un día lluvioso
La lluvia caía en las calles de la ruinosa ciudad. De vez en cuando, se escuchaba como se derrumbaba algún muro.
Los edificios se erguían tristemente, y sus ventanas sin cristales parecían amenazadores ojos vacíos.
Por las calles, obstruidas por escombros y cortadas por cráteres de artillería, yacian algunos cadáveres. La lluvia incesante, mojaba todo y rellenaba los cráteres con agua. Por la calle, un pequeño grupo se desplazaba sigilosamente. Portaban sendos fusiles de asalto, pero el resto del equipo era pobre. Se refugiaron en un comercio abandonado y saqueado, mientras veían con aprehensión los techos y ventanas adyacentes. Nunca se sabía donde estaría un francotirador. El líder del grupo, un joven – casi un chiquillo- que llevaba una manta camuflada y unos lentes oscuros, cuando creyó que era seguro, hizo avanzar a su grupo.
Los guerreros, nuevamente avanzaban, ocultándose y agazapándose tras cada cosa que les pudiera proporcionar algún refugio en contra de posibles agresores. Tods ellos eran jóvenes, demasiado tal vez.
Su país desde hacía tiempo que era desgarrado por una lucha sin sentido, una guerra fraticida que enfrentaba diversas facciones, etnias y religiones. Ya muchos habían caído, demasiados, y cada vez los combatientes eran de menor edad.
Avanzaba el grupo por las calles en silencio, pero desde lo alto de un edificio, alguien los vigilaba. Un veterano soldado, dejaba su taza de café en el alfeizar y cogía su fusil de precisión Dragunov . Se tendió lentamente en el piso, y desde un hoyo en la pared producido por un obús apuntó al grupo con su letal arma, pero vió a través de la misma no a fieros soldados, con determinación en sus rostros. Tan sólo unos niños, con caras sucias y demacradas y mirada hambrienta. Paseó con su fusil por sobre todo el grupo, pero aquella misma descripción se repetía en cada uno de ellos. Suspiró y bajo el fúsil. Le colocó los protectores a la mira telescópica, se levantó del suelo y fue por su café. Le dio un sorbo. Por lo menos esta tibio, pensó.
La lluvia continuaba cayendo en la ciudad.
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