Aglomoco

Bienvenidos al torcido mundo de mi creación, Aglomoco ¡Recuerden! Comentad o les arrancaré el higado!

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Location: Río Bueno, X región, Chile

La historia se ha escrito con sangre y a punta de espada. A mi siempre me a interesado la historia, siendo una de mis grandes pasiones, pero como la historia esta cargada de guerras, revueltas, revoluciones e invasiones, empezé a buscar saber más sobre las guerras y batallas. De esa manera, actualmente, soy un apasionado de la historia belica, así tambien de sus armas y fortificaciones. Aparte de ello, me interesan los juegos de rol, que aunque nunca he jugado ninguno, soy el master de uno inventado (bastante informal, pero a fin de cuentas, poco me importa y a los que lo juegan). Este juego de rol, ya va funcionando desde 10 años más o menos, y en su momento pick, tuvo 70 personas, cosa que por ridicula que sea me enorgullese. Por ahora, estudio, si así se le puede llamar a lo poco que hago con respecto al colegio. "Incursores Kanovs" es una novela que estoy escribiendo, se puede considerar como una tipica historia de estilo "espadas y brujeria", pero relativo a mi juego y mi mundo, Aiers o Aglomoco, como prefieran mencionarlo. "Guerra de Fronteras" es mi primera novela gráfica y trata principalmente de la vida y campaña en el crucero de Nortenz "Skadi"

Friday, July 14, 2006

Incursores Kanov

En Casa

Los restos de la nieve de invierno todavía se deslumbraban como manchas blancas dispersas en medio del pasto que recién asomaba. El ganado que había adelgazado notoriamente en el transcurso del invierno intentaba recuperar su antiguo estado, buscando en la tierra congelada algo que comer.

Aquel helado amanecer parecía que iba a dar lugar a un buen día. Las aves, durante la tranquilidad de la mañana, comenzaban su canto matutino…

-¡Pedazo de imbécil! ¡Que te…!¡Pero NO! ¡IDIOTA!

¡que te saques las botas antes de entrar imbécil! ¡Y has algo de provecho

INUTIL! ¡LARGATE!

Karp cerró la puerta de su granja tras de sí de un portazo, mientras se alejaba lo más rápidamente posible, con la cara enrojecida y ambas botas embarradas en las manos. La puerta de la casa se abrió de golpe, saliendo de ella una mujer bajita y regordeta que le arrojó con una fuerza inimaginable para alguien de su tamaño un balde a la cabeza de Karp, que lo logró esquivar casi de casualidad, agachándose en el último instante.

-¡Karp pedazo de imbécil! ¡Lecha a la vaca! ¡Sabia que eras un estúpido pero

esto es el colmo!

Karp recogió el balde del suelo y se fue directo al cobertizo. Su esposa había estado intolerable aquellos días y explotaba al menor motivo. Corrió la tranca del establo y puso un pie en su interior, retirándolo rápidamente lanzando un improperio. Luego arrastro su pie por el pasto, sucio con excremento. Después de asegurarse que estaba limpio se calzo ambas botas y entró al establo, para luego lechar a la vaca. Después de terminar aquella labor volvió a la casa, mientras empezaba a bullir de actividad la granja, con los siervos y esclavos levantándose y partiendo a sus deberes en los campos de cultivo y la granja. En el camino de vuelta se topó con Flick. Un esclavo humano que no pasaba los quince años, con pelo como paja y la cara picada.

-pss, amito, que esta brava la ama, mire que sacarlo de la casa

Krap miro a Flick enfurecido y le ordenó:

-Cállate, y si te escucho otra cosa así te voy a mandar a que me busques un ogro de mascota.

Flick palideció y se calló, para seguir rápidamente su camino.

Karp llegó a la casa y antes de atravesar la puerta se saco las botas cuidadosamente, arrimándolas a la pared, para luego entrar a la casa. Una vez en su interior vio a su mujer regañando a una sirvienta

-¡Inútil! ¿Qué no sabes barrer niña idiota? ¡Barre todo esto de nuevo, y si encuentro esto sin terminar te arranco las orejas! ¡ERES UNA INÚTIL!

Karp decidió sabiamente no molestar a su señora he intentó pasar desapercibido, por lo que se escurrió por la pieza con la espalda pegada a la pared, pero dado su tamaño esto era difícil, pero gracias a que su señora estaba vigilando como la sirvienta barría pudo llegar a la mesa, sintiéndose a salvo, cogió una gran jarra de greda y se sirvió un cuenco de cerveza. Cuando estaba apunto de llevárselo a la boca su señora se dio vuelta bruscamente, mirándolo un instante con reproche y antes de que pudiera tomar aire para gritarle alguien “tocó” la puerta (mas bien prácticamente la hundió, por la fuerza de los golpes).

Karp, viendo la oportunidad de escaparse de la inminente discusión, fue raudo a abrir la puerta y se encontró con Gorck, un Kanov del porte de un ropero con una barba que le llegaba al cinturón. Gorck intentó poner un pie dentro de la casa, pero Karp lo cogió por los hombros y lo arrastró afuera. Cuando consideró que estaban fuera de vista de su señora miró a Gorck y preguntó:

-¿Qué te trae aquí?¿quieres beber una cerveza acaso? Si es eso escogiste el peor

Momento…

-En verdad eso me hubiera gustado, pero es un asunto más serio el que vengo a

Tratar.

Karp pensó aliviado que no venía a tomar una cerveza, pues le quedaba poca y desde que Gorck había acabado sus propias reservas invernales por su “mesurada” forma de tomar se dejaba caer cada cierto tiempo en su granja para salir únicamente con cuatro Koutkons de cerveza en el cuerpo, cuando se fijó que Gorck llevaba puesta su cota de malla y su mejor hacha de combate. Viendo que Gorck pensaba empezar a desvariar y escuchó un grito desde el interior de la casa dijo apresurado:

-Rápido, sin rodeos, que puede llegar a alegar mi señora

Gorck se sintió contrariado por la falta de amabilidad del anfitrión (vamos, ni una miserable cerveza) y por que lo apurara, sin dejarle hablar.

-Bah, tu siempre tan nervioso y apresurado Krap…deberías aprender de mi tío

Bajjdor, que siempre anda relajado por la vida… pero bueno, el punto es que El

Kanov quiere a toda su banda reunida.

-¿Para cuando?

-Esta noche.

-¡¡Pero si casi no hay sombra!! ¡¿Por qué no me avisaste antes?! ¡Tu eres el

maldito encargado de esas cosas!

-pse… ¿pero te estoy avisando, no? Y apúrate que nos tenemos que ir ya.

-bueno, pero ¡Espérame!

Karp corrió rápidamente a su casa, entrando raudo y…

-¡IDIOTAAA! ¡LAS BOTAS!

-pero…pero…perdón, querida, tengo que ir a…

-¡DE JUERGA! ¡A EMBRIAGARTE CON ESE BORRACHO

DESCEREBRADO! ¿O NO? ¿EH?

-vengo a buscar mis armas, El Kano…

-¡OH SI! ¡EL SEÑORITO KARP VA A JUGAR AL SOLDADITO!

Karp decidió no responder, y mientras su mujer continuaba gritando abrió un estante y sacó su casco, cota de malla y machete.

Se calzó el casco y salio rápidamente, todo mientras su mujer continuaba insultándolo a viva voz. Fue al establo, donde encontró a su Kazaak. El dragón de montura lo miro extrañado por la prisa con que intentaba colocar la montura, riendas y paquetes al mismo tiempo, lo que conllevaba que no lograra colocar ninguna. Frustrado, se puso a gruñir, volviendo a intentar hacerlo más lentamente. Una vez que terminó subió al Kazaak y partió a toda velocidad, solo para darse cuenta que Gorck (como siempre) no lo había esperado y ya había partido. Ante esto apuró aún más a su Kazaak, y mientras se alejaba su señora salió de la granja con el puño en alto y gritándole:

-¡SI NO VUELVES ANTES DE LA CENA TE VAS A ARREPENTIR,

KARP HIJO DE HOOK!

* * *

Después de cabalgar (debería ser kazaakear, pero los kanovs, por pura pereza no buscaron una palabra propia para dicha acción, por lo que se dice cabalgar) un largo recorrido Karp finalmente alcanzó a Gorck, dejando a su Kazaak extenuado por el esfuerzo.

-Desgraciado, te pedí que me esperaras

-estamos atrasados

-¡Por tu culpa!

-Deberías haberlo sabido

-¡Es tu maldita culpa! ¡Eres el encargado de dar aviso de reuniones!

Estuvieron regañándose durante todo el viaje, culpándose mutuamente. Finalmente llegaron a la villa de El Kanov cuando hacía tiempo ya que había caído la noche.

En las afueras de la casa comunal se encontraban atados más de 80 kazaaks y llegaban claramente a los oídos de Gorck y Karp el murmullo de la fiesta.

Ambos entraron a la Casa comunal, que bullía de actividad. Estaba repleta de guerreros armados con hachas, espadas, cotas de malla y cascos, que bebían, cantaban y devoraban las viandas, traídas por los siervos, mientras El Kanov permanecía en su trono, pensativo, ajeno a la fiesta.

Karp y Gorck buscaron cada uno una jarra de cerveza y empezaron a embriagarse.

A medianoche, El Kanov se levantó de su trono. Automáticamente todos callaron y se levantaron, gritando al unísono “Kooj Jaël!”. Después de decir el saludo tradicional, se volvieron a sentar. El Kanov carraspeó y dijo:

-Mis guerreros… El Gran Kanov ha llamado a la guerra, y ninguno de nosotros

Desoirá su llamado, pues de otra manera sería una mancha para nuestra honra.

¡Barreremos a nuestros enemigos, saquearemos sus aldeas y robaremos su oro!

Gorck miró a Karp y dijo por lo bajo:

-parece que por fin va a haber diversión

-¡cállate que no me dejas escuchar!

-…por lo cual necesito tener a toda la banda para esta partida…

¡Por la Gloria y el botín!

Todos gritaron al unísono, coreando las palabras de su líder. El Kanov se volvió a sentar, mientras su amanuense decía con una empalagosa voz:

- Para esta incursión necesitaremos que cada uno de ustedes prepare suministros

para una temporada, así como recluten unos cuantos guerreros y junten armas, ropas y kazaaks… todo lo que debe estar listo para mañana por la noche.

Después que hablara el amanuense todos quedaron expectantes por las parcas palabras dirigidas por su siempre carismático líder y la falta de información sobre el objetivo de la futura partida. Un cortesano carraspeó y El Kanov lo miró hoscamente, pero el cortesano, a pesar de su incomodidad al estar bajo aquella mirada dijo

-Disculpe, pero… ¿contra quien vamos a luchar? ¿y por que?

El Kanov, irritado, le respondió enfurecido

- ¿Por qué deberías saber tú, que eres menos que un gusano, si ni yo mismo lo se?¿eh?¿eh?

Calmándose un poco y viendo como todos sus guerreros lo veían, extrañados, por esa explosión de furia tan extraña en el, que permanecía impasible en las más grandes batallas y frente al más fuerte enemigo, por lo que decidió calmar a sus guerreros, dirigiéndoles algunas palabras

-Bueno, no importa… ¡No hay enemigo demasiado fuerte para nosotros! Coman y beban lo que deseen, pero vuelvan a sus granjas pues deberemos partir mañana a esta hora a la capital

Y una vez dicho esto, dio media vuelta y salió de la casa comunal por una puerta cercana al trono. Después de un rato la fiesta continuó, mientras todos se embriagaban.

Karp despertó súbitamente, pues alguien le había pateado la cara. Sobresaltado, sacó su cuchillo del cinto, pero lo único que vio fue a Gorck que le sonreía. La casa comunal estaba en el más absoluto desorden, y uno que otro guerrero yacía aún en el suelo, durmiendo, mientras los siervos intentaban hacer el aseo.

-Hey, ya amaneció y acuérdate que debemos ir a prepararnos

Karp se levantó perezosamente y reunió sus cosas antes de partir. Junto a Gorck, emprendieron el camino hasta sus respectivas granjas.

* * *

Finalmente llegaron a la granja de Karp cuando casi no había sombra. En ese momento se despidieron

-Hasta más rato Karp

-Nos vemos al rato Gorck…pero esta vez espérame antes de partir… ¿esta bien?

-seguro Karp, no te preocupes.

Karp ató a su Kazaak junto a la puerta del establo. Mientras se dirigía a la casa se topó con Flick, y pensó en ese momento que era extraño que siempre se topara con ese mocoso vagando por la Granja, pues se supone debería estar cuidando el ganado de ladrones, lobos y osos en las montañas, pero como estaba con prisa decidió amonestarlo en otro momento, cuando Flick lo miró y dijo

-Hey amo, se salvó la señora se fue al mercado hoy. Dijo que lo iba a matar

-Glup… Hey, Flick, utiliza tu pulmón para algo útil y toca el cuerno de reunión.

El muchacho asintió y fue corriendo a un poste, donde colgaba un cuerno. Lo cogió y sopló con fuerza, produciendo un eco que inundo todo el valle.

Rápidamente llegaron corriendo desde diferentes puntos siervos y esclavos, reuniéndose alrededor del poste. En aquel grupo la mayoría era kanov, algunos humanos y un Siggo.

Karp tomó aire y dijo con voz autoritaria dirigiéndose al grupo

-Voy a ir en una partida de guerra con la banda, por lo que necesito que se preparen las cosas…

Fiahne, tu con las demás mujeres vayan a preparar provisiones para una temporada. Zgash, ve a la armería y trae las armas. Flick, reúne a los Kazaak y

Engancha uno al carro.

Cuando terminó de dar las órdenes todos partieron, quedando solo ocho hombres. Karp los miró y dijo

-bueno, ¿Quién me va acompañar en esta partida? Ya conocen las leyes en cuanto a reparto de botín y que se les concede libertad a los esclavos que se enrolan. Decidan…¿Quién va a luchar?

Dos Kanovs idénticos levantaron las manos al mismo tiempo, en silencio mirando a los demás con reproche por su cobardía. A pesar de eso los otros no se movieron.

Karp volvió a preguntar, sin obtener algún nuevo voluntario. De repente, Flick salió de detrás de un cerco y gritó

-Yo quiero luchaaar- tropezando y cayendo de bruces al barro. Los otros se rieron de buena gana de aquel muchacho que ni siquiera podía estar parado que quería pelear, pero Karp los hizo callar, enrostrándoles que cobardemente ni siquiera ellos estaban dispuestos a hacer aquello. Avergonzados, se retiraron, dejando a Karp con Flick y los gemelos kanov Kag y Sga. Después de un momento llegó Zgash, el siggo, cargado con un montón de armas mohosas y oxidadas, y mientras eran repartidas Zgash dijo:

-Yo también deseo ir, señor.

Karp aceptó de mala gana, pues por las leyes kanovs si un esclavo se reclutaba voluntariamente en una banda Kanov recibía su libertad, y no le era ninguna gracia perder a su mejor y más fiel sirviente, además de un amigo, pero no podía negarse por la ley.

Al atardecer los preparativos ya estaban listos y todos los guerreros montados. Eran un grupo extraño. Karp con su cota de malla, casco y hacha de combate, los gemelos con cascos de grandes cuernos, Zgash el siggo armado con una armadura de cuero y con un turbante y Flick con una cota de malla oxidada enorme para su tamaño y un casco mellado, hechado encima del Kazaak como un saco de patatas. Karp observó a sus guerreros y pensó orgulloso que no cualquier guerrero tenía su posición económica como para armar a todos sus guerreros tan bien y proporcionarles montura. Fueron al punto de reunión que había establecido con Gorck, y después de esperar un rato se dio cuenta que Gorck no estaba retrasado, sino como siempre se había adelantado. Masculló una maldición hacia Gorck y se dirigió al grupo

-Bah, andando, vamos allá-

Y todos se pusieron en marcha. Flick, que se mantenía en la montura difícilmente, le dijo por lo bajo a Zgash

-que incomodo es cabalgar en Kazaak.

* * *

Finalmente alcanzaron la villa de El Kanov en la madrugada. En toda la villa se encontraba una muchedumbre expectante. Los Kanovs, armados de pies a cabeza, reían y conversaban ruidosamente, tomando algún trago de cerveza, mientras acomodaban sus armas, impacientes.

Siervos y esclavos, que nunca habían participado en una incursión, nerviosos, deambulaban sin sentido o formaban grupos compactos, sin decir una palabra.

El Kanov salió finalmente de la casa comunal acompañado por algunos cortesanos y su amanuense. Todos callaron y presentaron sus lanzas, que parecían un bosque recién plantado. El amanuense procedió a pasar lista de los guerreros de la banda de El Kanov, y viendo que no faltaba ninguno El Kanov decidió que era hora de partir. Estudio un breve momento el rostro de los guerreros, iluminados débilmente por las antorchas y gritó:

-¡Guerreros! ¡Es hora de partir, pero antes de ir a derrotar a nuestros enemigos deberemos ir al punto de reunión, Kanovait, la capital de nuestro reino, para encontrarnos con otros grupos y una vez que estén todos partiremos a la verdadera campaña!¡Por la Gloria y el Botín!

Después de las palabras de su líder los soldados partieron marchando despreocupados. El Kanov vio satisfecho la cantidad de hombres que había reunido, pero se sintió desdichado por haber tenido que mentirles y decirles que iban a una simple incursión de verano. Los Grandes señores planeaban algo, que ni él mismo sabía a pesar de su aventajada posición.

La columna avanzaba en desorden y el buen humor era reinante. Incluso los siervos y esclavos reían y conversaban. Todos iban a una incursión de saqueo, a buscar oro y especias, esclavos unos y la libertad otros.

Al final de la columna se encontraba Flick, visiblemente rezagado. Iba desmontado y caminaba de manera extraña, guiando a su Kazaak. Zgash, que además de ir montado en su kazaak guiaba la carreta de suministros, al notarlo, detuvo su kazaak para esperarlo.

-¿Qué te pasa Flick?

-Mmmm…sucede que nunca había montado anteriormente y realmente es incomodo- al decir esto indicó su trasero

-Haa…¿solo es eso? Ya te acostumbraras

La columna siguió su camino por horas y horas. El sol se encumbró, solo para volver a caer. El buen humor inicial se había trastocado por cansancio y hosquedad. Todos querían un descanso, sobre todo los infantes, pero eran apurados pues se decía iban con retraso al punto de reunión. Los jinetes eran más afortunados, pues podían sujetarse a la montura y dormir a ratos.

Cuando finalmente ni las palabras ni los bastonazos de los Kusyuks podían mover a la cansada tropa, se dio la orden de hacer un alto. Como aún se encontraban en sus tierras no se preocuparon de colocar vigías, pues estaban más interesados en buscar refugio de la lluvia, que había empezado a caer, y dormir. Karp y los gemelos encontraron un sitio relativamente seco bajo un pino y luego se les unieron Zgash y Flick. Todos estaban entumidos, y por más que Sga y Kag lo intentaron no lograron encender una fogata. Después de este desalentador fracaso, ambos se arrimaron al tronco del pino, al igual que los otros, para descansar, Repentinamente Karp vio que todos estaban ahí.

-¡Hey! ¿Quién esta cuidando la carreta y los Kazaaks? ¡Flick, ve allá ahora mismo!

Flick se sonó la nariz con la mano ruidosamente, mientras se levantaba con pereza, partiendo pesadamente, seguido por Zgash.

-Oye Zgash, ¿Por qué me sigues?

-Para evitar que te aporreen

-¿A si? ¿Quién?

-Ellos-

Al decir esto Zgash señaló a un grupo de cuatro Kanovs ocupados saqueando la carreta.

Flick cogió una piedra y se las arrojó, dándole a uno en la cabeza. Los ladrones, primero asustados de que los descubrieran y después enojados por ver que eran interrumpidos por un mocoso insignificante fueron directo a el para darle una lección para que aprendiera a no importunar a la gente honrada mientras se encuentra en sus asuntos.

Asiendo un semicírculo alrededor de Flick, armados con garrotes, y mientras se reían entre sí. Uno de ellos, que destacaba por su porte enorme, se adelantó y le puso una piedra en la mano de Flick

-A ver muchachito, ya que estas armado estamos en igualdad de condiciones,¡ a sí que luchemos!

Y luego de decir esto enarboló su pesado garrote por sobre su cabeza, pero antes de que pudiera efectuar el golpe Flick le arrojó la piedra justo en medio de los ojos, aturdiendo al mastodonte, que cayó al suelo de espalda. Los otros tres Kanovs, al ver esto huyeron rápidamente, dejando las cosas que habían robado regadas en el suelo. Flick y Zgash recogieron lo robado y lo devolvieron a la carreta. Después de eso Flick se acercó al gigante, aún inconciente, y le quito unas cuantas monedas y un cuchillo largo.

-Hey, ¿Qué haces?

-voy a necesitar dinero y armas cuando sea libre- respondió Flick, mientras continuaba con la revisión. Zgash se alzó de hombros, pero preguntó:

-¿Dónde aprendiste a arrojar piedras tan bien?

-Bueno, era pastor, y tenía que espantar osos y lobos, ¿ O No?

A la mañana siguiente volvieron a ponerse en marcha, bajo la intensa lluvia. Los caminos se volvieron intransitables por el barro. Avanzando lentamente, después de dos días de viaje el ejercito se acercaba finalmente al punto de reunión.

Muchos, aún bisoños, creían que eso sería casi el fin de la incursión, donde beberían hasta emborracharse y se zamparían un festín, para después arrasar algún pueblo mal defendido y hacerse ricos.

El Kanov gritaba, para infundiéndoles ánimos

- ¡Vamos muchachos! ¡Solo subimos y bajamos esa colina y llegamos a la capital! ¡Encontraremos cerveza y un festín! ¡Falta poco!

Karp se encontraba feliz, pues aunque sabía que con esto solo se iniciaba la incursión, terminaba aquella etapa de viaje y tendrían un merecido descanso y la posibilidad de un festín. Iba acompañado por los gemelos, Flick y Zgash.

-Que bueno, vamos a juntarnos con los demás y después una fácil incursión consiguiendo un buen botín

-Hey jefe- dijeron al unísono los gemelos

-¿Qué cosa?

-Tu como integrante de banda ¿Cuánto ganas?

-Depende de la cantidad de miembros el botín se reparte en partes iguales en su equivalente en oro.

-Ah, o sea les conviene ser menos

-mientras menos mejoo…

Karp se calló, mirando desde la cresta de la colina el paisaje. Los otros, más rezagados y extrañados por el súbito silencio aceleraron el paso, viendo lo que hizo callar a Karp. Más de 40.000 guerreros, ocupando todo el valle, junto a sus armas, kazaaks y provisiones. Todos enmudecieron, viendo aquel espectáculo. Flick dijo lo que todos pensaban…

-Oiga, amo…¿es idea mía o cuando se va a saquear se va con menos guerreros?

-esteeee…si…normalmente nunca somos más que quinientos…

Karp y los demás continuaron observando aquel inmenso ejército. El Kanov pasó de largo, sin mostrarse sorprendido, y antes de bajar la colina les grito a sus hombres

-¡Descansen!¡Partimos mañana!

Seguían inmóviles, pero fueron empujados por los Kusyuks, volviendo a ponerse en movimiento. Karp decidió que si iban a tener tan poco tiempo para volver a partir, lo mejor iba a ser dormir.

-hey, Zgash, lleva los kazaak con nosotros, no quiero que queden demasiado lejos.

Después de mucho buscar encontraron un espacio bajo un árbol muerto, que no protegía mucho de la insistente lluvia pero era mejor que nada.

-Bah, claro que iba haber cerveza y fiesta

-Kag, tienes cerveza en tus provisiones

-Kag, Sga, dejen de discutir y hagan algo útil, intenten encender un fuego.

-Si jefe- respondieron al unísono y partieron a buscar leña medianamente seca

Zgash se acercó a Karp después de atar los Kazaak al tronco del árbol muerto y le dijo

-Amo…¿le puedo preguntar que cree que esta pasando?

-Al parecer el saqueo va a ser un poquitito más difícil de lo que pensábamos.

-¿Qué, vamos a atacar la guarida de un dragón acaso?- pregunto Flick, después de sonarse la nariz ruidosamente con la mano.

-Yo creo que mas bien vamos a atacar un reino poderoso.

Al día siguiente, el ejercito se puso en movimiento. Flick, sin ninguna explicación, decidió ir en el carro de víveres.

-Pss, hey Kag

-¿Qué hermano?

Mientras indicaba a Flick dijo

-Su animal no se ve cansado ni nada

-Pse, creo lo que le pasa es que le falta algo de practica cabalgando

-¿Cómo así?

-que se peló los cueros

Ambos Kanovs prorrumpieron en atronadora risa.

* * *

El Viaje

Durante aquellos 4 días el ejercito Kanov cruzó su propio reino, Kanovait. El viaje fue difícil, por estar el mal estado de los caminos y por que los pequeños riachuelos se habían convertido en gigantescos torrentes por el deshielo. Finalmente el ejercito llego a los pies de la cordillera de Savok, como la llamaban los Kanovs. Todos miraron imponentes picos. Se les veía un viaje mas largo y mucho mas complicado.

El Gran de Grandes subió a una colina e hizo tocar los cuernos para llamar la atención de su ejercito, cosa innecesaria, pues ya todos lo observaban.

-¡Mis Guerreros! ¡Cruzaremos estas montañas y bajaremos al Yermo, donde nos reuniremos con otro ejercito. Desde ese punto viajaremos al sur y arrasaremos todos los pueblos y ciudades, hasta llegar a los limites australes de El Bosque. Al llegar a este punto enfilaremos al norte, a través del bosque, y llegaremos en menos de un año, cargados de botin!

¡Ahora descansen, que no volveremos a nuestras tierras en mucho tiempo!

Todos los guerreros se acomodaron como pudieron, mientras que los cocineros preparaban la última comida caliente por un largo tiempo.

-Hey, Flick, coge nuestros cuencos y ve a llenarlos-

-Y lleva las jarras de cerveza-

Después de esperar media hora Flick regresó con cinco magras porciones de sopa, cinco hogasas de pan duro y tres jarras de cerveza.

-Pse, hubiéramos mejor comido nuestras provisiones, esta sopa esta aguada-

-Y con este pan podría aturdir a un Troll-

-Kag Sga, cállense. No debemos acabar nuestras provisiones ahora pues las necesitaremos mucho más después.-

Después de que Karp dijera esto se pusieron a comer sin emitir ningún ruido. Flick sacó del carro varias mantas, con las cuales se taparon y pusieron a dormir, mientras el resto del campamento seguía en actividad.

A la madrugada siguiente un Kusyuk los despertó y anunció que deberían dejar el carro, pues no podría pasar por las estrechas sendas de las montañas. Kag y Sga se pusieron a alegar, preguntando donde llecvarían las provisiones. El Kusyuk les respondió con una sarta de insultos he interpeló a su madre. Karp por su parte estaba consternado.

-Oh, por todos los dioses, si mi esposa sabe que deje el carro tirado en medio de la nada me va a matar…¡Demonios, maldita sea y al carajo con todo!

Karp se paseaba de un lado a otro con las manos en la cabeza y arrancándose los pelos de la barba. Zgash y Flick lo miraron y se rieron por lo bajo. Los cuernos tocaron para que el ejercito Kanov comenzara la ascensión. Flick preparaba a los Kazaaks, mientras que Sga y Kag repartían las vituallas del carro entre las monturas, malhumorados, mientras que Karp se tiraba la barba mientras miraba como vaciaban la carreta.

La ascensión era muy difícil, pues en aquella ladera de las montañas, después que terminaban los bosques por las alturas, las piedras sueltas rodaban, provocando pequeños deslizamientos, que enterraban los pies y hacían tropezar. Los jinetes tenían que ir desmontados, pues los Kazaak resbalaban y tropezaban continuamente.

-Por lo menos no hay nieve-

-Oh, cállate Flick- respondió malhumorado Kag, que una vez mas había tropezado y se levantaba dificultosamente.

-Odioooo lasss alturass-dijo Zgash, con un fuerte castañeteo de dientes

-¿Qué te pasa Zgash?-

-nadaa Sga, soloo que loss siggoss no soportamos bien el friio-

-¿Frío?, yo diría que esta templado- dijo Sga

Karp estaba con un animo de perros, diciendo en voz baja que no entendía por que escogieron ese camino en las montañas de Savok, que no había ni un paso o camino útil en esas malditas montañas, que era un lugar desgraciado he inútil, que nadie sabía lo que hacía, que el carro le costó caro y le iban a arrancar las orejas y otras cosas por el estilo.

Cuando el ejército se detuvo para acampar hacía tiempo ya que había caído la noche. El campamento se había instalado en un estrecho y profundo valle. Krap había sido llamado por El Kanov., mientras que Kag, Sga, Zgash y Flick buscaban un lugar donde dormir. Mientras buscaban, se encontraron con Gorck y sus hombres, antorcha en mano frente a una caverna.

-Hola señor Gock ¿Qué pasa?¿no fue también llamado por El Kanov?

-Ah, son los guerreros de Karp…si, pero estoy ocupado… fíjense….encontramos una caverna para dormir, pero cuando entramos escuchamos gruñidos en su interior-

Uno de los kanovs de Gorck, que era el que precisamente el que había aturdido Flick aventuró

-Será un Troll o un ogro…-

-mejor no veamos-respondió un muchacho humano, que tenía una desordenada cabellera pelirroja y la cara llena de pecas.

Gorck estalló en una atronadora risa y los otros Kanovs lo imitaron, mirándose entre si, sin entender el por que.

Gorck dijo:

-Ja, nosotros los Kanovs no tenemos el valor de los humanos Tod. Vamos muchachos, ¡Adentro!

Los Kanovs se miraron alarmados entre sí y desenvainaron sus machetes y hachas. Entraron en la caverna y al instante se escuchó desde su interior gruñidos, insultos, choques de metales y gritos. Los Kanovs salieron apresurados de la cueva. Gorck tenía la nariz sangrando y estaban todos magullados y agitados.

-¡IDIOTAS!-rugió Gorck

-¿Cómo ninguno de ustedes pedazo de estúpidos llevó una antorcha? ¡TU muchacho, entra y ve contra que combatimos!- dijo, mientras indicaba a Flick

Flick tragó saliva y empalideció. Cogió una antorcha y entró temblando a la caverna.

Los Kanovs escuchaban atentamente, pensando en que sangriento final acabaría el muchacho, pero lo único que escucharon fue una carcajada

Se miraron desencajados entre si, cuando para su sorpresa salió Flick riendo con una criatura en sus brazos que parecía hecha de tierra, con una gran nariz, que ocupaba un miserable taparrabos y calvo, pero que tenía un hirsuto y tupido bigote y una barba rala. Aquella pequeña criatura, parada, no podía llegarle ni siquiera a la rodilla a ninguno de los presentes.

-Ja, mira los que nos espantó…-comentó en voz baja, cubierto por la vergüenza, Sga.

-Era eso…-

-mmh-

Los Kanovs miraban avergonzados a su vencedor, mientras que los humanos y Zgash reían sin parar. Gorck dijo:

-Heeee… mejor entremos a la caverna-

El interior de la caverna era seco y bastante confortable una vez encendida una hogera.

-Hey, Sga…¿Qué tal si nos vengamos de esa cosa?

-No estaría mal Kag. Arranquémosle los ojos- dijo Sga, mirando con furia a la extraña criatura

-rebanémosles los pies-

Flick intervino, pues había estado escuchando.

-Eha, alto. No pueden hacer eso. Es mió.-

-¿y por que tuyo?-

-Bueno, pues según sus leyes cuando uno captura una criatura durante una guerra pasa a ser de su propiedad.-

-Pero eso no parece siquiera una criatura, mas bien una….-Kag miró a la criatura, que en ese momento se rascaba la oreja con el pie.

-…una papa mutante o un perro muy feo.-

-Bueno, será mi papa mutante o perro feo, en todo caso.

Kag y Sga iban a responder, pero en ese preciso instante llegó Karp. Zgash se levantó y le ofrecío una hogaza de pan y su puesto junto al fuego. Karp rechazó el pan, diciendo que ya había comido, pero se sentó al lado del fuego. Mientras se sentaba, fue bombardeado por preguntas de Kag y Sga, que querían saber por que El Kanov había llamado a sus guerreros, que era lo que Flick tenía y cuando se irían.

-Este, a ver, primero: querían saber cuantos soldados como tal tenían, por lo que reunieron a todos los integrantes de las bandas, además de ser una reunión informativa.

Segundo: creo que bajaremos al yermo en una semana o menos y

Tercero: creo que lo que tienes es un….-se detuvo a observar a la criatura de Flick- un rasgo, para ser mas especifico un Pigrasgo, o sea un rasgo pigmeo.

-¿Me lo puedo quedar?-

-No nos conviene-

-vamos, ¿acaso no es lindo?-

Al decir esto había tomado al Pigrasgo por las axilas y lo había alzado en vilo. El Pigrasgo eructó y luego se metió el dedo gordo del pie en un orificio nasal, mientras hacía gorgoritos.

-este…. No, no es lindo. Si te lo quedas come de tus provisiones, ¿eh?

-Bueno-

Flick bajó al pigrasgo, que empezó a arrastrar su trasero por el suelo.

-es grotesco-

-es mió-

Krap se fijó en Gorck

-Oye ¿Por qué no fuiste a la reunión?¿y que te paso en la nariz?-

Gorck miró un momento al pigrasgo, pero no dijo nada al respecto

-Karp, ¿a quienes vamos a atacar? ¿contra quien es la guerra?- preguntó, para librarse así de responder a la pregunta anterior.

Karp se alzó de hombros.

-pues vamos atacar a los que dios no ama-

-Bueno, será- dijo Gorck

(es que para los Kanovs, dios solo amaba a los Kanovs, por lo que significaba atacar a cualquiera).

***

-Oye, Karp, te he notado algo preocupado estos últimos días, ¿Qué sucede?

¿no me digas que es aún por lo del carro?

La mirada de Karp se ensombreció al recordar el carro, pero respondió

-¿el carro? No, si no es eso… no te preocupes Kag, no es nada-

-Bueno- Kag siguió adelante, intentando alcanzar a su hermano, que estaba varios metros encima. Las montañas ahora eran de piedra sólida, por lo que podían montar, cosa que había contrariado seriamente a Flick. En esos últimos 4 días Karp se notaba preocupado, al igual que muchos de los soldados más veteranos del ejército, pero no compartían sus temores con los más novatos. Flick por su parte intentaba hacer comprender a Wil (nombre que le dio a su Pigrasgo) que no debía roer las rocas.

Zgash, con cinco mantas encima y temblando con escalofríos por el frío se acercó a Karp una vez que Kag se alejó.

-Amo, disculpe, pero yo he notado al igual que Kag que usted esta preocupado. ¿Por qué?¿El carro? Si se que la señora es brava, pero no es para tanto….

Otra vez se ensombreció el semblante de Karp al recordar el dichoso carro. Giró bruscamente la cabeza y miro fijamente a Zgash:

-¿Por qué todos tienen que recordarme cada 5 segundos el maldito carro?- suspiró- Bueno, si hay algo que me preocupa, y no, no es el carro, bueno,

Tal vez un poco, pero no es lo principal. Sucede que me temía esto desde que no se tomó la tradicional ruta para atacar a los que dios no ama por las llanuras del norte, sino la ruta sur a través de estas desgraciadas montañas. Bueno, pero sucede que en vez de seguir a través de la cordillera, vamos a “acortar” por las

Tierras desoladas-

-¿Y que tendría de malo eso?-

Karp lo miró incrédulo

-¿Acaso no sabes que son las tierras desoladas? Pues era el antiguo reino de los demonios, son miles de kilómetros de una tierra destruida y en cenizas, habitadas únicamente por monstruos, espectros y demonios que sobrevivieron a la Gran Guerra del Poder. Aquella tierra maldita esta llena de peligros, que no podemos sortear solamente con ayuda de las armas.-

Zgash asintió, sin saber por que, y se quedo pensativo.

***

A la mañana siguiente el ejército llegó a las tierras desoladas. La mayoría de los guerreros, sorprendidos, miraban aquella tierra maldita. Los que ya sabían que llegarían allí igual la miraban con aprensión. Los Kusyuk cundieron la orden de avanzar y rápidamente empezaron la bajada para llegar a aquellas tierras desoladas y estériles.

-Hey, bueno…ehhhh…. Bueno, manténganse juntos, cuidado donde caminan, los pantanos los pueden tragar en instantes con Kazaak y todo…creo que es todo… Mucho cuidado-

Cuando Karp terminó sus hombres asintieron. Flick estaba nervioso, mientras que Kag y Sga, que jamás habían salido de Kanovait, miraba con temor y aprensión esas tierras.

Zgash recordó lo que le había dicho Karp y trago su saliva al ver esas tierras de la muerte. Durante todo aquel día el paso del ejército fue muy penoso. El Gran Kanov había dispuesto numerosos batidores, que buscaban incansablemente una vieja carretera, perdida en las ciénagas. Muchos de los batidores se perdieron para siempre, y la carretera era casi imposible de seguir. Muchos se ahogaron en los pantanos o se perdían en los desolados paramos. Otros enloquecían y corrían a la niebla, gritando, con los nervios destrozados por los lúgubres quejidos y aullidos que se escuchaban, rodeándolos… La mayoría de aquellos pobres terminaron en las garras de alguna de esas indescriptibles criaturas.

Cuando finalmente cayó la noche, todos, a pesar del cansancio, escrutaban la oscuridad con recelo. Con la caída de la noche, cada vez sonaban más cerca y más numerosos los lamentos fantasmagóricos y los terribles aullidos.

-Hey, hey viejo, que ves, viejo-

-cállate Slorf, creo que algo se aproxima…-

Mientras los dos vigías escrutaban, vieron salir de las sombras de los árboles muertos una gigantesca figura, que se abalanzó sobre ellos y los partió en cientos de pedazos.

-¿Qué demonios?- ladró un Kusyuk, molesto por ser despertado. Al ver la criatura dio la alarma a grandes voces.

-¿Qué diablos pasa?-Dijo Sga mientras se desperezaba, cuando repentinamente vio que la monstruosa criatura estaba casi encima suyo.

-¡Kag! ¡Zgash! ¡Despierten!-

Los otros al despertarse y ver la criatura desenvainaron sus armas rápidamente y la atacaron. El monstruo, de horribles facciones, poseía numerosas patas, como una araña de gigantescas proporciones, pero contaba con un torso que parecía una vulgar imitación de uno humano.

Pronto, guerreros que llegaban de todas partes se unieron a la lucha contra el monstruo, que se defendía con zarpazos, pues en vez de brazos de su torso salían dos especies de cuchillas que cortaban todo a su paso.

Los Kanovs se intentaban acercar, pero eran repelidos por el monstruo. Un grupo arqueros disparó sus flechas, logrando tan solo enardecer más a la criatura, que furiosa se abalanzó sobre los arqueros, rebanándolos.

Karp arremetió entonces con su hacha de combate por detrás a la criatura, cortándole una de sus numerosas patas, mientras que Kag, Sga y Flick intentaban alancearle los costados, manteniéndose en lo posible lejos de sus letales cuchillas. La criatura con una sacudida arrojó a todos lejos de si, abalanzándose sobre un nuevo grupo de guerreros que llegaban, aniquilándolos.

Wil, que estaba hasta ese momento escondido en el morral de Flick olisqueó la sangre del monstruo, y corriendo con brazos o piernas se abalanzó sobre la pata herida del monstruo y empezó a sorberle la sangre verdosa que manaba. Karp y los suyos se levantaron y se lanzaron de nuevo al ataque.

Zgash, que había estado atacando al monstruo con su garrote lo arrojó al encontrar en manos de un muerto un arco de tejo. Se lo quitó y cuando buscó en el carcaj del cadáver no encontró ninguna flecha. Levantó la vista y vio la espalda del monstruo, llena de saetas clavadas en su caparazón.

-¡Hey, Sga, Kag, entreténganlo!-

-Pse…para que si esta la mar de divertido- murmuró Flick, mientras intentaba alancearla junto a los Kanovs. Zgash, aprovechando que la criatura le dava la espalda, saltó con un formidable salto sobre el lomo del monstruo y le arrancó una de las numerosas flechas que tenía ahí clavadas. Después de eso saltó por sobre la criatura, cayendo justo frente a ella. Preparó el arco y disparó la flecha, todo en cosa de instantes. La flecha silbó y penetró a través de la mandíbula de la criatura, alcanzando el cerebro, quedando la flecha por entero en el interior del monstruo, que se derrumbó, muerto.

Todos gritaron por la victoria y vitorearon a Zgash.

-Hey, Zgash, ¿Dónde aprendiste a hacer eso?-

-¿Qué cosa?-

-Eso, rodar, saltar, disparar flechas certeras, acabar con monstruos y todo eso- dijo Flick, extasiado

-Si, Zgash, ¿Dónde aprendiste hacer eso?-inquirió Karp

-Bueno amo, es que yo era cazador de los bosques cuando era libre, y habían criaturas más fuertes y terribles que esa en Nubla.-

Todos lo miraron con respeto, asombrados. Después decidieron empezar a arreglar todo y a darle sepultura a los numerosos muertos dejados por el monstruo. Karp y los suyos se quedaron cerca del monstruo, todavía algo recelosos que estuviera realmente muerto. Kag y Sga, para asegurarse, le cortaron la cabeza a hachazos y la echaron en un pantano. Mientras hacían eso, Flick le preguntó a Zgash una duda que tenía

-Hey, Zgash…si eras tan buen guerrero…¿Cómo terminaste como esclavo?-

-Pues… me encontré con un comerciante que había establecido una taberna. Empecé a apostar un poco aquí, un poco allá, y un maldito día perdí y no pude pagar la deuda, por lo que me convertí en el esclavo del tavernero, el que me vendió al amo Karp.-

Kag y Sga volvían de haber tirado la cabeza, sintiéndose satisfechos de estar seguros de la muerte de aquel maldito monstruo, cuando escucharon un extraño ruido proveniente de la criatura. Se miraron incrédulos y atemorizados y empuñaron con fuerza sus armas. Se acercarón lentamente a la criatura… pero el que había hecho ese ruido no era el monstruo, sino Wil, que emitía un ruido parecido a una risa por que estaba contentisimo comiendo.

-ESO…ES… ¡¡¡ASQUEROSO!!!

***

Durante más de 20 días el ejército Kanov atravesó las tierras desoladas. Hubo enfermedades, desaparecidos y más muertos, pero nada hizo que aminoraran el paso, pues todos querían abandonar aquellas tierras malditas. Llegar a la cordillera de Dargoina fue un alivio para ellos, pues, a pesar de sus gigantescas cumbres, miles de desfiladeros he intransitables sendas, dejarían por fin el antiguo reino de los demonios.

Después de dos días de ascensión, cuando ya ni se divisaban las tierras desoladas todos estaban de buen ánimo. Se dio doble ración, sin dar razones, pero todos comprendían que era por abandonar aquellas tierras del mal.

-¡Por fin cerveza suficiente!-

-Y una comida decente-

Kag y Sga tragaban su cerveza y un jamon. Zgash había estado desapareciendo el último tiempo en cada rato libre que tenía. A los gemelos no les importaba mucho, pues se podían tragar también la comida de el y a Karp no le importaba mientras hiciera sus deberes. Flick por su parte, se aburría un tanto, pues no tenía con quien conversar (Wil, con su “extenso” vocabulario, no era un buen hablante).

-Hey, amo…¿sabe donde esta Zgash?

-No, pero….¡HEA!- Wil le había cogido la pierna a Karp y había abierto sus fauces para morderlo. Karp se desembarazó de el con una fuerte patada en la cara, que lo mandó rodando lejos.

-Flick….¿como venció eso a los mastodontes de Gorck?-

Flick río y vio a lo lejos a Gorck embriagandose.

-…Gruñó y se atizaron entre sí, aterrorizados-

Karp y Flick prorrumpieron en carcajadas. Kag y Sga, que tambien habían sido bapuleados en esa ocasión hicieron caso omiso y atacaron otro jamón.

Al día siguiente llegaron al Yermo, abandonando las montañas. En ese instante, todos se alegraron de ello, pues aquellas colinas y planicies eran mucho más fáciles para avanzar que aquellas empinadas cumbres.

-De aquí en adelante, todo plano- dijo Gorck, que marchaba junto a Karp y sus guerreros. Estaba mal arrimado en su montura, y sus guerreros unos pasos mas atrás tampoco andaban mejor que el. Despedían todos un fuertisimo olor a alcohol.

-Gorck, deberías aprender a beber con más moderación- dijo Karp

-Sabes que la moderación es cosa de maricas-

-esa es la peor excusa que he escuchado para beber de esa manera-

Gorck no le hizo caso. Tenía la garganta pastosa, y Karp le hacía doler la cabeza con sus estupideces.

-Hey, chico, ¿tienes algo para quitarme la resaca?-

Flick le extendío una bota, que Gorck se bebió de un trago, pero le escupió todo el contenido en la cara a Karp. Luego lo miró seriamente y le dijo

-¿Qué clase de monstruo eres que haces que tus guerreros lleven agua?-

Karp estaba bastante fastidiado. Se estrujó la barba y repuso con ira contenida

-es mejor para la deshidratación-

-Bah, bah, bah, si se me olvidaba que tu eras el “estudioso” el “que sabe leer”, disculpa por no estar a tu altura-

-eso no viene para nada al caso-

Pero Gorck no le respondió. Roncaba sonoramente, durmiendo sobre el Kazaak. Karp se alzó de hombros. Que se vaya al carájo, pensó.

En eso llegó Zgash.

-¿Dónde te has estado metiendo estos días?-

-¿Me guardas un secreto Flick?-

-Bueno-

- He estado asiéndome rico-

-¿Como así?-

-Como más, apostando. He logrado una buena pequeña fortuna.-

-¿Qué acaso no aprendiste tu lección de las apuestas?- dijo Kag, metiendose.

-¿y a ti quien te dio vela en este velorio?- Zgash se mostró irritado y apresuró el paso, para alejarse de Flick y Kag.

Bastante pronto el ejército Kanov extrañó las montañas, pues la monotonía de aquella tierra yerma era extenuante. Bueno, esa tierra yerma se llama El Yermo por algo, ¿no?

Avanzaron por días en el Yermo, más, con la igualdad del paisaje tenían la impresión de no avanzar nada y dar vueltas en círculos. Por otra parte, el viento los barría y dificultaba el avance y el sol los calcinaba. En aquella monotonía, los segundos parecían minutos, los minutos horas, las horas días y los días, semanas.

Todos, cansados de marchar, no hablaban más que lo necesario, asiendo la monotonía del viaje aún más exasperante, siendo la única novedad alguna ocasional y estrecha quebrada, que solamente se enteraban de su presencia cuando estaban a punto de caer en ella.

Avanzaban así, casi por impulso, siempre en línea recta. Economizaban el agua, recogida en los manantiales en los pies de las montañas, pues los pocos pozos que se encontraban en esas tierras no serían suficientes para semejante ejército.

Avanzaron así, con la garganta seca y el sol sobre sus cabezas pro un tiempo que les parecío infinito, cuando en una de aquellas quebradas, al asomarse por el borde vieron una aldea. De todas las secas gargantas salió un grito de salvaje alegría. Esa aldea era una promesa de botín y agua a cambio de poco trabajo.

Ni siquiera sus jefes y los Kusyuks pudieron detener a esa turba que se arrojaba sobre la aldea. Los aldeanos, sorprendidos, tomaron sus herramientas de trabajo para intentar una inútil resistencia.

-¡A por los que dios no ama! ¡A por ellos, que son pocos y cobardes!

¡Por la Gloria y el botín!-

La carga fue arrolladora. Los aldeanos, abrumados por la fiereza y la cantidad de enemigos, intentaron deponer las armas o huir, pero de una u otra manera fueron asesinados por los Kanovs, que habían alcanzado un estado de ira berserker.

Una vez acabada la resistencia, empezó el saqueo. Los oficiales y Kusyuks intentaron imponer las leyes en cuanto al botín de una batalla, pero finalmente se dieron por vencidos y dejaron que sus tropas saquearan la aldea a su gusto.

Encontraron en la aldea una taberna con una gran provisión de cerveza y vino, provisión que no es necesario decir, fue por completo bebida.

Después del saqueo y cuando el ejército volvió a partir, para proseguir. Los guerreros estaban alegres y bastante ebrios, cantaban y reían estruendosamente con sus voces ásperas.

Gorck nuevamente se acercó a Karp en la marcha, mientras se alejaban de la arrasada aldea. Estaba por completo beodo, pero al ver una bota de vino que tenía Karp en sus manos decidío que otro trago no le haría mal.

-Mi Güen Amigüo Karp….-

-Mira Gorck, que te hayas tragado ya todo tu vino no es mi culpa, así que

Sueña que te voy a dar-

-pero si la vida es un ensueño-respondió Gorck, con los ojos vidiriosos, mirando un punto no determinado del sueño

-Igual no te doy-

Gorck se hizo el ofendido

-¿Qué? Acaso crees que yo venía únicamente a mendigar un poco de vino?

Yo vine aquí por la buena compañía, ¿no es verdad muchacho?-

Flick lo miró un momento, sin haber escuchado que le decía. Su bautismo de fuego en una batalla lo había dejado sorprendido. Luego, suponiendo que esperaban que hiciera algo, dijo

-Aha-

-¿ves Karp?....Ahora, aprovechando mi estadía pasa pa’ acá esa bota de vino pa’ probarlo.

-Que no.-

-Si solo lo voy a ver…es que quiero ver que conseguiste en el saqueo….-

-No-

- Mira Karp, el anillo de oro puro que me conseguí, no debe existir otro igual en todo el mundo...¿ahora que te mostre mi botín, me dejas ver el tuyo?

Karp no esucho a Gorck, pues examinaba interesado el anillo.

-¿Viste si dice algo adentro?, Mira que una vez leí un libro que decía algo de un anill..”

- verdad que sabes leer….pero yo nos un sabiondo como tú, dime que dice.-

-Algo raro: Miguelito y Alejandra-

-¡Un conjuro! ¡Tíralo!-

-Igual Gorck, mi bota de vino es de una buenísima cosecha y sin conjuros...-

-deja probarla-

- Toma, pero solo tomate un trago-

Gorck le extendió la bota vacía

-Muy tarde-

Siguieron la marcha durante todo el día y la noche, al igual que al día siguiente, pues eran apurados por los Kusyuks a punta de latigazos, yendo a marcha forzada, pues según parecía iban retrasados al punto de reunión y el Gran Kanov de Kanovait no podía fallarles a sus aliados.

Los jintes nuevamente fueron los más favorecidos, pudiendo dormir amarrados en sus monturas, pero a los infantes les fue peor, sin poder dormir ni un instante

Al atardecer, el Gran Kanov se dirigió a sus tropas.

-¡Mis guerreros!¡Solo falta un pequeño tramo para encontrarnos con el otro ejercito para comenzar nuestra empresa!¡Descansaremos cuando nuestros ejércitos se reúnan!

La Batalla

Avanzaron un poco más. No podían ver donde se encontraba el otro ejercito, pues estaban en una hondonada. Se encontraban proximos cuando se dieron cuenta de una serie de malos augurios.

-Buitres….-

Incontables buitres sobrevolaban en círculos el punto de encuentro. El viento sopló entonces en su dirección, trayendo olor a muerte.

Todos se pusieron nerviosos, olvidando el cansancio. Se dispusieron en orden de combate silenciosamente. Los jinetes desmontaron (los Kanovs no luchan montados, a diferencia de la caballería humana, destinando los Kazaak solo a excursiones y ataque spor los flancos) y los Kazaak fueron llevados a la retaguardia.

Cuando estuvieron listos, arrimaron sus escudos y empezaron a avansar en cerrada formación, avansando lenta y silenciosamente. Flick se encntraba muy a su pesar en la primera fila de piqueros, junto a Zgash y los gemelos, mientras que los guerreros de bandas hiban en las segundas y terceras filas.

-Esto no me gusta nada- dijo Flick

-A mí tampoco. Kag, baja tu brazo que apestas-

-Callate Sga-

Finalmente llegaron al borde de la hondonada, pero allí no había ningún enemigo el que combatir. Todos estaban muertos. Regados por todo el campo, yacían miles y miles de cadáveres, tanto humanos como Kanovs y en el centro del campo de batalla se erguía una espeluznante pila de cabezas de Kanovs, con unas cuantas empaladas.

-demonios-

-por todos los dioses-

-dios mío-

Cada uno dijo lo que quiso. No era un espectáculo agradable, y menos con todos aquellos buitres dándose el festín de su vida.

El ejercito del Gran Kanov de Kanovait quedo petrificado un momento, pero rápidamente se cursaron ordenes para buscar sobrevivientes.

Karp y sus guerreros marchaban juntos, deteniéndose de cuando en cuando, cuando creían ver alguna señal de vida.

-Aquí están todos muertos-

-Los pasaron a todos los heridos a filo de cuchillo.

A pesar de no encontrar a nadie con vida, siguieron buscando sobrevivientes hasta bien caída la noche, sin ningún resultado positivo.

Repentinamente, tocaron tambores y trompetas y un clamor rodeó al ejercito Kanov. Bastó con ello para que se dieran cuenta que estaban rodeados. Los Kusyuks empezaron a cursar ordenes para la inminente batalla, y los dispersos en la búsqueda de sobrevivientes rápidamente se reagruparon. Los generales Kanovs decidieron abandonar aquel campo de batalla, donde serían atacados desde la altura he hicieron mover sus tropas a una colina, no muy distante, para aprovechar la altura. Frente a esta pequeña y redondeada colina había una estrecha y profunda hondada, que haría que los enemigos tuvieran que bajar y después subir, cansándolos. Las fuerzas fueron dispuestas en un semicírculo.

-¡A desmontar!¡ lleven los kazaaks detrás de las líneas!

-¡Piqueros al frente!

En medio de aquel estruendo Karp reunió a sus guerreros en torno de sí.

-Flick, tu lleva a los Kazaaks detrás de nuestras líneas de batalla y tenlos listos para un eventual escape-

Gorck, que se había acercado con sus guerreros, asintió, pero los gemelos y algunos de los guerreros kanovs novatos de Gorck empezaron a quejarse de que aquello parecía un acto de cobardía.

-No es cobardía, es sentido común, y si se da la orden de escapar, se cumple. Cobardía es abandonar el campo de batalla antes que se ordene- repuso Karp

Gorck le dijo a uno de sus guerreros, un miedoso muchacho humano, que acompañara a Flick y cuidara de sus Kazaak. Una vez que partieron los dos muchachos, los Kanovs cogieron sus pesadas lanzas y escudos y se pusieron en la primera fila. Aún con aquella oscuridad, sabían que el enemigo era superior numéricamente, pues los había podido rodear y derrotar antes a otro ejercito de igual tamaño que el suyo. Apretaron sus picas y verificaron si sus armas de mano estaban prestas a ser desenfundadas. Esperaron el ataque durante toda la noche, listos para la batalla, a pesar de la anterior marcha forzada.

Toda aquella noche, pasaron en vela, escrutando la oscuridad. Los enemigos habían encendido fogatas alrededor de sus poscisiones y deambulaban cerca de ellas. Llegaron a sus oídos las letras de unas canciones y el olor de viandas asadas.

De las filas Kanovs, comentaban:

-Malditos…. Ya celebran su victoria de antemano.-

-Una de las formas más estúpidas de perder una batalla es infravalorar al enemigo-

-Los humanos son seres inferiores-

-¿escuchaste lo que dije?-

-¿acaso importa?-

Cuando amaneció, el ejército estaba agotado por la noche en vela y vieron desagradados que estaban rodeados por un colosal ejército, que debía de triplicar el propio.

Los humanos levantaron sus coloridos estandartes, viéndose hondear en el cielo torres, dragones, osos y leones rampantes, caballos en fondo de oro y plata, tréboles verdes y cruces rojas como la sangre.

-¿es idea mía o vamos a pelear contra todo el resto del mundo?- dijo Kag

- no, solo contra todos los humanos- respondió uno de los mastodontes de Gorck. Karp y Gorck, hombro con hombro y enarbolando pesadas lanzas, enumeraban las naciones que veían.

-Purpurian….Botanios, Sargonicos, Degolandeses….-

-Caballeros de la Orden de Trébol, La Cruz, Tardos, Uncle-

-¿Quiénes son esos con las cruces en fondo naranjo?-

-Guardia obispal… ¿conoces esos pendones?-

-Parecen de nobles, no de naciones-

-Tenemos a todos los reinos humanos occidentales aquí a la vista-

-Faltan los Vakkustas-

Los humanos, ya dispuestos en interminables filas que los rodeaban por los cuatro flancos, tocaron sus tambores y elevaron sus armas. Los Kanovs, como retándolos, golpearon sus escudos y gritaron con sus asperas voces un grito de guerra que ocultó todos los demás ruidos.

Los ejércitos humanos, atemorizados, apretaron sus columnas y se dispusieron en formación cerrada.

Karp y Gorck seguían jugando a reconocer los pendones cuando de repente Karp reconoció uno en especial….

-Gorck…ese estandarte no es…..- recordó aquella antigua batalla- ¡Demonios!

¡Arqueros de tiro largo Sargónicos!-

Empezó a gritar la advertencia, que todos se pasaron rápidamente la advertencia.

-¡Arrimar escudos!- ladraron los Kusyuks.

Estaban arrimándose, cuando se ensombreció el cielo por las flechas arrojadas por los reconocidos arqueros de elite de Sargos. Las flechas volaban zumbando y caían en medio de las filas Kanovs, atravesando los escudos ligeros y armaduras de cuero como si nada.

-¡ESTO NO QUEDA ASÍ!¡AQUEROS; PREPAREN!- gritó el Gran Kanov, mientras los arqueros Kanovs preparaban sus pesados arcos de tejo, colocándolos en posición y a una orden dispararon sus flechas incendiadas sobre las huestes enemigas, provocando gran confusión en estas, pues se creían lejos de su alcanze, pero habían olvidado el factor altura y viento, que empezaba a soplar con fuerza.

Los Arqueros de Tiro Largo Sardónicos dispararon varias veces, pero el fuerte viento del Yermo hacía que sus flechas quedaran cortas, mientras que las Kanovs alcanzaban las filas propias justo, pues aunque sus arcos eran inferiores, el viento los favorecía.

-Una muestra más de quienes son los que dios no ama- río algún Kanov en las filas. Los humanos decidieron entonces acabar con esto y con una orden argaron en filas apretadas los espadachines, piqueros y jinetes, mientras sus arqueros disparaban nuevamente, pero las flechas caían por el viento en medio de sus propias fuerzas.

Los Kanovs apretaron sus lanzas y empuñaron las hachas.

-¡Firmes!¡ Aniquilad a aquellos a quienes dios no ama!- gritó una voz autoritaría en las filas Kanovs, mientras los humanos cargaban a la orden de

-¡Cargad, por la gloría de dios, cargad sobre los infieles!-

Los humanos se acercaban corriendo a toda velocidad. Cuando estaban a unos 15 metros, su carga fue sorprendida por los Kanovs, que lanzaron sus hachas, jabalinas y cuchillos. Los humanos, que al correr habían olvidado sus escudos, fueron diezmados y se detuvieron un momento, momento suficiente para que los Kanovs lanzaran una segunda andanada de proyectiles, que hizo sucumbir aún a más enemigos. Los humanos, dandose cuenta que su demora favorecía más a sus enemigos, cargaron nuevamente.

Las olas de guerreros humanos se estrellaron contra el muro de lanzas y escudois formados por los piqueros Kanovs. Desesperados, se lanzaban sobre las lanzas, consiguiendo solo ser atravesados, y si lograban acercarse eran rechazados con machetes y hachas, pero la superioridad numérica se hizo sentir. Lograron, a un enorme costo, hacer que los Kanovs abandonaran las lanzas y pesados escudos pro la presión, pero los Kanovs desenvainaron entonces sus machetes y hachas de combate, arrojándose a la lucha cuerpo a cuerpo. Humanos y Kanovs quedaron entonces enzarsados en un confuso combate. La sangre teñía las armas y la tierra, los heridos gemían y los que morían lanzaban su último grito. Los muertos y heridos caían, apilándose.

-Maldita sea, esta batalla está perdida-

-Si Karp, ¡Una masacre!-

Aquel intercambio de palabras entre Karp y Gorck se dava en medio del fragor de la batalla, mientras Gorck partía con un solo golpe de hacha a un infante enemigo y Karp se desembarazaba de otro más. En su mirada, a pesar de las palabras, se podía ver que no había ninguna falta de desición ni ganas de abandonar la batalla. Estaban en medio de aquella sed de sangre, frenesí de la batalla propio de los Kanovs.

-Mejor vayamos a buscar a los Kazaak amo- sugirió Zgash, que disparaba su arco a distancias mínimas, barriendo a los enemigos, mientras peleaba además con un machete recogido de un muerto. Karp lo escuchó, pero lo ignoró. Aún flameaba el estandarte de su líder, aunque ya habían sido retirados los del Gran Kanov y otros líderes, muertos o que se retiraban o intentaban hacerlo a través de las filas enemigas.

Otro estandarte Kanov fue izado, y luego otro, otro y otro. 10. 9. 7. 3. 2. Finalmente, solo quedaba en píe, flameando orgullosos el estandarte del líder de Karp. Después de combatir hasta el atardecer, los humanos se retiraban por el momento, agotados. Era la septima vez que lo hacían, y siempre los que volvían lo hacían frescos, mientras los Kanovs cada vez se agotaban más. Con la respiración jadeante, Karp y Gorck se sentaron en el suelo, espalda con espalda. Los gemelos estaban un poco más haya, rendidos por la batalla, pero aún listos para seguir peleando. Zgash por su parte recogía todas las flechas intactas que podía y las metía en los tres carcaj sacados a los cadáveres. En el campo Kanov, aún quedaban unos 1.000 guerreros, que como ellos, estaban al máximo del cansancio, pero dispuestos a seguir la batalla.

-¿Y que pasa?¿cuando vuelven?-

-Tal vez se retiraron- dijo Kag, esperanzado

-no tendría sentido-repuso Zgash- esta batalla ya la ganaron.

Entonces escucharon relinchos de caballo. Se miraron entre sí.

-La caballería-

-se la reservaron para el último momento-

Miraron los sobrevivientes, en torno de si. No eran más que un puñado, comparado con como estaba conformado el ejército al inicio del día. Estaban agotados, las armas melladas y las lanzas rotas, y ahora los humanos les iban a lanzar sus tropas de elite.

Karp decidió ir a hablar con El Kanov. Fue a su estandarte, donde estaba su líder, que era vendado en la cabeza por su amanuense.

-Saludos Karp. Veo que sigues vivo-

-usted también al parecer-

-si, se necesita más que unos cuantos campeones humanos para derrotarme.-

-usted es el máximo líder que queda ahora….quisiera preguntarle…¿escuchó a los caballos relinchar? ¿Qué hacemos?

-Pues creó que es hora de partir. Nada podremos hacer ahora contra la caballería humana-

-Entendido señor-

-Dile a los demás-

-Señor-

Karp se alejó de El Kanov y comunicó a gritos que se prepararan para la retirada.

Gorck se acercó y le preguntó:

-¿nos vamos?-

-Si, esperame eso si para darle a todos la noticia.-

-Ah, vale-

Cuando Karp terminó de comunicar la noticía, ya se escuchaba como los caballeros humanos se acercaban al galope. Fue trotando a donde devía encontrarse con sus guerreros y Gorck, pero este ya se había ido.

-Sería bueno que una vez en su vida este me esperara- pensó para sus adentros.

-Hey, Kag, Sga, Zgash, rápido que ya llegan-

Fueron corriendo a todo lo que podían donde habían quedado los Kazaak.

Ahí la batalla no había sido tan dura, pues en los humanos pensaban que primero debían derrotar a los guerreros y no a los caballerizos (o Kazakerizos, pero que más da).

Encontraron a Flick, que arreglaba todo para una rápida partida. Tenía una mala venda en la frente, empapada de sangre. Ahí estaban Gorck y sus guerreros, sobre sus Kazaaks.

-¿ves que te esperé esta vez Karp?-

-hurra, que bien por ti- Karp se subío de un salto en su Kazaak

-ahora a volar-

-¿A dónde?-

-Cada uno a su casa, o sea en grupos separados, a ver si no nos siguen-

-Bueno, te acompaño-

Partieron a toda velocidad, justo en el momento que los caballeros humanos ya cargaban sobre ellos. Los Kazaaks, mucho más ligeros que los caballos de guerra ataviados y cargando a sus caballeros en armadura, lograron dejar a sus perseguidores atrás, pero la parte más difícil venía por delante, pasar por entre las filas enemigas.

Se acercaban a toda velocidad, pero en vez de ver apretadas filas de soldados humanos, vieron unos pobres diablos, acalorados, heridos y cansados después de aquella batalla, rendidos de cansancio, que ni siquiera intentaron detenerlos. Lo unico que hicieron fue quitarse de enfrente para no ser atropellados.

Los Kanovs se miraron sorprendidos entre sí. Ellos habían estado despiertos tres días y peleado en aquella batalla durante todo el día, estando terriblemente cansados pero aún con energía, mientras que aquellos soldados solo habían peleado un rato, pues fueron reemplazados por sus amigos, y a pesar de eso estaban completamente rendidos.

Bueno, era su problema. Mejor para ellos, pensaron.

Cabalgaron un buen trecho, seguidos a lo lejos por un grupo de jinetes, que poco a poco fue quedando atrás hasta no verse por la oscuridad de la noche, pero sabían que continuaban la persecución. Lo que hicieron, fue, aprovechándose de aquella noche sin luna, desmontaron he hicieron que sus Kazaak se echasen al suelo, sin hacer ruido. Al rato pasaron casi a su lado sus perseguidores, unos caballeros en brillante armadura, sin verlos por la oscuridad. Después de un ratop que pasaron, decidieron volver a ponerse en movimiento. A pesar del cansancio, avansaron, consientes que a los heridos de la anterior batalla los habían pasado a filo de cuchillo, si los alcanzaban no hiban a correr una suerte muy distinta. Avanzaron así sin rumbo especifico, dormitando en las monturas de los Kazaak, en una noche sin luz de luna.

* * *

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1 Comments:

Anonymous Anonymous said...

me encantó el comienzo de este cuento, tienes que informarme porqué pelean entre si con los humanos y que fin tiene esta historia, sigue por favor, está entretenida.

3:49 PM  

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