejos meks, sino de construir nuevos K-3.

Los K-3 Kakarach y sus copias sirvieron durante unos 20 años en el ejercito de las Libres Colonias, hasta que, los diseñadores Paternitos, respaldados ya por una poderosa industria, fueron capaces de rediseñar por completo el K-3 Kakarach, adaptando por completo el diseño a sus necesidades.

De esa manera, basándose en el K-3 Kakarach llegaron a un mek completamente nuevo, que llamaron el K-3 Paterciño.

Este mek estaba armado con 2 cañones automáticos PIAN de 20mm, en vez de los de 30mm por economía, pero además le agregaron 2 láser Zao-Ho 2044 adquirido a la Xing-Tao Nodoriana como arma de apoyo y dos cohetes Austral TT-2 de 90mm de fabricación Goffiana como arma antitanque y antimek.

Además redujeron la tripulación de 3 a 2 y la velocidad se mantuvo en los 91km/h.

Redistribuyeron el blindaje, logrando hacerlo más espeso en algunos lugares, pero dejando otros puntos más vulnerables que antes.

K-3 Skod

El K-3 Skod, producido por la KAMAEST Kalingia, la Grupp y la Skod es el sucesor directo del K-3 Kakarach. Los experimentados diseñadores Kalingios, aprovechando todo su conocimiento adquirido y los adelantos en la técnica, lograron mejorar el armamento, blindaje, velocidad y maniobrabilidad del Kakarach, disminuyendo además la tripulación de 3 a solo 1 miembro.

El armamento estaba compuesto por 2 cañones automáticos Grupp SkG82 de 30mm y 2 láser Skod SskL L-22, armamento más ligero en peso pero más efectivo. Para el nuevo láser además mejoraron los sistemas de refrigeración, eliminando los problemas de muchos meks armados con ese tipo de armamento.

Su velocidad era una de las mayores alcanzadas por un mek, 97km/h

K-3 Coverfeuer

El Coverfeuer nació de la improvisación de las tripulaciones de meks de los Estados Unidos Nutk.

Durante la primera guerra de secesión, los pilotos mek de la Unión tenían que avanzar con sus meks K-3 en contra de los confederados, utilizando su ventaja numérica, pero los confederados no eran estúpidos. En vez de enfrentar a los numerosos meks enemigos con un contraataque con sus pocos meks propios o a arriesgar a sus unidades blindadas en contra de las grandes formaciones enemigas, emplazaban artillería en sitios inexpugnables para los meks o ocultaban sus cañones, y aprovechando su mayor alcance que los meks, disparaban seguros desde sus escondrijos, destruyendo los meks enemigos antes que se pudieran acercar lo suficiente, o también utilizaban helicópteros artillados o cazas de apoyo cercano, con los que martilleaban las formaciones meks enemigas, especialmente vulnerables desde el aire.

Los comandantes de lanzas (escuadrones meks en el ejército Nutk) de la Unión, para contrarrestar esto decidieron montar en algunos meks (más o menos uno de cada 10) una batería de cohetes tierra-tierra, para lanzar un fuego de artillería de supresión en contra de las posiciones estimadas del enemigo, o cohetes tierra-aire, para mantener alejados a los aviones y helicópteros confederados.

Después de la guerra, esta practica se vio desapareciendo, sobre todo con la aparición posterior de meks medios, pesados y de asalto en el ejército de la Unión y el aumento de piezas antiaéreas en el campo de combate, pero volvió a aparecer durante la expansión colonial de la Unión, cuando, por el limitado espacio de transporte, solo se podía contar en las unidades de primera línea meks ligeros tipo Kakarach, por lo que nuevamente necesitaban improvisar artillería móvil de apoyo y artillería antiaérea.

Fue entonces cuando el gobierno, viendo a veces los peligrosos cambios realizados por las tripulaciones a sus meks causaban tantas bajas como las causadas por el enemigo, se le ordenó a la ACCENT fabricar un mek de apoyo artillero con el bastidor del K-3 para acompañar a las unidades Kakarach, fabricándose así el K-3 Coverfeuer, que podía llevar 32 misiles tierra-tierra Nebelwierfer Condor-88 de la Grupp o 20 misiles tierra-aire Bomberhunter 116.

Alcanzaba los 90km/h y su tripulación era de solo 1 miembro.

Existen además multiples variantes, como un mek de recuperación, mek de artillería antiaerea, de mando, caza meks, etc.


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Sunday, December 24, 2006

la Navidad intentar hacer rimar, los nervios te terminara por destrozar

Ustedes se han de preguntar

Donde están los presentes

Que tendría que dar

Pero ustedes me han de disculpar

Es una falta grave, se pueden indignar

Pues regalos no tengo para obsequiar

Tacañería o falta de tiempo,

Descuido insospechado,

No lo se, y lo siento,

Pero no es este el momento

Para mi lamento,

He de actuar con el mayor tiento

Para reparar el olvido

Flagrante que he hecho

Ante esta barbaridad

no tener regalos ni presentes en navidad

solo queda apelar a la creatividad

Sin saber como mi error enmendar

Me falta tiempo y me fui a merendar

Y al terminar de almorzar,

A la poesía se me ocurrió apelar

Pero mal poeta soy, y no tengo a quien alegar

Y con mi alma en ello, tampoco, se rimar

Pero aún así algo tendría que inventar,

Así que mis sesos me puse a devanar

Intentando un par de oraciones hacer rimar

Pero el destino su mano interponía

Con dificultades inusitadas me indisponía

Y así, cada vez que concentrarme podía,

La inspiración se perdía

En medio de una algarabía

De manera insospechada,

Una mermelada indirectamente

El computador me apagaba

Me maldecía mentalmente

Y la inspiración que callada

Volvía, un guitarrista

La espantaba

Y mi ánimo se trucaba

Y la ira me abnegaba

Así, sin poder las palabras reunir

e intentando evitar a clichés recurrir

Todo fue en vano y me deje persuadir

Por los mensajes expresados por las tiendas en el diario vivir

Por lo que lo único que atiné a escribir

Fue feliz navidad, sin nada más que decir

Me pareció insípido e inconcluso

Me mantuve en la oficina, recluso

Sin saber que colocar de uso

A mi mensaje, para no parecer iluso

Finalmente rendido,

Cansado pero no agotado

Y con el seso mal estrujado

Exasperado, a los lugares comunes e apelado

Para simplificar esta cuestión:

decir lo típico de la situación

Feliz Navidad y Prospero año nuevo

Aquí termino

os abandono,

algo corrido

pues escribir sin sentido

me parece indigno

me disculpo

y despido

con un buen deseo

y ganas de leseo

Alex Wendler

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Tuesday, December 19, 2006

gentes de Aels

esta imagen, hecha como "collage", es una muestra de varias de las especies y nacionalidades y personajes que intervienen en mi cuento "incursores Kanovs": Kanovs, Lordnord, humanos Nutks, Koktos, ogros, belfos hebonnor, drews, Vanolosés, Harpias, Draak Harg, Siggos y muchas otras criaturas.

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Incursores Kanovs, Cap 8.Part 1 "Bierteno"

Bierteno

Un pájaro salió volando imprevistamente a la amplia bóveda celeste, por sobre los árboles que cubrían el horizonte. Por unos instantes, el silenció recorrió la enorme he infinita selva de Bierteno, interrumpida por un repentino torrente de insultos y maldiciones. Abajo, muy abajo, en medio del suelo del bosque, un corpulento y enorme Kanov trataba de liberarse de unas enredaderas y lianas con las que se había enredado, lanzando machetazos a diestra y siniestra, enfurecido.

Se detuvo un momento, para luego continuar lanzando un rugido y una nueva serie de maldiciones, antes de continuar con su frenético trabajo, cuando se acercaron dos sombras. Una de ellas murmuró un insulto, y con la mandíbula apretada, intentando silenciar su voz y su enojo le dijo:

-cállate idiota, o todo el maldito mundo sabrá que estamos aquí, maldito Gorck-

Gorck miró entonces a la sombra, reconociendo a Karp y Zgash. Lanzó un escupitajo al suelo, y mirando con furia a Karp gritó con toda su fuerza

-¡¡Y que demonios importa, carajo!!!¡¡¡Quien me escuchará en este maldito trozo de tierra perdida en ningún maldito lugar!!!¡Acá nada vive, ni nada muere!-

Gorck continuaba gritando a voz de cuello, mientras Karp, con una mirada asesina intentaba contenerse de estallar en gritos y lo intentaba hacer callar en silencio, pero sin dejar por ello de ser prodigo en insultos a Gorck. Mientras esto sucedía, Zgash cortaba con un cuchillo de monte las lianas y enredaderas que tenían preso a Gorck, que una vez libre, finalmente se calló y se dejo caer en el suelo. Con voz apagada, mientras intentaba recuperar el aliento perdido mientras intentaba liberarse y la discusión con Karp, preguntó entonces donde se encontraban los demás.

-Más adelante, esperándonos con los Kazaak- respondió Karp, satisfecho de haber logrado que Gorck se callara.- Nos dimos cuenta que faltabas y empezamos a volver a buscarte con Zgash cuando tu voz y tu refinado vocabulario atrajo la atención de todo el bosque a ti-

Gorck, enojado por el tono tomado por Karp de maestro reprimiendo a un aprendiz iba a empezar a insultarlo, cuando una flecha pasó silbando entre ambos Kanovs, yendo a clavarse en un árbol a centímetros de distancia de la cabeza de ambos Kanovs. Karp y Gorck se miraron un momento, atónitos, mientras Zgash, que había permanecido en silencio junto a su señor durante la discusión se movió rápidamente, arrancó la flecha clavada en el árbol y la puso en su propio arco, que tensó e inmediatamente se adentró en la selva, en búsqueda del agresor.

Cuando finalmente Gorck y Karp reaccionaron y desenvainaron sus espadas he intentaban ver de donde vino el ataque, unos arbustos se movieron, pero de ellos no salió una amenaza, sino Zgash, portando en la espalda su propio arco y el machete al cinto, mientras que cargaba un pequeño carcaj lleno de flechas y un burdo cuchillo de monte. Dejo caer ambas cosas, inspeccionó un pequeño arco que también había traído y lo tiro al suelo después.

-¿y? – inquirieron los Kanovs, sorprendidos por la rapidez de Zgash.

-Amo, tan solo era un cazador duende solitario, pero el asunto esta listo…pero creo que sería prudente alejarse de aquí antes que vengan más visitas indeseadas.-

Zgash se quedó en posición de firme, esperando la orden de su amo. Karp y Zgash se miraron de reojo

-Realmente este esta en su medio, ¿eh?-

-Ajá- respondió únicamente Gorck. Karp partió entonces, seguido por Gorck. Zgash se puso rápidamente al frente del grupo tras recoger el cuchillo y el carcaj con las flechas, ignorando el arco, tras lo cual empezó a guiar a los Kanovs. Caminaron lenta y cansadamente por las huellas dejadas por los demás. Gorck y Karp murmuraban una conversación, mientras Zgash pensaba que era abrumante la cantidad de huellas dejadas por los kanovs y el resto del grupo al frente, que encontraron después de unos minutos.

El grupo se encontraba descansando, tendidos o echados a los pies de los árboles, mientras los Kazaak pastaban tranquilamente.

Mientras Karp y Gorck se unían al grupo y bebían un trago de agua, Zgash volvía sobre sus pasos a tapar los rastros, para hacer más difícil el posible rastreo.

Después de un rato llegó nuevamente y le dijo a Karp:

-Amo, sería bueno avanzar y buscar un refugio antes que caiga la noche, pues uno nunca sabe que clase de criaturas harán su aparición con la oscuridad.-

Karp asintió y el grupo partió, pero entonces Gorck empezó a hablar fuertemente, pues el alegaba que nadie había elegido a Karp como líder del grupo como para que escogiera todas las decisiones. Karp lo miró y dijo:

-¿Quién quiere ser líder? Que alce la mano…-nadie hizo ni un gesto- ¿Quién quiere que Gorck sea el líder? – Nuevamente nadie levantó una mano- Entonces…¿Quién vota a favor de que yo dirija el grupo?-

Al decir esto, levantaron la mano todos, excepto Gorck. Karp lo miró con una sonrisa triunfante, sin decirle nada, antes de seguir el camino que ya había sido reemprendido por Zgash. La selva cerrada impedía el caminar sin dificultad y la vegetación y mosquitos eran una molestia continua.

Cuando finalmente cayó la noche, se encontraban exhaustos. El refugio hallado por Zgash tras una larga búsqueda era una caverna cubierta de excremento de murciélago, que se encontraba al borde de una quebrada. Agotados por la marcha del día, intentaron dormir, pero el sucio ambiente y la ruidosa selva impedían conciliar el sueño, por más que lo intentaban.

Karp, después de intentar dormir por más de una hora, al borde de un colapso nervioso por el ruido de todas alimañas de la selva, lanzó repentinamente un rugido, que hizo callar momentáneamente a la selva.

Flick y Kag se levantaron y se acercaron a Karp, para intentar calmarlo.

-¿Cómo llegamos a esta selva infernal?-se preguntó en voz alta Karp, mientras mecía la cabeza y se tiraba la barba.

Desde la batalla en el Yermo, ya había pasado muchos días. Tras la batalla, el grupo de Karp había huido intentando volver a Kanovait a trabes del Yermo, yendo en línea recta al norte, pero siempre eran perseguidos por fuerzas enemigas, que perseguían de manera incansable a los prófugos. Ante tal presión, decidieron avanzar tan solo por la noche, pegándose al suelo de día, para intentar no destacar en la planicie infinita, siempre teniendo cuidado de ocultar sus rastros, habían logrado eludir a sus perseguidores, pero el avance era más lento.

-¡Malditos! ¿Qué no tienen otra cosa que hacer fuera de seguirnos?- masculló Gorck, mientras miraba tendido en el suelo junto a Karp un grupo de 40 jinetes a la distancia, cabalgando a toda velocidad por el Yermo. Cogió una bota de vino y le dio un último trago, antes de arrojarla lejos de sí, completamente vacía.

-Esa era la última bota de vino… Ahora solo nos queda agua, y poca… hay que racionarla bien, y cuando encontremos un pozo tendremos que llenar todos los recipientes con agua, pues uno nunca sabe cuando lo podrá hacer de nuevo- le dijo Karp

Gorck gruñó entonces y fue arrastrándose, sin levantarse en ningún momento, a buscar la bota y traerla de regreso. Cuando ya empezaba a caer la noche, montaron los Kazaak y prosiguieron al norte durante toda la noche, y con las primeras luces del alba nuevamente se detuvieron, en una pequeña quebrada, donde alguna vez corría un riachuelo, pero que estaba completamente seco.

-hey, Kag, por lo menos acá no tendremos que estar echados todo el día- le dijo Sga a su hermano, mientras descargaba al Kazaak.

Se pusieron a dormir entonces, después de comer un poco de carne seca, pan duro y un par de sorbos de agua. Karp entonces, con la garganta seca y el sol brillando, no lograba dormir. Mientras intentaba conciliar el sueño, con ambos ojos cerrados y el molesto sol escuchó a lo lejos, o creyó hacerlo, el relincho de un caballo. Rápidamente se levantó y cogió su hacha de combate, pero no volvió a escuchar nada. Se iba a volver a intentar dormir, cuando se dio cuenta de que Zgash también estaba despierto, y con el arco preparado.

-¿escuchaste?- pregunto en voz baja. Zgash asintió con la cabeza, y empezaron a despertar a todos, silenciosamente. Estaban preparándose en silencio, cuando aparecieron desde ambas simas de la quebrada un grupo de soldados humanos, con sus armas listas, pero ellos creían que iban a sorprender a los Kanovs, pero ya estaban despiertos y listos.

Rodeados y con el factor terreno en contra, se aprestaron a combatir, mientras el capitán de los humanos, que había esperado poder acabarlos mientras dormían, decidió conminarlos a rendirse.

-¡Ríndanse! ¡No tienen ninguna oportunidad! Están rodeados por completo y son infinitamente menores numéricamente!

Karp miró a Gorck y le dijo:

-como que no recordáramos que en la anterior batalla pasaron a todos los heridos a filo de cuchillo… ¿acaso estos creen que olvidamos eso? Nos rindamos o no, estamos muertos-

-A si que mejor morir peleando- respondió Gorck, con una mirada asesina, mientras sostenía con ambas manos su hacha de combate. El capitán humano, después de esperar un rato la respuesta de esos bárbaros atrapados en aquella ratonera, decidió que ya fue demasiado el tiempo y ordenó a cargar a sus tropas.

Karp, Gorck y sus guerreros, arrimados en el fondo de la quebrada se aprestaron a rechazar al enemigo. A pesar del cansancio de la continua huída y la falta de suficiente agua y comida, ofrecieron una recia resistencia. Zgash rápidamente vació su carcaj de flechas, mientras que los otros hacían retroceder a los humanos a hachazos y mandobles.

Karp, blandiendo su pesada hacha a diestra y siniestra, peleaba espalda con espalda con Gorck, sabiendo que de esa manera tendrían más posibilidades al estar por completo rodeados. Los humanos varias veces atacaron a ambos veteranos guerreros, pero estos eran demasiado hábiles y rápidos, y de un hachazo hendían escudos, cascos y cabezas, por lo que descorazonados, decidieron dejar de intentar atacarlos, yéndose por blancos más fáciles.

Los gemelos, imitaron rápidamente a Karp y Gorck, al igual que Flick , que cargaba a Wil en la mochila, y Zgash mientras que los guerreros de Gorck, en vez de pelear apoyándose entre sí peleaban por su cuenta, valientemente, pero siendo blancos más fáciles, por lo que fueron cayendo uno a uno. Zgash, una vez que había acabado las flechas peleaba con un machete cubriendo a Flick, pero los soldados humanos, una vez que se hubieron desecho de los guerreros de Gorck creyeron encontrar en Flick un endeble muchacho, por lo que concentraron su atención en el. Flick, peleaba alanceando sin poder herir a nadie, asediado por cuatro soldados, justo en un momento en que Zgash intentaba desembarazarse de dos soldados. Desesperado, intentó clavarle la lanza en el pecho a un arisco soldado, pero este esquivó su golpe fácilmente y mientras Flick intentaba recuperar el equilibrio lo golpeó en la cara con su escudo, mandando a Flick al suelo dando tumbos. Antes que se pudiera reincorporar, el soldado le lanzó una patada en la cara, y se preparó a acuchillarlo con la espada, cuando Wil saltó repentinamente de la mochila de Flick. Los humanos miraron perplejos por un momento a esta criatura, pero Wil dio un nuevo salto, lanzándose a la cara del soldado que había herido a Flick, mordiéndolo, arañándolo y pateándolo al mismo tiempo. Los otros, atónitos, se olvidaron por el momento de Flick he intentaron ayudar a su compañero, momento aprovechado por Flick para levantarse, desenvainar su cuchillo y lanzarse sobre los enemigos, enzarzándose en un combate cuerpo a cuerpo con otro soldado, pero este, más experimentado se deshizo de él lanzándole un codazo, que de nuevo mandó a Flick a tierra, pero Zgash ya se había desembarazado de los soldados que lo atacaban y ayudó a Flick y Wil, matando rápidamente a los agresores.

Los soldados humanos, cansados y desmoralizados por la resistencia opuesta y las bajas en lo que esperaban un combate fácil, empezaron a intentar huir, escalando por los bordes de la quebrada, perseguidos por un momento por Karp, Gorck, Kag y Sga, que lanzaban desgarradores y atemorizantes gritos de guerra, haciendo que huyeran en pánico. Los Kanovs detuvieron la persecución antes de iniciarla, pues sabían que rápidamente el capitán reagruparía a sus soldados para un nuevo ataque, aunque fuera a punta de espada y látigo, por lo que aprovecharon para reagruparse y arrimar sus escudos, para formar una defensa de erizo. Como habían supuesto, los soldados humanos se lanzaban nuevamente al ataque, instigados por su capitán, pero antes de bajar por la quebrada, un grupo de arqueros y ballesteros dispararon una ronda de flechas. Los kanovs, arrimados con sus escudos, lograron cubrirse, pero no del todo. Flick recibió un perno de ballesta en el muslo, mientras que Karp recibió uno en las costillas, pero la cota de malla sirvió para amortiguar el golpe. Kag en tanto recibió un flechazo en la mano, dejándosela inutilizada. Los humanos, nuevamente seguros de si mismo, se lanzaron entonces al cuerpo a cuerpo, pero la resistencia, a pesar de las heridas, fue demasiada para ellos, que nuevamente tuvieron que retroceder, dejando en el campo aún más muertos. Intentaron el ataque varias veces, sin lograr quebrar la defensa. En un ataque, el capitán humano, cansado de la mediocridad de sus tropas dirigió él mismo el ataque, encontrándose frente a frente con Karp. El capitán humano llevaba una cota de malla con un sobreveste rojo, con un torreón de plata, lo que quería decir que pertenecía a la Orden Sargonica, llevando como arma una espada de mandoble. Karp, para enfrentarse a él se salió un momento del grupo, abalanzándose y lanzando un feroz grito de guerra. El Humano esquivó el primer golpe de Karp he intentó rebanarle la cabeza, pero Karp detuvo el golpe con su hacha. Retrocedieron un par de pasos, mientras el resto de soldados observaba. El capitán intentó una finta, pero Karp supo detenerla. El capitán intentó varios golpes más, que fueron bloqueados por Karp, pero de repente logró clavarle la espada en el hombro a Karp, a pesar de la cota de malla. Karp, con la espada aún clavada en su carne reaccionó en un instante, le lanzó una patada en la rodilla al capitán, quebrándosela, aprovechando que este intentaba recuperar su espada, y antes que cayera, le cercenó una pierna con un rápido movimiento de hacha, y una vez que el humano cayó en el suelo, lo remató con un hachazo en la cabeza. Los humanos, atónitos, se retiraron nuevamente, al ver muerto a su líder. Esta vez, los humanos tardaron más en volver al ataque, y ya oscurecía, por lo que los Kanovs montaron rápida y silenciosamente y dejaron la quebrada, donde yacían los seis guerreros de Gorck y más de 30 soldados sargonicos.

Intentaron enfilar nuevamente al norte, pero habían numerosas patrullas enemigas. Finalmente, en un alto que hicieron para curarse las heridas, Karp resopló y preguntó

-¿alguna sugerencia por donde ir para llegar a casa?-

En la oscuridad de la noche, cada uno pensó en algún plan, pero en verdad ni siquiera sabían donde estaban y donde estaba Kanovait, fuera de que se hallaba al norte. Después de un largo silencio, Zgash carraspeó levemente y dijo:

-será una vuelta larga, pero ¿Y si vamos a través del bosque de Nubla? Desde ahí pudiéramos hallar el camino del bosque de los Anutkians y después pasar por las estepas K’nir y alcanzar así Kanovait.

Karp y Gorck se quedaron pensativos un momento. Ninguno de los dos conocía personalmente Nubla, pero por los rumores no parecía buena idea atravesar aquellas tierras.

-Dijiste algo de un camino…-inquirió Karp

-¿el camino del Bosque, amo?- preguntó Zgash

-Si, ese… ¿es seguro y fácil de transitar?-

-Antes no, era solo una senda difícil de seguir y peligrosa, pero la nueva administración Anutkian estableció puestos cada 25 kilómetros y arregló y ensanchó el camino, y ahora es una ruta segura y la normal de los comerciantes-

Ante esta noticia, Karp y Gorck se decidieron, pues cruzar por una carretera bien cuidada y transitada no es lo mismo que cruzar por tierras ignotas.

-¿y como llegamos a la carretera?- Preguntó Gorck

Zgash, ya seguro de la aprobación de su idea, indico que debían avanzar al sureste, alcanzar Nubla y, después de un corto trayecto por la selva alcanzarían el camino.

-Por lo menos tenemos ahora agua y comida- respondió Flick.

-¿Ah?- Karp había olvidado su pregunta.

Se echaron entonces en el suelo, cansados y con ojos somnolientos. Finalmente, el sueño pudo más que todas las alimañas de la selva juntos, y conciliaron el sueño.

Solo Flick se mantenía despierto, dandole unas ramas verdes de comer a Wil, que este, aunque daba claras muestras de asquearse profundamente por el alimento, tragaba sin chistar. Wil, una vez alimentado, empezó a gruñir y a gorgotear, exigiendo más comida.

Flick lo miró con el ceño fruncido.

-¿Qué nunca te llenas tú acaso?- Wil, seguía haciendo ruido, y al no recibir más comida, empezó a rebuscar por la caverna, internándose en la oscuridad. Flick lo intentó seguir, pero apenas dio un par de pasos, se dio por vencido. Aún cojeaba por la herida causada por la flecha, y aún tenía marcados los moretones y golpes recibidos en la batalla. Llamó con voz baja a Wil, que no regresaba del fondo de la caverna. Revisó entonces los vendajes, y vio aliviado que la herida estaba limpia. En eso volvió Wil, con la pata de un murciélago saliendo por la boca. Antes que Flick dijera nada, Wil ya se la había tragado. Wil, una vez comido, se hizo un ovillo y durmió en el sucio suelo. Flick intentó dormirse, pero entonces escuchó un leve ruido, ajeno a la selva. Hizo un esfuerzo por agudizar el oído y escuchar por sobre los ronquidos de sus compañeros, cuando Wil, que se había despertado empezó a rodar por el suelo sucio con excremento de murciélago, chillando de felicidad. Flick, enfurecido, le dio un golpe en la cabeza, haciéndolo callar. Entonces Flick escucho atentamente. Primero débil, y después más fuerte y nítido, se escuchaba el tronar de unos tambores. Rápidamente fue entonces a despertar a Karp, que dormía ya profundamente.

Primero lo meció suavemente, sin resultado alguno. Intentó entonces moverlo violentamente, pero nada. Perdiendo la paciencia, intentó tres veces más agitando cada vez más fuertemente, sin resultados.

Fuera de sí, lanzó una patada a su amo en las costillas, sin despertarlo. Susurró entonces para sí:

-¿Cómo demonios puede tener un sueño tan pesado?-

Karp se quejó levemente y se dio vuelta, dándole la espalda, mientras decía.

-Maldición, cállate de una vez que me despertaste.-

Flick quedó un momento pasmado, pero antes que Karp se volviera a dormir le pidió que escuchara atentamente. Karp lo miró, pensando que este idiota vaya a saber los dioses que quiere que me despierta, pero aún así escuchó. Después de un rato de atención, Karp dijo:

-No escucho nada. Duérmete muchacho-

Entonces escuchó los tambores. Lanzó entonces una mirada inquisitiva a Flick.

-¿y eso?-

-Ni idea-

Escucharon entonces ambos, en silencio.

-Parecen tambores de guerra- sentenció finalmente Karp

-¿serán Kanovs?-

Karp se alzó de hombros

-Tal vez sean otro grupo de los que se retiraron de la batalla-

-No creo- dijo una voz detrás de ellos.

Sorprendidos, se dieron vuelta y vieron que ahí se hallaba Zgash.

-¿Y tu cuando te despertaste?- preguntó Flick, aún sorprendido -¿y por que no pueden ser Kanovs?

-Pues, si uno huye del enemigo, no lo llama de esa manera.-

Karp se quedo un momento en silencio, pensando. Después de un momento, se incorporó del suelo y se desplazó por la oscura caverna en silencio, despertando a Gorck con una patada en el vientre. Gorck, despertado bruscamente, emprendió a gritos he insultos, pero Karp lo hizo callar y discutieron un momento entre los dos, y después Karp volvió con Zgash y Flick.

-Vamos a averiguar quienes hacen ese ruido, ¿comprendido?-

-No creo que sea una buena idea amo-

-No importa, mejor probar y ver que quedarse con la duda.-

Zgash se quejó un momento, pero sabía que mucho no importaría lo que dijera, por lo que solo dijo:

-Pero señor, por lo menos esperemos la luz del día.-

Karp accedió. Los tambores callaron después de unos minutos. Esperaron el día, unos despiertos y otros durmiendo. Cuando finalmente llegaron las primeras luces del alba

Se alistaron a partir para averiguar de donde provenía el ruido de los tambores de la noche. Por concejo de Zgash, decidieron dejar los Kazaak y los enceres a cargo de los gemelos y Wil, mientras que irían a los demás a investigar.

-Si encontramos algo, los iremos a buscar- dijo Flick a los gemelos y Wil. Los gemelos estaban fastidiados, pues ellos eran de la opinión que el que se debería quedar era el muchacho humano, y no dos “grandes guerreros Kanovs” a cuidar como pastaban los Kazaak. Wil, mientras, miró con el ceño fruncido a Flick. Flick le palmoteó la cabeza y le repitió que volvería a buscarlo, sin que Wil mostrara un asomo de haber comprendido. Lo repitió otra vez, y creyendo que había entendido el rasgo intentó partir, pero Wil se aferró a su pie. Resopló y le dijo al rasgo que se quedara por enésima vez. Wil lo miró un momento, cuando la luz del entendimiento pareció tocarle. Se soltó de la pierna de Wil, pero entonces se puso a gimotear y hacer gorgoritos, mientras rodaba otra vez por el suelo. Flick intentó entonces seguir a los demás, que ya habían partido, cuando se dio cuenta de que Wil lo seguía. Ya sin paciencia, cogió a Wil por los hombros y le gritó:

-Yo-voy-tu-te-quedas-yo-vuelvo-¿entiendes-tu?-

Wil al parecer no le entendió absolutamente nada, pero por el tono empleado decidió quedarse, yendo a esconderse detrás de los gemelos. Rápidamente Flick, libre de la molestia de Wil, apuro el paso, al tiempo que pensaba aliviado que ya podía caminar solo con una leve cojera por el ballestazo. Alcanzó un tanto dificultosamente a los demás, que seguían avanzando.

Caminar por la densa vegetación era una tarea ardua. Las pesadas botas de los Kanovs y Flick se hundían en el fango, quedándose a veces por completo empantanadas. Más de una vez, a alguien se le salió una bota, y con juramentos y dificultades lograba sacarla.

-Esta selva endemoniada se pone cada vez peor- farfulló Karp, mientras sostenía en una mano la bota completamente embarrada. Además de eso, las ramas y lianas los enredaban y tenían que abrirse paso a machetazos, tropezando continuamente. Después de un rato, Gorck, Karp y Flick estaban por completo embarrados, mientras que Zgash, que andaba sin calzado alguno no tenía tantos problemas y se movía con maestría por entre la vegetación, dejándola casi intacta y sin marcas de que hubiera pasado por ahí. Después de un rato, Zgash se detuvo y les dijo como concejo que mejor se sacaran las botas y anduvieran descalzos como él para tener menos problemas. Karp, que se calzaba nuevamente una bota dijo que no abandonaría nunca sus botas.

-Maldición, que estas botas son de fina confección- murmuro.

Gorck se río y le dijo:

-¿Qué tienen de finas? Son iguales a las de todos-

Karp le lanzó una feroz mirada.

-Pues la hizo mi mujer….¿tienes un problema?-

Flick se contuvo de la risa, pero Gorck estalló en carcajadas. Se volvieron a poner en movimiento, rehusándose a quitarse las botas, pero después de un par de minutos, Karp lanzó una maldición, después de que nuevamente se le hundió la bota en el barro y quedo atrapada, pero esta vez no la pudo recuperar. Maldiciendo en voz baja, con ambos brazos metidos en el lodo, buscaba infructuosamente. Después de eso, siguieron el concejo de Zgash y se descalzaron, dándole las botas a Flick para que las llevase. Después de ello, avanzar fue más fácil, pero surgió un nuevo problema. Zgash se detuvo un momento y, después de cavilar un rato, declaro que no sabía adonde había que ir ahora.

Miraron en torno de si en la selva, entonces Karp dijo…

-Creo que era al norte de donde venía el ruido-

-No, te equivocas, era al sur-

Karp subió el tono de voz entonces.

-Al norte era- aseguró entonces- al sur no hay nada más que bosque-

-No, era al sur, si seguimos tu camino seguro que terminamos dando tumbos por la selva-

Empezaron a discutir ambos kanovs, subiendo el tono de voz gradualmente hasta gritar a voz de cuello. Zgash y Flick intentaron hacerlos callar, inútilmente.

Gorck, perdiendo la paciencia, le lanzó un feroz puñetazo a la cara de Karp, que hizo trastabillar a Karp, que retrocedió un par de pasos. A pesar del golpe de improviso, se mantuvo de pie y alzó la mirada. Un profundo corte en la ceja sangraba, bañándole toda la cara. Le lanzó entonces una mirada asesina a Gorck.

-¿con que esas tenemos?- arrojó lejos de si sus armas y se sacó de un manotazo el casco.- entonces hagámoslo como es debido- se plantó entonces firme en el suelo, frente a Gorck. Eso era un reto, una pelea de aguante.

-Al juicio de los dioses- dijo Karp

Gorck entonces tan bien se desarmó, arrojando su hacha y su machete contra un tronco de árbol, donde se clavaron profundamente.

-Pega primero- gritó Karp.

Gorck, parado frente a él, puso toda su fuerza en su puño, y le lanzó un colosal puñetazo en la mandíbula a Karp, que ni intento cubrirse ni evadir el golpe. Escupió después del golpe sangre, se pasó el brazo por la cara, para limpiarse un poco la sangre que manaba de su ceja y le dijo a Gorck

-Ahora es mi turno-

Karp, lanzando un único golpe, golpeó con brutalidad la cara de Gorck, que, presto para recibir el golpe, había abierto los pies, plantándose firmemente, pero a pesar de ello, se tambaleó un poco.

Siguieron de esa manera, alternándose, dándose de trompadas. Gorck, gracias a su tamaño he inmensa fuerza física, golpeaba más fuertemente, pero Karp era un hueso duro de roer, y extremadamente resistente. Cuando ya iban en el décimo turno, Zgash se paro entre ellos, mientras Karp se preparaba para lanzar un nuevo golpe.

Gorck y Karp reaccionaron indignados ante esta intromisión

-¡Como osas detener un juicio de los dioses!- Gritó Gorck, mientras escupía sangre. Agarró en eso a Zgash por el cuello y le iba a golpear la cara, cuando este, sin moverse, le dijo:

-Tan solo escuche señor-

Gorck, con el puño listo y sujetando a Zgash, sin que pudiera tocar este el suelo. Los dos Kanovs al principió solo oían sus respiraciones agitadas. La sangre corría por sus caras y tenían cortes en los puños. Karp se pasó el dorso de la mano por la cara, intentando limpiarse la sangre, cuando escucharon lo que les señalaba Zgash, el tronar de tambores, que provenía claramente del este.

Gorck dejó a Zgash en el suelo, y se alzó de hombros, al igual que Karp. Se miraron entre sí y Karp dijo:

-Los dioses dieron su veredicto-

-¿Tienes algo para tomar?-

Karp le alargó una pequeña bota a Gorck, que bebió habidamente.

-Maldito abstemio- le dijo bromeando, mientras le devolvía la bota- me botaste cuatro dientes-

Ambos Kanovs rieron ruidosamente.

-Vamos- dijo Karp, mientras recogía sus armas he iba al este. Gorck también recogió sus cosas, desclavando dificultosamente las armas del árbol. Después alcanzó a Karp y empezaron a conversar en voz baja, como los amigos de siempre.

Flick no entendía nada, y miraba extrañado. Zgash le dio un manotazo en la espalda.

-Vamonos entonces-

-¿Qué demonios fue eso?- dijo Flick, mientras señalaba a los Kanovs, que ya rabiaban de nuevo, maldiciendo el bosque, las lianas y todo lo que impedía el paso.

-Pues…. Esos son Kanovs- respondió Zgash.

Guiados por el sonido, atravesaron la selva. Zgash nuevamente encabezaba el grupo, seguidos por los demás, un tanto rezagados. Caminaron cinco kilómetros, siempre escuchando el ruido producido por los tambores en la selva. Trepanaron una pequeña colina cubierta de vegetación y árboles, cuando Zgash, que llegó a la cima, se detuvo. Karp, Gorck y los otros, que se encontraban detrás, no supieron bien el por que y continuaron subiendo dificultosamente. Una vez que alcanzaron a Zgash en la cima de la colina, vieron ante sus ojos un gran valle, cubierto parcialmente por la bruma de la mañana, desde donde provenía el ruido de los tambores. En la espesa y baja niebla, sobresalían algunos árboles aquí y allá, dando la impresión de que se encontraban flotando en un lago blanco. En medio de la niebla, justo en la mitad del valle, se alzaban unas pirámides de piedra y torres, cubiertas por enredaderas y selva. Todo el conjunto daba temor, pues en aquel valle solo se podía escuchar los tambores, tronando en todo momento, proviniendo de la ciudad perdida hundida en la niebla.

Se miraron un momento, indecisos de adentrarse en ese valle sombrío. Decidieron entonces detenerse a comer, en la cima del cerro, mirando la ciudad.

Gorck, con la boca llena de salchichón y pan, dijo:

-puej yo creoj que estha abandonadah-

Karp masticó su pan con salchicha pausadamente, tragó y le repuso a Gorck

-¿Qué dijiste? No entendí ni una palabra, no hables con la boca llena-

Gorck dio otro tarascón a su pan, se echó un largo trago de agua en la boca, y luego continuó masticando. Finalmente dijo:

-Que no creo que haya nadie en la ciudad-

-¿entonces quien tocaría los tambores señor Gorck?- preguntó Flick, con una sonrisa irónica.

Gorck respondió convencido:

-Fantasmas-

Aquella respuesta turbó a Flick, que siguió comiendo en silencio.

-¿tu que crees Zgash?-

-De partida amo, no van a ser Kanovs-

-Di halgo que noj shepamos, lahagartiho-

-¡maldición Gorck, que no me interesa ver lo que comes!-

-No estoy seguro señor de que sea lo que vive en ese lugar, pues yo vivía al otro lado de la cordillera, en el bosque de Nubla, y no conozco bien Bierteno… pero nunca había escuchado hablar de una ciudad en un valle perdido en la selva…. A menos que…-

-¿A menos que cosa?-

-Que sea una creación de fantasmas o demonios- dijo Gorck, que se había terminado su comida y miraba fijamente la merienda de Karp.

-A menos que sea una de las ciudades perdidas…-

-Oh, señor mió, esto si que tiene gracia- dijo Gorck, mientras señalaba a Zgash.

-una ciudad de la que nunca había escuchado ni sabido, y determina que es una ciudad perdida… ¡vaya que hay que tener un genio vivo para llegar a tan brillante conclusión!-

La broma de Gorck no fue bien recibida, y Zgash se apresuró a contar, que en los puestos de intercambio, algunos viajeros, cazadores y comerciantes hablaban de una vieja leyenda, de las ciudades perdidas, que se encontraban diseminadas por los cuatro rincones del planeta, que habían sido construidas por una ancestral raza, que dejó al cuidado de terribles criaturas enormes tesoros, tan grandes como los de todos los reyes de Aels juntos.

-Entonces…. Esas ruinas tendrían que ser de una ciudad mágica perdida llena de oro custodiada por terribles criaturas, ¿ah?-

-Es una suposición señor Gorck-

Karp se rascó la cabeza y miró las pirámides escalonadas cubiertas de enredaderas, ocultas parcialmente por la niebla, que solo dejaba ver las puntas.

-se parece a solo un relato épico más, una aventura heroica, mitología, una pamplina, a fin de cuentas-

-Si que si. Solo nos falta un caballero en brillante armadura, una princesa y un señor oscuro-

Karp se río un momento.

-Claro… se que no quedo bien en el papel de caballero en brillante armadura, pero tu si que harás bien el de doncella-

Flick y Zgash se imaginaron a Gorck en vestido y se rieron.

-¿y el emperador maligno?-

-Flick, ¿Qué no ves que tiene toda la pinta?-

Estuvieron diciendo así incoherencias un rato y riéndose, logrando relajarse a pesa de la presencia del sombrío valle y el continuo tronar de los tambores. Finalmente, Karp se levantó y dijo:

-Ya que estamos aquí, vamos haya-

Recogieron las cosas que habían dejado en el suelo para comer, se levantaron y empezaron a descender en el valle. Zgash una vez más, actuó de guía del grupo y les aconsejo que esta vez no se separaran más que unos pasos.

-En esta niebla no se va a ver ni a dos pasos- dijo Flick, con sorna

Tal como Flick dijo, no se podía ver nada. Zgash, guiado principalmente por su instinto,

Empezó a bordear el valle.

-¿para que bordeamos y no vamos en línea recta?- se quejó Gorck, mientras descansaba un momento apoyándose en un árbol.

-Por que señor Gorck, hay una ciénaga que nos tragaría, si no se a dado cuenta, y donde hay una ciudad hay normalmente un camino-

La búsqueda de Zgash finalmente dio resultado. Encontró una estrecha calzada cubierta por musgo y con pantano a ambos lados. Seguían escuchando los tambores, que en ningún momento habían dejado de tocar, pero ya se habían acostumbrado a ellos.

Avanzaron en el mayor sigilo posible, pero para Zgash, los Kanovs hacían tanto ruido como un berserker atacando.

Caminaron un rato por la calzada, hasta encontrase frente a un derruido muro de mampostería de unos cuatros metros de altura, con una única puerta de hierro arrancada, que yacía en el suelo a corta distancia.

* * *

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Incursores Kanovs, Cap 7.Part 1 "Tol-Iznea"

Tol-Iznea

-Woah… esto en serio es alto-

-¿quieres callarte de una vez?-

-esta bien, esta bien- dijo Rikka, mientras miraba embelesada las nubes que se encontraban bajo ella.

-¿Qué tan alto estamos?- le preguntó entonces al jinete de grifo, que cada vez estaba más molesto, pero intentaba ignorarla, seguir guiando al grifo y mantenerse en la formación, pero la prisionera que llevaba en el anca del grifo, en vez de estar aterrorizada por su primer viaje en esa criatura parecía disfrutarlo.

-pues, estamos lo suficientemente alto, que si caes “casualmente” del grifo, vas a gritar laaaargo rato antes de escuchar el “plaf”-

-¿Qué “plaf”?-

-el de tu cuerpo rompiéndose en el suelo a una velocidad inimaginable si no te callas de una vez y dejas de hacer preguntas estúpidas, ¿entendiste?-

-bueno-dejo de hablar. Aunque tenía las manos atadas e iba en calidad de prisionera a Tol-Iznea, era increíble para ella poder volar en aquella magnifica bestia por la bóveda celeste.

Vio a los otros dos grifos, que volaban en una perfecta formación, quedando encantada de la belleza de esas criaturas y de su elegante vuelo. También veía a la Capitana, que dirigía el grupo y a Maia, que estaba en la misma posición que ella, atada a la montura del grifo en sus ancas, pero a diferencia de ella, no parecía disfrutar para nada el viaje.

Después de un largo viaje, pudieron ver aparecer entre las nubes allá abajo, muy abajo, los muros de Tol-Iznea. Los grifos. Guiados por sus expertos jinetes bajaron en perfecta formación, sobrevolando la ciudad poderosamente fortificada y rodeada por grandes e imbatibles muros de piedra, con una enorme puerta de hierro flanqueada por sendas torres, la ciudad más grande y capital del reino Lordnord, con más de doscientos mil habitantes, de todas las razas y especies que habitaban aquellas tierras. Desde el aire, desfilaban ante la vista de Rikka y Maia grandes casas de varios pisos pertenecientes a Belfos, humanos y warfs, los castillos de piedra levantados por artesanos warfs contratados por los nobles del reino, las universidades y academias, frecuentadas por gente de todo el continente y las mansiones y villas lordnord, construidas, al iugual que la fortaleza en el bosque, en los sendos árboles Sol-Arm.

Ante ellas, se desplegaba la vista de la asombrosa urbe, de una extensión in imaginada para Maia y más grande aún de lo que creía Rikka había pensado.

Los Grifos fueron conducidos entonces hasta el castillo real y las aulas del concejo, una enorme y fastuosa edificación, digna de ser envidiada incluso por los señores Hochbelfos de allende los mares.

Aterrizaron en un suntuoso patio, donde rápidamente unos pajes con la librea real ayudaron a desmontar a la capitana y llevaron los grifos a los establos.

En eso se acercó un general Leonida vistiendo una reluciente armadura y una capa roja, que lo acreditaba como pertenenciente a la exclusiva orden de los Lion Palad, la guardia de su majestad el rey de Tol-Iznea y el concejo, que preguntó, cortante a la Capitana:

-¿Qué te trae aquí, oh capitana Sharoe, que te aleja de tu cuchitril perdido en medio de la nada?-

La miraba despectivamente, sabiéndose netamente superior gracias a su rango.

Sharoe se cuadró y saludo al Lion Palad, pero de mala gana.

-Mi general, me traen asuntos de importancia desde la frontera, que tengo que tratar con el concejo y el rey.-

Al escuchar esto, el general dio la vuelta, partiendo en dirección al castillo, mientras decía

-el rey esta muy ocupado como para entrevistarse con cada capitancillo que viene de la frontera a llorar sus problemas.-

Sharoe se irritó por el trato que recibía del Lion Palad, pero no hizo nada, pues era normal aquel trato entre los Leonidas y los demás Lordnord, pues se sentían estar demasiado por encima de los otros Lordnord, debido a ser ellos los fundadores del reino, y sobre todo durante la última administración, los Leonidas se habían vuelto cada vez más insoportables y vagos, desde el Rey hasta el más insignificante noble, y no solo eso, si no también corruptos y acomodados.

Un claro ejemplo de ello era la corte real y el concejo, donde solo se llegaba agradando al rey y sirviéndole en todos sus caprichos y no presentando ni intentando solucionar los problemas del reino.

Era hasta tal punto así, que el rey, para no enfrentar los problemas que vivía el pueblo y el reino se había encerrado entre concejeros que solo se dedicaban a alabarlo, y cada oficial, concejero o ministro que intentara poner en su agenda de fiestas y banquetes los problemas del reino eran destituidos y reemplazados por otros, pues de esa manera no tenía que enfrentar todos esos problemas, mientras que el concejo, la más alta institución del reino, que solo se encontraba bajo el rey estaba compuesta por un montón de ancianos duques, barones y nobles, que vivían pelando entre sí, sin solucionar jamás los problemas del pueblo y el reino, entregados únicamente a intrigas palaciegas y debates interminables, mientras la corte del rey, alguna vez simple, como los orígenes de ese reino fundado por unos cuantos cazadores nómadas de los bosques ante la amenaza de los Draak Harg, se iban entreverando cada vez más, creándose un complicado …………

Aceptaba pues el trato, pues sabía que tenía que cumplir una misión más importante, por el bien del reino y de sus hombres, que combatían en la frontera a los numerosos invasores, por lo que acalló su ira y llamó al Lion Palad, antes que entrara al castillo.

-O, mi noble señor, no es a eso solo lo que vengo, si no que también tengo un presente para el rey.-

Eso gatillo un cambio de actitud del general, que a pesar del cargo que ostentaba, en la practica solo recibía a los visitantes y los despachaba, aceptando o rechazando las entrevistas que pedían para el rey, y este le había ordenado no aceptar a nadie que no trajera el regalo correspondiente a su majestad, por lo que al saber esto le dijo, pero sin perder la arrogancia de su tono.

-Iré a decirle al rey que le piden una visita.-

Después de decir eso entro en el castillo, volviendo unos minutos después, haciendo pasar a la capitana Sharoe y su comitiva.

Ingresaron entonces al castillo, pero frente a una hermosamente tallada puerta de maderas nobles, el general detuvo a Sharoe.

-El rey esta en una importante reunión con el concejo, discutiendo importantes asuntos del estado, por lo que no puede atenderte, así que espera aquí, hasta que te ordenen lo contrario.-

Después de eso entró por la puerta, cerrándola.

Sharoe les ordenó a sus dos soldados que se arreglaran un poco, mientras ella hacía lo mismo, pues sabía lo importante que consideraba el rey la presentación y que se podía sentir que insultaban su dignidad si no estaban bien aseados, por lo que pidió a unos pajes que ahí estaban que trajeran algo de agua, con lo que se lavaron y ordenaron sus ropas. Maia y Rikka mientras tanto eran vigiladas por dos guardias del castillo, y Sharoe les ordenó tajantemente que también se arreglaran un poco.

Después de eso esperaron cerca de media hora frente a la puerta, hasta que se abrió levemente la puerta, asomando la cabeza de un paje.

-disculpe capitana, pero la reunión se a extendido, pues es un asunto de extrema urgencia.-

Esperaron así, de pie frente a aquella puerta, durante un par de horas, hasta que la puerta fue abierta de par en par por el general Lion Palad.

-Ahora pueden pasar-

Entraron entonces Sharoe, sus dos soldados, Rikka y Maia escoltados por cuatro guardias Leonidas, vestidos con unos vistosos uniformes y las brillantes capas rojas de la guardia real.

En el Gran Salón del castillo real de Tol-Iznea aún se veía los vestigios de la importante reunión del estado llevada a cabo por el rey y el gran concejo, pues numerosos pajes retiraban los restos de una enorme orgía, ayudando a levantarse a algunos nobles que dormían en el suelo, totalmente borrachos, mientras el rey estaba sentado en un fastuoso trono de oro y piedras preciosas, cubierto con finos cojines de seda, rodeado de numerosas concubinas y la reina.

Los miembros del concejo, desinteresados de aquella miserable capitana de algún puesto fronterizo sin importancia dormían o charlaban ruidosamente.

Maia y Rikka, siguiendo las ordenes de los soldados de Sharoe se arrodillaron a veinte pasos del rey, quedándose en esa posición al igual que Sharoe y sus escoltas, hasta que el rey hizo un gesto, sin expresar demasiado interés.

Habló entonces Sharoe, sin levantarse.

-Saludos, o excelentísimo y amado rey de todos los Lordnord. Vengo desde muy lejos, del fuerte de Griah’khoambo con noticias de gravedad.-el rey no mostraba entonces ningún interés en lo que le decían, sino más bien en su copa de oro y esmeraldas semi vacía. Entonces Sharoe continuó.-También he traído a su majestad un presente de tan lejanas tierras, que es humilde e insuficiente para su majestad.-

Con eso logró atraer la atención de el rey, que la miraba curiosamente, mientras se preguntaba cual sería el regalo, pero entonces la capitana Sharoe le dio a conocer en puntos cortos y precisos la situación que se vivía en la frontera, de las invasiones he incursiones de Draak Harg y K’nir, de los ataques sufridos por las guarniciones y del creciente numero de monstruos y feroces bestias, que aterrorizaban aquellas comarcas.

El rey prestaba atención, solo en espera de su regalo, pero lanzaba unas miradas molestas al general que había recibido y dejado pasar a Sharoe, pues ahora tenía que escuchar su acalorado discurso.

Una vez que había callado Sharoe, la sala quedo en un silencio incomodo, y el rey tubo que romperlo.

-ehm..ejj… ministro Sorenosh…- se acercó entonces al trono un anciano Leonida regordete- ¿No era que habíamos firmado un tratado de paz con los K’nir tan solo el verano pasado?-

El ministro asintió gravemente, y dijo con una voz un tanto chillona, que era de esa manera, que exactamente el verano pasado se había cerrado un trato con aquella jauría k’nir que la capitana decía que la atacaba, lo que era improbable e imposible, pues decía que aquellos perros salvajes no osarían si quiera amenazar al reino de su majestad.

-Pero para ellos el pacto no vale nada… a sido tan útil como los anteriores veinte veces, de nuevo han tomado las armas en contra de su majestad- le repuso Sharoe al ministro.- Los K’nir son así, por mucho que hagamos tratados, les demos concesiones, alimento, mercaderías y zonas de caza, siempre vuelven a atacar, por que no el rey no responde con la fuerza necesaria para amedrentarlos, que sería lo único que los detendría, por eso le digo que necesito más tropas para enfrentarlos y acabar de una vez con esta situación.-

-Eso no es así- repuso el ministro- esos salvajes JAMÁS se atreverían siquiera a romper un tratado con su majestad, y los pactos que hemos hecho hasta ahora con ellos han demostrado en múltiples ocasiones lo útiles que son. Usted solo esta pidiendo más recursos y tropas por que con las que tiene no es capaz de resguardar la frontera de simples maleantes y bandidos que actúan en solitario.-

Para respaldar su opinión, el ministro empezó a declamar unos datos de cómo en todo el reino ese tipo de problemas se habían solucionado, y tan solo en su zona se suscitaban problemas con los ladrones, y tambien estadísticas de lo beneficioso de los pactos y tratados.

El rey escuchaba, aburrido nuevamente, y Sharoe, dándole cuenta de que el rey obedecería a su ministro tan solo para no actuar, le presentó al rey el regalo que había traído.

Maia y Rikka hasta ese momento, a pesar de estar arrodilladas, sin moverse durante largo rato, habían estado mirando impresionadas el lujo del gran salón y de la corte.

Maia observaba en ese momento al rey, un lordnord de edad avanzada, pero no viejo aún, con el pelaje dorado, pero deslucido, y con una frondosa melena de oro, pero con varias canas. Pensaba en su fuero interno, que para ser el rey de todos los Lordnord no era muy impresionante, más bien bajo para ser un Leonida y un tanto gordo, debido a sus continuas fiestas y orgías, cuando Sharoe la hizo levantarse, al igual que a Rikka.

Las guió entonces frente al rey, donde se quedaron paradas, frente a la nuevamente mirada curiosa del rey.

-Este es su majestad el regalo que le he traído. Dos jóvenes cazadoras Lordnord del salvaje sur.-

El rey se levantó entonces de su trono y se acercó a Rikka y Maia, y mientras caminaba en torno suyo, observando interesado su regalo, pues nunca había visto a “salvajes nómadas del sur”, por lo que, para agradecer el presente dijo:

-Capitana….-interrogó a su ministro con la mirada un momento, que le dijo el nombre- …Capitana Sharoe, usted ahora cuenta con plenos poderes en su región para actuar como le parezca, para que refuerce el tratado de paz con los K’nir y detenga el ataque de los bárbaros Draak Harg. Para llevar a cabo esto pondré dentro de muy poco tiempo bajo sus ordenes toda una nueva compañía de soldados y los recursos como para negociar con los K’nir.-

Al terminar de decir esto hizo un gesto, y la capitana y sus dos escoltas abandonaron la sala, después de hacer tres reverencias.

Apenas se había cerrado la puerta del gran salón tras de ella que lanzó una maldición.

-¡con los mil demonios! Todo este viaje no fue por nada- exclamó Sharoe

-pero señora, el rey dijo que le daría toda una compañía como refuerzo y muchísimos más recursos- le repuso uno de sus soldados.

-Ja ja. Son las mismas promesas huecas de siempre que antes hacía el concejo, ahora lo hace el rey. Para poder controlar la situación no se necesitarían una compañía más, sino unas diez, y se niegan a entender que los K’nir solo hacen pactos para recibir todos esos recursos que les damos a cambio de la paz para seguir atacándonos.

¡Maldita sea! Abandoné mí puesto solo para dar un paseo por Tol-Iznea. Tenemos que volver a Griah’khoambo ahora mismo.-

-¿no vamos a dormir siquiera esta noche?- preguntó uno de los soldados, a lo que Sharoe le respondió fieramente:

-¿para que mientras dormimos aquí, allá en Griah’khoambo atacan y queman las aldeas y son exterminados todos, todo por que nos fuimos a pasear a Tol-Iznea? Si tu quieres esa carga de conciencia, es tu problema, no mió-

Llegaron al mismo patio, cuando ya había anochecido y llamó a gritos al mozo de cuadra, que trajo los grifos y volaron por la noche, con la luz de la luna iluminando su partida, de vuelta a la frontera y la guerra.

* * *

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Incursores Kanovs, Cap 6.Part 5 "La Frontera"

-Bueno, ¿y ahora donde?- preguntó el panther, mientras dejaba en el suelo un morral. Los otros del grupo hicieron lo mismo, algunos echándose en el suelo, pues había sido una extremadamente larga y extenuante jornada.

Habían tapado concienzudamente los rastros, para evitar que volvieran a seguirlos alguna patrulla de esclavistas.

Rikka dudo un momento, pero luego señaló una dirección al noroeste con la mano.

-Hay que seguir en esa dirección-

-esta bien. Descansaremos un momento antes de continuar, ¿entendido?- dijo entonces el Panther.

Sacaron entonces de sus morrales unos trozos de carne seca, que comieron ávidamente, pero siempre atentos a los ruidos del bosque, para saber si acechaba algún peligro oculto en el follaje. Después de comer, levantaron sus cosas rápidamente y partieron en la dirección señalada por Rikka.

Avanzaron así un par de horas, preguntándole a Rikka cada cierto tiempo si reconocía el sector, pues no podían entender que una Lordnord, primero no fuera una cazadora y segundo no conociera el bosque en el que ella vivia, pero aunque Rikka les intentaba explicar que ella había vivido en una ciudad, el grupo no la entendía, pues no tenían más que conceptos vagos de lo que era una ciudad.

Avanzaron así hasta el anochecer, guiados por Rikka, lo que es lo mismo que decir avanzando prácticamente a ciegas.

Avanzaban entonces por un valle estrecho, con enormes árboles. Rikka, una vez más no estaba segura a donde iban y si habían tomado la dirección correcta.

El líder, enojado por su indecisión de todo el tiempo y su incapacidad de guiarlos, empezó a regañarla e insultarla. Rikka, enfadada, se adelantó al grupo, con los ojos llorosos por la vergüenza. Maia, que se había amistado con ella la alcanzó he intentó animarla.

-vamos Rikka, tu sabes que ese bestia no lo hace de mala fe, solo que no esta acostumbrado a dejarse guiar, y eso lo frustra. Tan solo intenta recordar adonde hay que ir.-

-pero, ese es mi problema Maia, no se a donde ir-

Maia se quedó en silencio un momento.

-¿pero como? Si viviste toda tu vida ahí-

-heej… por decimoséptima vez, vivía en una ciudad, simplemente NO SE ORIENTARME EN EL MALDITO BOSQUE.-

Habían seguido caminando, cuando de repente escucharon algo crujir bajo sus pies.

Maia, rápidamente se dio cuenta que algo había mal, y vio a los lados como caía un contrapeso atado de unas lianas desde un árbol, pero antes que pudiera reaccionar y salir de la trampa, el suelo se levantaba por todas partes, atrapándolas a ambas en una red, que subió vertiginosamente unos metros, dejándolas suspendidas a unos metros de altura.

-¿Qué demonios?- dijo finalmente Rikka, que ni a gritar había reaccionado.

Maia, a pesar de la sorpresa había recuperado la sangre fría y buscaba en la maleza la cuerda que sostenía la trampa.

Llegó entonces el resto del grupo, que se quedó viendo como colgaban atrapadas por la red Maia y Rikka. El líder del grupo les recriminó entonces que como podían ser tan torpes de caer en una trampa tan burda, mientras buscaba la cuerda que sostenía la trampa y empezaba a cortarla con su cuchillo de monte, cuando escucharon que alguien hacía sonar un cuerno, muy cerca.

Escucharon como se acercaban pasos furtivos, pero antes de que supieran de donde venían, una flecha salió disparada desde el follaje, yendo a clavarse en medio del grupo, que estaba al pie de la trampa.

Sin saber de donde atacaban, dispararon a ciegas sus cerbatanas, antes de emprender presurosos la huída, bajo una lluvia de saetas.

Rikka se puso a gritar, pidiéndoles que le ayudaran a bajar, pero ya habían desaparecido.

Vieron entonces como, desde varios puntos del follaje salían varias sombras encapuchadas, con los arcos listos para ser disparados.

Se comunicaron con unas señales y partieron la mitad de aquellas sombras en pos del resto del grupo.

Uno de los encapuchados, una vez que los otros se fueron, aprovechó para quitarse la capa gris apagado que llevaba, descubriendo ante las miradas de Maia y Rikka una lordnord, armada con una cota de malla, una larga y elegante espada, un arco compuesto y un casco plateado, que les dijo con voz autoritaria, acostumbrada a mandar a los que la acompañaban.

-bajen esa trampa, y vayan a reforzar a los que fueron en el rastro de los otros de esta banda.-

Varios de los presentes habían seguido el ejemplo de su capitana, quitándose las capuchas, con lo que pudieron ver Rikka y Maia que eran puros Lordnords, pero ataviados y armados con equipo anormal para un Lordnord nómada, hasta que Rikka cayó en cuenta de algo.

-Maia, estamos bien, mira que son guardias del reino, que somos afortunadas… yo pensaba que estábamos en problemas-

Maia observaba a los Lordnord bajo ellas y pensaba, que no estaba segura de que fuera un verdadero alivio que fueran Lordnord y no otra cosa, cuando un soldado cortó la cuerda que sostenía la trampa de un machetazo, haciendo que cayera la trampa violentamente en el suelo.

Mientras Rikka aún se quejaba por el golpe, les quitaron de encima la red, y aunque Rikka había empezado a agradecerles, se vio sorprendida cuando la maniataron, al igual que a Maia.

Intentó explicar la situación, pero la capitana de la patrulla la hizo callar. Después les dijo a sus soldados:

-Vamos a la base, que los otros ya volverán después. Shiaman, Konnon, lleven a las cazadoras furtivas.-

Rápidamente se pusieron en marcha, mientras los dos soldados mencionados cargaron en su espalda a Rikka y a Maia. Rikka, al escuchar que les decía cazadoras furtivas intentó aclarar la situación, reclamando un buen rato, pero los soldados, cansados se su cháchara, la amordazaron.

Cuando llegaron a la base, ya era noche cerrada, pero igual pudo ver Maia, admirada, como se alzaba una colina, rodeada con una profunda zanja y una empalizada con torres de vigilancia, se alzaba, sobre un enorme árbol Sol-Arm, una fortaleza, hecha completamente de madera, sobre el descomunal árbol. En medio del follaje, a más de 20 metros de altura, se veían las paredes y techos, con troneras y agujeros letales para los arqueros pudieran disparar a cubierto sus saetas, dispuestas cuidadosamente para evitar ángulos muertos. Las bajaron entonces y las hicieron subir, a empellones, una larga escalera que corría en espiral en torno al enorme tronco del árbol, el único acceso al puesto que se encontraba en él, que estaba cubierto por un parapeto para en caso de batalla, evitar que fueran muertos los guerreros que subían o bajaban a la empalizada, la primera línea de defensa.

Después de la escalera cruzaron la entrada, que tenía un pesado rastrillo de hierro, abierto en ese momento, pero que fue cerrado inmediatamente después de pasar el último soldado. Adentro, crepitaban varias antorchas en las paredes, iluminando así el edificio.

La capitana, mientras se sacaba el casco y era ayudada por una ordenanza a quitarse la espada, ordenó que llevaran a las prisioneras a los establos.

Nuevamente a empujones, los soldados llevaron a Rikka y a Maia a una oscura sala, que cerraron con cerrojo una vez que las tiraron adentro.

Antes que sus ojos se acostumbraran a la oscuridad, Maia se quitó de encima a Rikka, y mientras se intentaba desatar las manos se dio cuenta que ahí había algo.

Finalmente se logró quitar las ataduras, esperando un ataque de la o las criaturas que ahí estaban, pero nada pasó. Entonces, ya acostumbrada a la oscuridad, se desplazó por la pieza y se dio cuenta de que a estaban ahí, en sus respectivos corrales varios grifos, unos seres alados, con cabeza de pájaro, cuerpo y cola de león y enormes alas, que unos pocos hozados se atrevían a –intentar- domar y ocupar como montura.

Los grifos la miraban curiosamente, pero de manera inofensiva, acostumbrados a obedecer jinetes lordnord.

Al cerciorarse de que no había ningún peligro, desató a Rikka y le quito la mordaza, pero pronto se arrepintió de ello, pues Rikka empezó a quejarse por el trato recibido por el ejército de sus compatriotas, y de que no entendía que sucedía ahí.

Maia, sin interesarse de la cháchara, buscó algún medio de escape, cuando vio unas ventas casi a la altura del techo. De un salto las alcanzó, pero apenas miró para afuera se dio cuenta de que intentar escapar era imposible, pues el suelo estaba a unos 20 metros y era un montón de estacas afiladas, que ahora veía no eran solo para la defensa del fuerte, sino también para evitar que algún demente intentara escapar saltando.

Probó entonces la puerta, pero estaba firmemente cerrada. Después de eso, se fue a sentar al suelo, al otro extremo de la habitación de Rikka, pues consideraba su culpa exclusiva que cayera en la trampa, y también haberla guiado hasta el reino Lordnord, solo para terminar a manos de esos guardias.

Rikka por su parte se había callado, pues dormía.

Maia se impresionó con la facilidad que lo hizo, pero pensó que como estaba la situación, no importaría dormir o no, pues igual no podía intentar una fuga.

Fue despertada bruscamente, sin saber cuantos minutos u horas habían pasado desde que se había dormido, pero aún era de noche. Un par de soldados la habían despertado a ella y a Rikka y las guiaron fuera del establo, que servía provisionalmente de prisión, siendo llevadas ante la presencia de la capitana de la patrulla, en el comedor de la fortaleza.

No les hablaron inmediatamente y esperaron de pie, con los guardias tras de ellas, mientras que la capitana recibía un informe de un oficial tigger.

-Señora, no pudimos apresar o eliminar al resto de la partida de cazadores furtivos, pero los logramos hacer abandonar el coto de caza de su majestad.-

-¿y que noticias hay de los Draak Harg o los K’nir?-

-Pues, que como el alto mando temía, los guerreros Draak Harg han penetrado por varios puntos de la frontera, atacando a las aldeas y villas más aisladas de este y este sector- dijo, mientras señalaba un mapa sobre la mesa- y los K’nir de la jauría de Sukken, a pesar del trato que habíamos cerrado el verano pasado nuevamente se pusieron en pie de guerra, desbordando la frontera entre este y este punto- mientras señalaba nuevamente el mapa-, atacando y destruyendo incluso los puestos de Kri’kiharr y Ziannkhor.-

La capitana lanzó un puñetazo a la mesa, mientras maldecía. Llamó entonces a un sargento de armas Cheetah.

-Kir Kibir ¿llegaron los refuerzos prometidos de la capital?-

-No señora, no nos ha llegado ninguna respuesta, al igual que las otras cinco veces-

-Maldita sea, como demonios quieren los del concejo que mantengamos las fronteras seguras de nuestros numerosos enemigos si no nos dan los recursos para ello.-

Lanzó una mirada entonces a Maia y Rikka, y con un gesto hizo que los dos guardias las acercaran.

Las observó un momento y dijo:

-Fueron encontradas en un coto de caza reservado para el rey, y ya hemos encontrado en esta semana las osamentas de cinco ciervos reales. ¿Saben cual es la pena de cazar piezas reservadas al rey?-

-Pero si no cazamos nada, no sabíamos que era un coto del rey- intentó decir Rikka, pero un guardia la hizo callar con un golpe en las costillas.

La Capitana continuó entonces.

-normalmente, la pena es la muerte- Rikka tragó saliva y se puso a llorar. La Capitana la miró con desprecio.- pero sucede que tengo algo diferente en mente, así que dense por satisfechas, y no llores, que das asco.-

Hizo una seña, mientras los guardias devolvían a Maia y a Rikka a los establos.

La capitana volvió entonces a hablar con el Sargento de armas.

- Ya se como hacer que nos tomen en cuenta y nos den los refuerzos que tanto necesitamos…-

-¿Cómo señora?- preguntó el oficial Tigger.

-Pues voy a ir mañana, apenas despunte el alba a Tol-Iznea, a exponer nuestra situación al rey y el concejo, por lo que quiero que me alisten un grifo.-

-Si señora- dijo entonces el oficial Tigger, que partió a dar las ordenes pertinentes, pero fue detenido por la capitana.

-Recuerda, que nuestro rey es un, como diría… inútil voluble, y ya sabemos de su incompetencia…y que la mejor manera de lograr que me reciba y atienda a nuestras peticiones es si le presentamos un regalo-

El oficial tigger comprendió entonces

-¿Las cazadoras furtivas?-

La capitana asintió, mientras seguía dialogando con el sargento de armas, mientras partía el tigger.

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